capitulo unico

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Las luces del patrullero era lo único que iluminaba la habitación, la sirena no dejaba de retumbar en sus oídos aislándolo del resto, no escucho cuando unos hombres se le acercaron y lo levantaron del suelo con cuidado, una mujer con una voz amable le háblala, pero no lograba entender que decía era como si hablara en una lengua totalmente extraña y desconocida. Le colocaron una manta sobre sus hombros y lo subieron al auto, pero nadie parecía prestar atención a sus manos, antes limpias, blancas, pulcras, ahora, cubiertas de sangre.

Su mente funcionaba por flashes, todavía no lograba entender que es lo que había pasado, como había terminado todo tan mal.

Las escusas fueron la primera alerta, llegadas tardes, salidas a escondidas, cada vez parecía que le ponía menor empeño en esconderlo, repuestas vagas y evasivas cuando le preguntaba en donde había estado en todo el día y porque no le respondió a sus llamadas. Pero Ron tampoco quería ser esa pareja que controla o revisa, de verdad quería confiar en Harry, de verdad lo intento, por varios meses ignoro sus llamadas misteriosas, que pasara días enteros afuera y volviera sin ningún tipo de explicación a altas horas de la madrugada, su actitud distante. Cuando Harry volvía a casa ya no había ese amor, ese cariño, ya no había más caricias y mensajes de buenos días, no había más desayunos sorpresa los domingos, de hecho, había días en donde él no le dirigía ni una sola palabra y simplemente se quedaba recostado en el sillón sin siquiera dirigirle la mirada.

Ron ya estaba cansando de la situación, Ginny trataba de calmarlo, le decía que seguro solo era el trabajo que lo tenía a mil por hora y lo desgastaba, que seguro solo él se estaba haciendo la cabeza porque Harry lo amaba más que nada en el mundo. Y ron de verdad quiso creerlo, se convenció a si mismo que el trabajo intenso en el ministerio lo traía exhausto y sin ganas de hacer nada.

Ron lo amaba, lo amaba como nunca antes había amado a alguien, no quería dejarlo, no podía hacerlo. Estaba seguro que solo sería cosa de un momento o que solo eran exageraciones suyas, pero nunca se imaginó que podría haber terminado como termino.

El día que Harry llego borracho a la casa a las seis de la mañana fue el quiebre de toda esa estabilidad que se había obligado a mantener, que se había obligado a creer.

Le saco la ropa sucia impregnada de alcohol en ella, pero cuando retiro la remera se quedó helado, se cayó esa falsa realidad que se había inventado, esa ilusión que había tapado aquellas ideas que venían de hace meses. Su torso estaba repleto de marcas, marcas que él no había hecho. Lo tapo suavemente con la sabana, no quería despertarlo.

Se encerró en el baño y se sentó apoyándose contra la puerta, con la cabeza entre sus manos no pudo aguantarse más tiempo las lágrimas, la realidad le cayó como un baldazo de agua fría, todo aquello que había estado negando era real, no eran invenciones, Harry, SU Harry, lo estaba engañando, era tan obvio, todo el tiempo estuvo frente a sus narices.

No podía creer que el mismo Harry que hace cinco años atrás le había propuesto matrimonio en un estadio de Quiddich repleto de gente, hoy sea el mismo Harry, no podía entender que había hecho mal, ¿porque simplemente de un día para otro dejo de quererlo? ¿Por qué todas las personas que amo tenían que abandonarlo? ¿tan mal persona era acaso que no merecería ser amado, que no merecía ser feliz?

No supo en qué momento se logró dormir, pero al despertar seguía en el baño, tenía los ojos rojos e hinchados, le dolía la cabeza. Harry todavía no despertaba.

Se fijó la hora y ya eran las dos de la tarde, ya era demasiado tarde para ir a trabajar. Preparo un pequeño almuerzo para los dos y el otro plato lo dejo dentro del microondas para que no se le enfrié demasiado, de seguro ya despertaba dentro de un rato. El dolor de cabeza lo estaba matando, pero solo encontró una pastilla y supuso que Harry tendría resaca por lo que necesitaría aún más ese remedio, después podría salir a comprar más.

Unos pasos pesados se escucharon del otro lado de la sala, arrastrando los pies Harry entro a la cocina, y tal como lo había previsto tomo el analgésico. Las ojeras eran notables en su rostro, este estaba completamente demacrado como si hubiera pasado dos noches sin pegar un ojo. El no hizo mención alguna de la noche anterior, ni tampoco de las marcas que llevaba en su cuerpo, y por supuesto, Ron tampoco dijo nada al respecto.

