Cuautla, Morelos.

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Querido lector mío, lamento haberte abandonado tanto tiempo, pero déjame decirte una cruel realidad. La vida adulta no es lo que se espera cuando uno es niño ya que se debe trabajar, invertir tiempo en tareas de oficina, invertir tiempo en las compras de la semana para preparar tu comida y que te salga mas barato comer en el trabajo y un sin fin de cosas feas de la adultez. Es por eso que no había tenido tiempo de contarte una más de mis historias llenas de morbo, sexo, semen, patas, hombres y pecado. 

Lo bueno de ir al supermercado a realizar las compras de la semana, es que puedes conocer hombres casados con ganas de romper anos o mamar verga, también puedes conocer chacalitos buscando "huevos" para su cena. Es por eso que te contaré lo que me sucedió en los baños de una tienda comercial llamada (B. Aurrera) . ¿Se pueden poner los nombres de las tiendas en los relatos eróticos? ¿Los dueños de B. Aurrera sabrán que sus baños se ocupan para dos fines en común? Si no es así, deberían leer este relato para que se enteren de todo lo que es posible hacer ahí aparte de orinar o lavarse las manos. 

Hace unos días me dispuse a ir a realizar mis compras a un super mercado de Cuautla, Morelos que se encuentra enfrente de un Burger King. Era quincena, así que tenía que aprovechar que ya tenía dinero para comprar todo lo necesario y sobrevivir en la semana. Al momento de querer entrar había una fila enorme en la entrada puesto que era quincena y así como a mi se me ocurrió la gran idea de ir ese día se le ocurrió a mas de 100 personas hacer lo mismo. Estuve esperando en la fila aproximadamente unos 10 minutos hasta que por fin pude entrar, ya que como moderan el número de personas dentro del lugar uno tiene que esperar hasta que se pueda ingresar.

Cuando por fin entre, me dirigí al área de lácteos ó leche por que a mi me encanta la leche y además se me antojaba un cereal. Estuve buscando por un momento la que me gusta tomar, cuando percibí que un hombre guapo me observaba al otro lado del pasillo 2. Al principio creí que miraba hacia mi dirección por que quería tomar una leche, pero después me di cuenta que no, que lo que quería era sacármela. Querido lector, tu bien sabes cuando te ven por verte y cuando te ven por que quieren algo mas que ver tus ojos. Así que le sonreí por que estaba entrando en pánico y siempre que comienzo a estar nervioso es lo que mejor puedo hacer, sonreír. 

Así que se me acerco y me dijo: 

Damián: ¡Hola!, ¿Crees que puedas pasarme la leche que esta ahí arriba? No le alcanzo. 

Diego: Claro, ¿Cuál necesitas? ¿La de almendras? 

Damián: Si, esa por favor.

Diego: Toma.

Damián: Muchas gracias y perdón por la molestia, pero si estaba muy alto y no le alcanzaba, llegaste a salvarme la vida. Mi nombre es Damián, ¡mucho gusto!

Diego: Hola, el gusto es mío, yo me llamo Diego. 

Damián: ¿Hoy es un buen día para hacer compras no?

Diego: Si, claro, justo hoy que es quincena y todo el mundo hace sus compras para la semana.

Damián: Aparte de guapo, sarcástico. ¡Ufff! Justo como me gustan. 

No pude evitar sonrojarme y sonreír a pesar de que no se podía notar mi sonrisa por el cubrebocas. 

Diego: Bueno, tengo que seguir buscando las cosas de mi lista antes de que se me haga mas tarde. 

Damián: Claro, gracias.

Diego: Continúe buscando mis cosas por un buen rato, cuando fui a la caja para pagar mis cosas me percate de que Damián estaba a dos personas delante de mi y que no venía solo, con el iba un hombre de unos 32 años muy guapo, era alto, media aproximadamente 1.77, era de tez morena, tenia buenas nalgas, no se veía un cuerpo de gym pero su complexión era muy buena. Tenía los ojos cafés, lampiño por donde lo vieras, cabello negro y se le notaba un buen bulto con su short de fútbol azul y su playera de la selección de Argentina.  

CRUISINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora