Capítulo veintiocho.

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—Tu... ¿Tu familia?—consigo preguntar a pesar de mi consternación.

Él no me ve a la cara, parece hasta avergonzado por tener que admitirlo. Y no puedo evitar sentirme todavía más confusa. Estoy intentando con todas mis fuerzas no llenarlo de preguntas, pero es más fuerte que yo.

Siento mi pulso acelerarse y mis manos se aferran al barandal con tanta fuerza como si estuviera a punto de caer al vació.

—Si—suspira—Su padre es hermano de mi padre, así que...

—Son primos. ¿Porqué no me habías dicho nada?

—Porque cuando Loan me contó esa noche acerca de ti, y de quién estaba detrás tuyo, no pude creerlo—confiesa. Tiene el semblante serio y cuando me mira a los ojos, sacude la cabeza—Yo... Yo no quise reaccionar de esa manera al tratarte así, ¿sabes? Es que no... No podía creerlo, simplemente. Cuando Loan me lo dijo, resultó ser como un balde de agua fría. No quise creerte, por eso dije lo que dije, pero cuando te fuiste y supe que la había cagado, sabía que había sido un idiota...

Frunzo el ceño.

—No digas eso, tuviste miedo.

Niega con la cabeza.

—El miedo no tiene nada que ver con actuar como un imbécil.

—No, pero lo entendí, Max. Pude haber puesto en riesgo todo lo tuyo, y tenías...

—¿Razón?—me corta. Suelta una sonrisa carente de humor. No sé en que momento el clima se ha puesto tan tenso—No, no se trata de dar la razón, se trata de... —hay un momento de silencio. No digo nada, solo espero a que tenga las palabras para seguir hablando y cuando respira hondo, continua:—Estamos unidos por una misma sangre pero distan de ser mi familia. Los conozco, y al saber que el tipo que te había hecho tanto daño, era el mismo que también llevaba mi sangre, supe que tenía que tenerte lejos. No me malinterpretes... No porque tuvieras algo malo. No, tú no tienes nada de eso...

Parpadeo, un tanto confusa. Intento comprender también su dolor, porque pese a que está queriendo mostrarme su parte fuerte, no lo está consiguiendo del todo. Y eso en sus palabras se nota.

—¿Qué es lo que sucede?—murmuro.

Me acerco un poco más hacía su cuerpo y apoyo mi mano en su brazo, queriendo intentar hacerle sentir que está bien. Que no tiene que decirme nada si no quiere.

—Hace cinco años estuve casado—dice, en un tono de voz tan bajo que apenas es audible. Se me estremece el cuerpo y la respiración se me corta. Evita mi mirada—La conocí en la universidad un año después de conocer a Loan. Se llamaba Lily y era... Era encantadora, realmente. Por esos años la relación con mi familia todavía estaba bien, y casi todos los sábados, nos reuníamos a almorzar en mi antigua casa. Para ese tiempo yo casi no vivía allí pues me había mudado a la ciudad y estaba empezando a ejercer en la empresa, así que luego de unas cuantas citas y unos meses saliendo, la invité...—traga duro. Sus facciones se endurecen—Ese día también vinieron ellos. Nunca... Nunca he podido llevarme bien con Jack, ¿sabes? Pero siempre intenté evitarlo lo más posible, aún así eran pocas veces las que cruzábamos palabras y con Eric... Eric nunca fue una persona normal al final.

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