−Mi nombre es Martina Stoessel, pero me puede decir Tini, señor− sonrío tendiéndole la mano.
−Señorita Stoessel, bienvenida− dice con desgana sin apartar su mirada de la computadora.
Confundida bajo mi mano.
−Espero que no vuelva a venir con esa rid...
Advertencia: este capítulo contiene escenas no aptas para todo público.
Sé perfectamente que este aviso no les detendrá de leer, pero se debe poner igual Xd.
Si no quieres leer la escena erótica, saltéate lo que está entre los separadores rojos (en el primero comienza y en el último termina)
Dicho eso, disfruten 🔞
﹋﹋﹋﹋﹋﹋﹋﹋﹋﹋﹋﹋﹋ Pov Omnisciente.
–¡No debió besarme! ¡No debe actuar así conmigo y mucho menos se tiene que volver a repetir esto!– comenzó a caminar en círculos por la oficina.
–¿Por qué?
Martina lo mira con obviedad, preguntándose mentalmente cómo es posible que el hombre frente a ella sea el mismo amargado que conoció en su primer día.
–¿Por qué? ¡¿POR QUÉ?!– da grandes zancadas hasta llegar más cerca de él, mirándolo con rabia –La pregunta correcta es: ¿Por qué me tiene encerrada acá?
–Ya le dije– responde con simpleza.
–¿Qué es lo que quiere de mí?
–Si no quiere que actúe como lo hice hace rato, no me haga responder esa pregunta– sonríe con gracia.
El comentario fue suficiente para que toda la paciencia de la chica se desmoronara, todos aquellos sentimientos que ocultaba explotaron en un segundo.
–¡AGH!– molesta lo comenzó a empujar –¡LO ODIO! ¡ODIO SUS CAMBIOS DE HUMOR! ¡ODIO QUE SEA TAN CABALLEROSO PERO MALEDUCADO A LA VEZ!– grita golpeando el rígido pecho de él –Y ODIO QUE POR SU CULPA AHORA MI EX ME ODIE ¡CREE QUE SOY UNA CUALQUIERA!
Sin sentirse lastimado por las palabras, Robert toma de las muñecas a Martina y la inmoviliza contra el escritorio al posicionarse sobre ella.
–¿Sabe qué es lo único que odio yo?
La incómoda posición en la que se encuentran además de apaciguar la ira, le imposibilita su movimiento, por lo que Tini se limita a negar.
–Que no me rechace– susurra, la sujeta con una de sus manos y la otra la dirige hacia el borde de su falda, que se había levantado entre el forcejeo.
–Estoy tentada hacerlo– habla entre dientes, desafiándolo con la mirada.
–Hágalo. Así tal vez se me quite el deseo que le tengo...O al menos pueda lograr reprimirlo.
–Señor Pattinson...Por favor déjeme.
Tragando saliva con dificultad cerró los ojos. Su mente le decía que parara, que corriera y escapara; pero su cuerpo la estaba traicionando. La respiración agitada junto con la falta de resistencia que ahora estaba teniendo, fueron suficientes para saber que lo que salía de su boca era una súplica falsa.
–Recháceme y la dejo en paz– soltó sus manos sin distanciarse aún.
La ira regresó y por dentro se maldijo, estaba cambiando de humor justamente como lo hacía su jefe.
–Idiota.
–Es demasiado orgullosa para admitir que quiere lo mismo que yo– alega ignorante nuevamente a las groserías.
Frustrada y ya sin poder negarlo más lo tomó del cuello de la camisa, acercando su rostro al de ella para después besarlo con pasión.
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