¿Quién eres tú?

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Senjuro me salvó de todo lo posible que haya podido suceder...

—¡Tn___!—comentó Senjuro—¿Qué ha pasado?—dijo extrañado.
—Lo que sucede, es que me perdí, jeje—llevó una de mis manos a mi cabeza.
—El baño está frente de ti...vine aquí porque Kyojuro pensó que te habías perdido o algo así—se rio.
—A-ah, no lo había visto...—entré.

Senjuro me esperó hasta que salí del baño, para después regresar al comedor, donde un olor a dulce dejó llevar a mi nariz...Unas ricas galletas estaban en la mesa.

—¡Esto huele tan bien, ¿cómo cocinan tan bien?!
—¡Pues...en realidad Senjuro es el que puede cocinar muy bien, para su edad!—comentó Kyojuro feliz.
—Pruébalas, por favor, Tn___.—una cálida sonrisa nos brindó Senjuro.

Efectivamente...Ese niño había nacido para cocinar o algo relacionado a ello, ¡estaban tan buenas! mi paladar estaba tan feliz, que los hermanos lo pudieron notar, haciendo que éstos sonrieran, realmente ellos alegraban más mi día.

La noche estaba presente, me había quedado más de lo normal pero, mi madre sabía dónde estaba así que me calmaba un poco pero, ya era hora de regresar. Los hermanos sabían que debía regresar y se ofrecieron a llevarme a mi casa. Su carro era hermoso a decir verdad, ellos sí tenían mucho dinero, pero eran muy sencillos y muy buenas personas, con razón mucha gente se fija en ellos. 

Después de un camino algo largo, llegamos a mi casa, bajé de su auto y los hermanos se bajaron para despedirme.

—¡Buenas noches, Tn___!—dijeron al unísono, como si estuvieran conectados.
—Buenas noches, chicos—les sonreí—Todo estuvo muy rico, me hicieron sentir muy bien. 
—Es un placer—dijo Kyojuro, con una gran sonrisa.
—Adiós, Senjuro, cuídate mucho ¿si?—me acerqué para darle un abrazo.
—¡Claro!—correspondió mi abrazo, espero...espero poder vernos pronto.

Me separé de Senjuro, dispuesta a entrar a mi casa y Kyojuro me interrumpió.

—O sea que yo no recibiré nada...—dijo Kyojuro llevándose su mano al mentón.
—¡Lo lamento Kyojuro!—volteé a verlo y reí—Cuídate tú también ¿sí?
—Está bien—dijo serio.

Ahora sí iba entrar a mi casa y, unos brazos me tomaron, me voltearon y me abrazaron.

—¡Yo también quiero abrazo!—dijo Kyojuro haciendo puchero.

Mi corazón empezó a latir a mil por hora, mi cara estaba más roja que, Senjuro empezó a reír.

—P-Podrías haberlo p-pedido—estaba nerviosa.
—¡Lo siento, jajaja!—sus ojos podrían decir que estaba feliz.

Se separó de mí  y me dejó entrar. Era de noche, saludé a mi madre y me fui corriendo a mi habitación, aún estaba algo nerviosa y me tumbé en mi cama. 

¿Por qué me sentía de esta manera? Si es alguien que apenas conozco, por qué me sentía tan nerviosa con esas actitudes que tomaba, ¿será que tengo algún sentimiento por él? Eso no debería suceder pero, creo que algo en mí florecía. 

Esos pensamientos hicieran que me quedara dormida...Cuando menos lo pensé, mi madre estaba gritándome para irme a la universidad, era tan pesado tener que levantarme algunas veces pero, ya era viernes y eso significa, poder hacer algo genial el fin se semana.

Me vestí y acompañé un pequeño momento a mi madre en el comedor a desayunar y me fui rápidamente a la universidad, creo que era una de las primeras veces que llegaría tarde así que iba corriendo, para mi mala suerte —o buena— la primera materia era Historia, con Kyojuro. Le rogaba a todos los Dioses que me dejara entrar.

Hasta la Eternidad (Kyojuro Rengoku xTú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora