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La vida de un médico es extraordinaria solo si llevas la carrera por vocación, sino, es un abismo de más de diez años llenos de libros, crisis, prácticas, llanto, residencias, estrés y café, mucho café.

Y aunque lleves la vocación en la sangre, todo lo demás sigue en tu lista.

Megumi comenzó la carrera nada más al terminar el bachiller con diecisiete ㅡcasi dieciochoㅡ, porque ¿Qué podía salir mal?

La respuesta era que muchas, muchas cosas podían salir mal.

ㅡ Dos americanos y un latte, por favor.  ㅡ Pedido habitual, ningún acompañamiento para las bebidas y tiempo contado.

Desde el comienzo tuvo que despedirse de su escasa vida social, después de su familia ㅡno estaba tan disgustado con esto, declarenlo culpableㅡ y por supuesto que también acompañó hasta la puerta a su salud mental.

Aunque ya pasó esa página, ahora Megumi es un médico joven, uno que aún tiene años de estudios encima, una vida ㅡun pocoㅡ más resuelta, dos caninos leales que le alegran los días y amistades escasas, pero sinceras.

ㅡ ¡Apura el desfile, Megumi! ㅡ El grito y la mano agitandose en el aire le obligan a apretar los labios.

Sí, quizás deba cuestionarse el volver a abandonar su vida social, ya que donde un extrovertido vería una catástrofe, él solo ve oportunidades de librarse de esas catástrofes.

Alcanza la mesa que eligieron las víboras, deja las bebidas correspondientes frente a cada una y se replantea tomar el suyo y huir, más cuando alza la vista para encontrarse con su teléfono en manos de la víbora mayor.

ㅡ ¡Te dije que ese bombero te comía con la mirada! ㅡ Ni siquiera espera que se siente y agarre estabilidad, ella solo ataca sin reparos. ㅡ ¿Ves, Maki? Nunca me equivoco.

ㅡ Deja de gritar, Nobara. ㅡ Maki dice, tomando un sorbo de su americano, y aunque aparenta estar tranquila y al margen, Megumi conoce a su prima, ella quiere saber tanto como pueda del nuevo chisme.

ㅡ No sé de qué mierda estás hablando. ㅡ Mentira, Megumi sabe perfectamente de lo que habla.

Es costumbre que Nobara use su teléfono cada que tengan oportunidad y a él no le molesta, la chica siempre dice que su cámara es mejor que la de ella, así que es seguro que estuviera vagando por su instagram, probando filtros y curioseando por las cuentas de animales que sigue.

Nada raro ni fuera de su rutina, solo que Megumi olvidó al chico que decidió seguirle la noche anterior.

Ahora no podría olvidarlo ni aunque quisiera, no con Nobara hostigandolo con historias sacadas de los clichés más clichés.

ㅡ Sabes bien de quién hablo, idiota. ㅡ Muerde, sacudiendo el teléfono frente a sus ojos, una sonrisa escalofriante se extiende por sus labios de melocotón. ㅡ ¡Hasta te buscó en instagram! Es lindo, aterrador, pero lindo.

Ella suspira, totalmente enamorada con la novela personal que jura que Megumi está viviendo.

ㅡ ¿Quién lo siguió en dónde? ㅡ Maki pregunta, batiendo sus pestañas con inocencia al darle una mirada a su primo. Megumi ve la maldad brillando en los orbes de jade.

Está por abrir la boca, decir que nadie y que dejen de hacer un escándalo o van a echarlos de la cafetería, pero Nobara contesta antes que él.

ㅡ Un bombero sexy. ㅡ El tono es sugerente y obliga a Megumi a rodar los ojos. ㅡ Se le fueron los ojos cuando vió a Megumi en el hospital.

ㅡ No se le fueron los ojos. ㅡ Él murmura, deslizando sus dedos por el plástico caliente.

Pero Megumi sabe que es inútil insistir, Nobara ya estaría en la mitad del libro, paseándose entre fantasiosas citas y preparando la boda en el palacio de párrafos.

F i r e  f o r c e  || ItaFushiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora