UN JUEGO DEL DESTINO DEL ODIO AL AMOR

Capitulo 16

UN JUEGO DEL DESTINO
DEL ODIO AL AMOR 💘

CAPITULO 16

Rin:
Yo... Yo no puedo no... Aún.

Sesshomaru solo la miro de lado, y siguió su camino, tomo una toalla, y se dirigió al baño, pero antes de entrar la miro.

Sesshomaru:
No pienso obligarte a nada, que clase de hombre, crees que soy.

Sin decir más, cerró la puerta del baño tras de él, estaba furioso, pues si deseaba estar con ella, pero no le demostraría que tenía la cabeza y el corazón, hechos un lío por ella, dejo que el agua fría recorriera su cuerpo.

Maldita sea, como me preste a esto, cuando salí del baño estaba acostada en la cama, no sé si estaba dormida, tampoco quería averiguarlo, me acosté en la cama y solo le di la espalda, ha sido un día bastante largo, rápidamente quedé dormido, a la mañana siguiente cómo de costumbre, me levanté temprano me duche, y me puse algo menos formal, unos jeans, una camisa.

Sesshomaru:
Levántate, arreglate rápido, voy a pedir el desayuno y luego nos iremos a la casa.

Su voz me despertó, se veía totalmente diferente muy guapo, y también creo que está enojado, y es entendible, no le respondí nada, fui hacia el baño, cuando salí hablaba con alguien, creo que eran los del restaurante, me cambié rápido, cepille mi cabello y salí hacia donde estaba él.
Nuestras miradas se encontraron, pero la mirada de él, era diferente, fría.

Sesshomaru:
Siéntate, desayuna, nos iremos pronto.

Rin:
Y tú no me acompañas?

Sesshomaru:
No me pidas algo, que no es de tú agrado.
(Dijo cortante)

Me sentí culpable, se que no merece esto, pero Dios, yo tampoco lo pedí, yo no quería.
Íbamos en el carro, como ya era costumbre todo era silencio, en poco tiempo, se estacionó frente a una gran mansión, bajamos del carro, en ese momento el señor Jaken quien ya conocía, se encargo del equipaje.

Jaken:
Bienvenido joven.
(Haciendo una reverencia)
Señorita.

Sesshomaru:
Jaken, entra el equipaje, y reúne a todos los empleados.

Jaken:
Si señor.

Entraron a la mansión, y se dirigieron al salón principal, Rin miraba cada detalle, el lugar era espléndido, sobrio, pero muy elegante, poco a poco llegaron los empleados, incluidas Kagura y Kaede.

Sesshomaru:
Buenos días a todos, quiero presentarles, a Rin Taisho, le estiró la mano, la cuál ella tomo.
Mi esposa y señora de está casa, espero que le colaboren en lo que ella necesite, y a ti querida, puedes hacer los cambios que mejor te parezcan en la casa, ahora es tuya, tengo trabajo pendiente, instalate donde desees, estaré en el despacho.

Le dio un corto beso en los labios y se marchó, Kagura estaba que estallaba de furia, quería arrancarle los ojos a la intrusa, en ese mismo momento, Rin se dio cuenta del enojo de la chica de ojos carmín, pero siguió su camino sin prestar atención, Kagura fue de inmediato hacia el despacho del platinado.

Kagura:
Sesshomaru, y esa tipa que hace aquí en esta casa.

Sesshomaru:
Quién te dio permiso de entrar a mi despacho.

Kagura:
Maldita sea responde, te ibas a casar ayer, porque cuando te lo pregunté, no me lo dijiste.

Sesshomaru:
No tengo porque hablarte sobre mis asuntos, pero si tanto lo deseas bien, ayer me casé, la mujer que acabas de ver, es mi esposa y la señora de esta casa, satisfecha.

Kagura:
(Llorando)
Cómo me hiciste eso, porque sesshomaru.

Rin se dirigía al despacho para hablar con su esposo, cuando escucho los gritos de furia del platinado, iba a abrir la puerta, pero se quedó fuera, escuchando la conversación.

Sesshomaru:
Hacerte que Kagura, de que hablas.

Kagura:
Yo te amo, porque te casaste.

Sesshomaru:
Yo te quiero es verdad, pero como una hermana, entiendelo por favor, nunca te he visto diferente, y nunca lo haré, no te hagas daño por favor.

Kagura:
Dime qué tiene ella, que no tenga yo.

Sesshomaru:
Eres una mujer perfecta Kagura, pero no la mujer perfecta para mí.

Rin se marchó a su habitación, pues si bien sesshomaru solo la veía como una hermana, sabía que aquella mujer, le daría muchos dolores de cabeza.

Déjame solo Kagura.

Kagura salió del despacho, dispuesta a hacerle la vida imposible a la recién llegada, Rin se encerró en su habitación, invadida por una gran tristeza, deseaba estar con su amor, pero como verlo a la cara, como explicarle que ahora pertenecía a otro hombre, todo porque un papel así lo decía, sentía que le faltaba el aire, como podría seguir viviendo sin él, así que decidió prender su celular y llamarlo, cada timbre sentía que el corazón se le escaparía del pecho, cuando al fin escucho la voz que tanto anhelaba.

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