CAPÍTULO 48

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Lo acontecido con Taehyung fue capaz de obrar milagros en el carácter de Jimin. El doncel no sólo se volvió más dócil, sino que empezó a evaluar su comportamiento. Con Seokjin sobre todo, puesto que la última vez que trató con él fue muy grosero.

Para tranquilidad del rubio, el señorito Kim aceptó las disculpas impartidas y su relación volvió al cauce normal. Con la paz establecida, Jimin ya no pudo contenerse y le contó lo que sucedió en el cuarto del príncipe aquella noche.

Compartir algo tan íntimo lo hizo replantearse cómo manejaría el asunto de la llegada de Jungkook, que sería pronto, según los chismorreos del palacio. El plebeyo tenía que planear muy bien cómo rompería el corazón del hombre del cual estuvo enamorado toda su adolescencia, y debía hacerlo a tal punto que se asegurara de que no regresaría por él, que no le insistiría.

Por desgracia, algo en el fondo de su ser le susurró que no era lo correcto.

¿Podría negar que todavía quería al rey? Taehyung no fue capaz de extinguir ese fuego todavía, pero ¿lo haría en algún momento? ¿Sería posible que olvidara un sentimiento que con tanto anhelo sembró durante años?

–No estoy seguro de qué hacer, señorito Kim –suspiró Jimin, tirándose en su cama con evidente frustración. –No sé si tal vez los quiero a ambos –se refirió a Taehyung y Jungkook.

–Jimin, yo no puedo decirte qué hacer. Es tu vida –opinó el institutor, mirándolo con detenimiento desde el otro lado de la habitación. –Tú eres dueño de tus decisiones. Si te equivocas, no hay arrepentimiento que valga. Podrías perderlos a ambos y quedarte sin nada. ¿Recuerdas lo terrible que era eso?

El doncel asintió, arrugando la cara. Años y años de pasar hambre con tal de alimentar a su madre quedaron arraigados en su memoria. Por supuesto que él no quería regresar a eso. De hecho, Park estaba feliz con lo que supo conseguir gracias al favor del rey Haneul. No sabía cómo agradecerle lo suficiente por la oportunidad que recibió.

–Trata de no ser avaricioso y evalúalo con sensatez –le advirtió Seokjin. –Estoy viendo que intentas asegurarte de que no te falte nada en el futuro, pero piensa que, si te desvías un poco del camino, existe la opción de que lo que conseguiste hasta ahora, se esfume. Entiende que no debes pensar sólo en ti.

>>Hay una vida creciendo en tu interior y debes prever que el bebé tenga lo necesario para no pasar las peripecias que te tocaron a ti de niño. Si debes sacrificarte por su bien, hazlo. Así, cuando lo tengas llorando por primera vez en tus brazos, sabrás que obraste como debía ser.

El señorito Kim creyó necesario que Jimin entendiera lo que implicaban sus palabras. No era justo presionarlo con respecto a su pasado, sí. Lo cierto era que debía velar por su bienestar y seguridad, y eso implicaba aconsejarlo para que tomara el mejor camino.

Él no apostaba ni por Taehyung ni por Jungkook. Le pareció que la vida en la monarquía no sería lo mejor para alguien de la estirpe del doncel. Era imposible que fuera tratado como un igual por su falta de títulos y, tanto él como sus descendientes, jamás estarían a la altura de los cortesanos y personajes de la realeza.

No obstante, el daño ya fue hecho hace tiempo. Lo ideal estaba en que Jimin terminara sus estudios a la mayoría de edad y se asegurarse de tener una alianza en su dedo anular izquierdo para ese entonces, sino sería devuelto a la triste cabaña que lo vio crecer.

–Tiene razón, señorito Kim –aceptó el rubio. Pasó las manos por la ligera protuberancia en su vientre bajo, emocionado por la diminuta creación que Jungkook y él fabricaron. –Este pequeño o esta pequeña tienen derecho a vivir bien. Está en mi mano asegurarme de otorgarle eso. Debo ser precavido.

Kivara (Kookmin / Vmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora