P R O L O G O

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Mataron a su esclava Zi Xuan con un rápido corte de una espada en su garganta. Era una esclava del Palacio, sin entrenamiento en el combate y tan dulcemente obediente que si él hubiese ordenado esto, ella se habría arrodillado y habría expuesto su propia garganta para el golpe. No tuvo oportunidad de obedecer o resistirse. Se había doblado silenciosamente, sus extremidades pálidas se encontraban completamente inmóviles en el mármol blanco. Bajo ella, la sangre comenzó lentamente a extenderse sobre el suelo de mármol.

— ¡Arrestenlo! —dijo uno de los soldados que custodiaban la habitación, un hombre con pelo castaño y lacio. Yibo podría haberse dejado atrapar debido al desconcierto, pero fue en ese instante que dos de los soldados pusieron sus manos sobre Zi Xuan y la mataron.

Al final del primer enfrentamiento, tres de los soltados estaban muertos, y Yibo se había hecho de una espada.

El resto de los hombres que lo enfrentaron vacilaron y retrocedieron.

— ¿Quién los envió?— dijo Yibo. El soldado de pelo lacio respondió:

—El Rey.

— ¿Mi padre?— y él casi bajó su espada.

—Jackson. Su padre ha muerto. Arrestenlo.

La lucha era algo natural para Yibo. Cuyas habilidades nacieron de la fuerza, la aptitud natural y la práctica implacable. Pero estos hombres habían sido enviados contra él por alguien que sabía todo esto muy bien, no fue mezquino en su juicio de cuántos soldados necesitaría para vencer a un hombre del calibre de Yibo. Abrumado por el número, Yibo sólo podía durar poco tiempo antes de que fuera tomado, sus brazos enroscados detrás de su espalda y con una espada en su garganta.

Ingenuamente, había esperado ser asesinado. En cambio fue golpeado, retenido y cuando luchó, hizo una cantidad de daño gratificante para alguien que no tenía armas. Pero fue superado de nuevo.

—Sáquenlo de aquí— dijo el soldado de cabello lacio, limpiando con el dorso de su mano la delgada línea de sangre en su sien.

Fue arrojado a una celda. Su mente, que corrió a lo largo de líneas directas y sinceras, no podría entender lo que estaba pasando.

—Llévenme a ver a mi hermano— exigió y los soldados se rieron y uno lo pateó en el estómago.

—Tu hermano fue el que dio la orden— se burló uno de ellos

—Estás mintiendo. Jackson no es un traidor.

Pero la puerta de su celda se cerró de golpe, y la duda se planteó en su cabeza por primera vez.

Príncipe esclavo [ Yizhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora