CAPÍTULO 33
No soportaba el horrible olor a alcohol etílico del hospital, ni el constante correteo de los doctores y las enfermeras. Tenía un horrible dolor de cabeza y el estómago me punzaba. Sabía que no estaba enferma, simplemente me sentía extremadamente ansiosa.
"Voy a ir afuera" le dije a mamá.
"Quédate" me dijo mamá con una voz firme "es lo mínimo que puedes hacer"
Mamá no había derramada ni una lagrima. Se mantenía seria en espera de que los doctores nos permitieran llevar el cuerpo de papá a la funeraria.
Yo de igual forma no había derramada ni una lagrima. Pero si me sentía culpable, culpable de no haber visto a papá antes de morir.
Mamá me dijo que a papá le había dado un pre infarto. Lo trajo al hospital y cuando estaban a punto de internarlo le dio un infarto y murió al instante. Fue tan fugaz y rápido, que ninguno de los doctores pudo hacer nada para salvarlo.
"Espero que puedas ayudarme con los gastos de la funeraria. Sabes que tu papá y yo no teníamos mucho ahorrado"
"Yo voy a pagarlo" ya tenía planeado hacerlo desde que me dio la noticia.
Los doctores salieron y nos permitieron llevar el cuerpo de papá.
De camino a la funeraria no podía dejar de ver a papá en mi cabeza. Imágenes y momentos con él se repetían una y otra vez. Me dolía, era algo palpable para mí, pero lo que más me dolía era saber que todos los momentos con el nunca fueron felices.
Una sola lagrima roda de mis ojos. La limpie rápidamente.
Mamá me dice que desea descansar antes de que comience el acto de velación, por lo que me deja a mi sola para hacer todos los preparativos del funeral.
Corro de un lado al otro llenando papeles, eligiendo el ataúd para papá, llevando ropa a la funeraria para que preparen el cuerpo.
Al finalizar todo, me meto al carro y tomo un respiro. Estaba agotada, no físicamente, sino mentalmente.
Fui a casa y me preparé para ir al funeral. Me bañe rápido, me coloque un vestido negro recto y zapatillas bajas.
Fui por mamá a casa para ir juntas al funeral.
Ahora si pude notar sus ojos hinchados y cansados. Había llorado.
Poco a poco la sala donde velábamos a papá se fue llenando. De familiares, amigos, conocidos. Todos vestidos de negro lamentado el fallecimiento de papá. Todos tenían cosas buenas que decir de él, yo solo asentía y les daba las gracias por estar presentes.
Me tome un momento para descansar. Me senté en un sillón retirado y recosté mi cabeza. Escuche alguien caminar hacia donde yo estaba. No abrí los ojos, sabía que era mamá por el olor a su perfume.
"Espero que te sientas culpable" me dijo sollozando "tu padre falleció, sin que tú le agradecieras todo lo que te dio"
Sabía que mamá me molestaría con eso, pero no necesitaba decírmelo. Ya me sentía lo suficientemente mal como para que mamá me lo recalcara. Sé que hice mal en no visitarlos.
"Te dio todo y tú ni pensaste en visitarlo una vez siquiera, mal agradecida"
No lo soporte y comencé a llorar "mamá, por favor no necesito esto"
"No merecías a un padre como él" me tapo la boca para evitar que mis sollozos se escuchen en toda la sala "no lo merecías"
Estos eran los momentos en lo que me hubiera gustado tener una máquina del tiempo, cambiar un par de cosas y evitar este martirio. Pero supuse que este era mi castigo.
ESTÁS LEYENDO
Cuestión de decisiones
Genç KurguPara Natalia Santiago todo lo que la rodeaba era detestable. Odiaba el colegio, socializar, las tareas y la gente feliz. Ella creía que no había nacido para ser feliz, ya que nada feliz o emociónante sucedía en su vida, y vivía en un perpetuo ciclo...