¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Paso dos
Esto será un desperdicio si no puedes llevarme hasta la meta final"
-Aún no ha venido, seguro que ahora se está riendo de mí con sus amigos- Asegura un triste Namjoon, con la nariz roja enterrada entre un montón de pañuelos rosas con dibujos.
El chico lleva esperando por su mayor más de dos horas para ver su película favorita de Barbie con él, como había prometido. Pero Seokjin no dio señales de vida.
-Hyung, ¿dónde estás?- Pregunta por milésima vez en la tarde el menor, abrazando a Ryan, su peluche favorito. Hace un rato largo desde que la película terminó, al igual que la tarrina de helado de chocolate que había comprado para que los dos la degustaran, sin nada raro añadido por si al otro no le gustaban sus combinaciones. Su pijama, el mejor que tenía- por eso se lo había puesto- está totalmente arruinado, con rastros de lágrimas y chocolate por toda la camiseta en la que antes se podía ver un gran unicornio rosa claro. Y, al igual que la ropa, su bello rostro estaba decorado con grandes ríos de lágrimas y máscara de pestañas, la sombra de ojos hace tiempo que se difuminó para dar lugar a dos manchas rosas horrendas al rededor de sus ojos y el pintalabios se emborronó entre la barbilla. Un completo cuadro.
Cuando le empezó a doler de más la cabeza debido al llanto, decidió que era mejor irse a dormir. Tiró el envase del postre, cambió el pijama, se lavó la cara y, al meterse entre las suaves mantas, llamaron a la puerta.
-¿Namjoon?
-¡Seokjin!- Abrió la puerta de su cuarto rápidamente y cuando lo tuvo en frente le dio un golpe en la cabeza con su almohada de Sailor Moon-. ¡¿Dónde estabas?! ¡Me dejaste plantado, Kim Seokjin, te odio!- . El moreno siguió pegando al rubio con el objeto mientras comenzaba a maldecirlo y a llorar como un descosido. Jin, en un intento de tranquilizarlo, agarró con delicadeza ambas muñecas y, con gentileza, lo empujó a su pecho. Soltó sus manos y envolvió las suyas en la cintura contraria, dándole caricias a ésta.
-Perdóname, Nammie, tengo una buena explicación para darte- Le susurra en el oído derecho, reposando su cabeza en ese lado de sus hombros. El moreno se cruza de brazos, haciéndose el enfadado.
-Espero que sea muy buena.
-No te enfades, cariño, me mandaron hacer horas extra en el trabajo y no te pude mandar un mensaje porque no tenía batería- Acaba dando suaves besitos en la piel expuesta del pequeño, que suelta tiernas risitas pero cuando se da cuenta de ello vuelve a ponerse serio, haciendo adorables pucheros.
-¿Pero no podías llamarme por el teléfono de la empresa?- Namjoon se gira, encarándolo. Jin está tentado a besarlo.
-¿Me matarías por no saber tu número de memoria?- Ríe cuando el otro comienza a darle mini puñetazos en el pecho, sin hacerle daño.
-No sabes la de tiempo que he estado llorando, esperando por ti. Pensaba que te estabas riendo de mí y que no me querías- De impotencia, Namjoon estalla en llanto de nuevo, esta vez entre los brazos de Seokjin, que se sentía demasiado culpable por hacerlo llorar.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Ahora la pareja, todavía no declarada como una, se encontraba abrazada mientras un capítulo de Winx era retransmitido en el televisor.
-¿Sabes? Estos dibujos no están tan mal- Reconoce el mayor. Éste estaba abrazando por la cadera a Namjoon, que veía con entusiasmo la serie.
-Claro que no, son los mejores- Dice, desde el regazo contrario.
Al final, Seokjin fue perdonado, después de prometerle al menor que iría con él de compras y pagaría todo lo que él quisiera.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
-De verdad que lo siento mucho, Joonie, no era mi intención- Repetió por millonésima vez.
-Ya está, Jin, déjalo. Pero nunca lo vuelvas a hacer. Si no puedes llevarme hasta el final, si no puedes quedarte conmigo hasta que seamos viejitos, hasta que acabe tu prueba, mejor date por vencido.
-Namjoon, sabes que nunca me cansaré de ti. Voy a estar contigo hasta que nuestra vida acabe.
Y después de una larga sesión de abrazos y cosquillas, los dos quedaron profundamente dormidos, felices de tenerse al lado para velar sus sueños.
"¿Podemos ser tan sólo honestos?
Estos son los requisitos.
Si crees que puedes ser mi verdadero y único amor.
Será mejor que prometas amarme.
Y, maldición, si llegas a joderme romperé tu maldita cara."
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