La noche anterior a la catástrofe Ron había estado trabajando todo el día, no había podido poner un pie en su casa desde la madrugada, había un problema muy grave dentro del ministerio que había alborotado a todos. Cuando finalmente termino su jornada y tuvo permiso de volver a su casa estaba exhausto, lo único que quería era llegar rápido para poder comer algo rápido e irse a dormir, pero sus planes se vieron interrumpidos cuando llego y no solo se dio cuenta que Harry estaba allí, sino que además no estaba solo.

Al entrar lo primero que se encontró fue ropa desparramada por todo el suelo, el sillón estaba dado vuelta y se podía oler un fuerte olor a humo en el ambiente, había botellas vacías tiradas sobre la mesa y dos copas que reposaban a medio tomar.

Subió las escaleras lentamente y con cada paso que daba el ruido se hacía más claro, sabía que encontraría detrás de esa puerta, pero no estaba preparado para verlo, ni mucho menos aceptarlo. La abrió sin delicadeza alguna, pero ellos no fueron los únicos que se llevaron una sorpresa, Ron nunca se había esperado que la persona que estaba con Harry sea nada más ni nada menos que su propia hermana.

Los gritos no se hicieron esperar, Ginny salió rápidamente de la habitación a medio vestir con unas lastimosas suplicas y lamentos en su boca, palabras que pasaron por alto por Ron ya que nunca sería capaz de perdonarla. Harry en cambio se quedó sentado sobre la cama sin atreverse a mirarlo a los ojos.

El pelirrojo se acercó y le dio tal cachetada que le dejo la mejilla completamente roja y adolorida por unos cuantos segundos, lo miro sin expresión alguna en su rostro y sin decirle una palabra lo dejo solo en la habitación y bajo a la sala. Harry no tardo muchos segundos en seguirlo, teniendo la decencia de bajar con la camisa puesta.

Ron estaba llorando, no supo en que momento había flaqueado su cordura, pero estaba completamente roto, cuando Harry coloco una mano sobre su hombro lo saco de un fuerte empujón que lo dejo en el suelo, los gritos volvieron, el llanto no paro, pero las palabras que salieron de su boca le dolieron más que cualquier otra cosa.

Que la persona que más amaba le haya dicho que desde hace meses, incluso años, no lo amaba, no lo apreciaba, y peor aún que le daba lastima tenerlo como pareja, que le daba vergüenza ser su esposo, que odiaba salir con un inútil y fracasado como el, que lo único bueno que había hecho en su vida, su único logro era haber salido con el niño que vivió salvador del mundo, porque el resto de su vida era un desperdicio.
Le dijo que toda su familia sabia y admitía lo inútil que él era, pero nadie se lo decía porque le tenían lastima y era de lo mas divertido burlarse de él y reírse de su penosa vida, incluso que en el trabajo y con Ginny se reían de solo ver cómo era tan ingenuo.

Estas palabras fueron la gota que colmó el vaso, no supo en que momento estaba gritando desquiciadamente que se calle, que si no se callaba de una puta vez lo iba matar, que juraba que lo hacía. Ni mucho menos supo cuándo fue el momento en el que saco el cuchillo de arriba de la mesa y lo clavo en su pecho sin dudarlo y de una sola vez.

Vio como la voz de Harry comenzó a entrecortarse, su mirada cristalizada, y su asombro no se había borrado de su rostro. No fue hasta que el cuerpo ya inconsciente de Harry golpeo el suelo sobre sus pies hasta que se dio cuenta de lo que había hecho, saco el puñal de su pecho y trato inútilmente de tapar con sus manos la sangre que salía e inundaba todo el lugar, abrazo el cuerpo de su esposo y le pidió perdón en mil idiomas, le canto delicadamente aquella canción que tanto le gustaba hasta que su corazón dejo de latir.

Con sus manos temblorosas le cerró los ojos, la sangre seguía saliendo y junto a sus lágrimas pintaron todo el lugar, se quedó en esa posición sosteniéndolo en brazos hasta que la policía llego y lo levantaron de allí llevándose dentro de una bolsa negra a la persona que tanto había amado y odiado a la vez.

catástrofe | RONARRY ONE SHOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora