𝖆𝖓𝖌𝖊𝖑 ✧ harkximoff stuff

of falling stars and crescent moons

One Shot traducido de Archive Of Our Own. Escrito por scarletsmaximoff

･ﾟ★,｡･:*:･ﾟ☆ ｡･

Al inicio, no había nada.

Sin embargo, esa nada ya era algo y, cuando los Dioses Mayores vieron el lienzo en blanco que un día se convertiría en el universo, vieron que era bueno.

La vida podría nutrirse aquí, decían.

— ¡Papá, papá! —su hija jadeaba emocionada.— ¿Me harás una estrella también? —Ah, ella ya lo era. Su pequeña estrella.

— Pronto, hija mía. —respondió en voz baja, sentándola en su regazo.

Y luego, en un abrir y cerrar de ojos y con solo un comando susurrado...

La nada se convirtió en todo.

･ﾟ★,｡･:*:･ﾟ☆ ｡･

Una explosión. El Big Bang, como les gustaba llamarlo a algunos de los Dioses Mayores.

La luz brilló en direcciones inimaginables. Ondas de materia colorida se esparcían por el espacio con un poder ilimitado y de vez en cuando los dioses escuchaban su estruendo reverberando como truenos en el cielo. Todo lo que era necesario para que la vida floreciera ya se estaba juntando.

Nebulosas y constelaciones decoraban ahora el universo como salpicaduras de pintura sobre un lienzo negro. Estrellas colisionando y formando galaxias. Al ver parte de sus corazones y almas colorear su creación, los dioses se regocijaron. Su creación fue buena.

Pero faltaba algo.

El universo no podía quedar estéril. No fue hecho para eso. ¿Qué sentido tenía todo esto si no fuera por crear y apreciar la vida? Necesitaban un lugar donde la vida pudiera florecer y crecer en todo su esplendor. Desde el nacimiento hasta la muerte. Donde todas las criaturas podrían existir.

Entonces, tomados de la mano, los Dioses cerraron los ojos e imaginaron su segunda creación: la Tierra. Un pequeño planeta azul, nacido del fuego y floreciendo bajo la luz divina. Pero la oscuridad aún permanecía allí, escondida justo debajo de la mirada de nubes y truenos. Ningún ser vivo podría instalarse en un entorno tan inhóspito.

Miró a su hija aferrado a sus piernas. Su hermosa Wanda. Pasando sus dedos por su cabello, supo que había que tomar una decisión.

— Querida, papá necesita decirte algo.— Su voz era profunda pero suave y llegó a los oídos de la niña como si fuera una brisa. Ella lo miró con curiosidad brillando en sus ojos.

— ¿Sí, papá?

— Eres mi luz, Wanda. Siempre lo has sido y siempre lo serás. Pero este mundo necesita que brillas sobre ellos. Para guiarlos cuando la oscuridad se cierne sobre sus cabezas.— Las lágrimas amenazaban con caer, pero se mantuvo firme. Una pequeña mano agarró la suya en un agarre sorprendentemente firme.

La levantó en sus brazos con un sollozo ahogado.

— Necesitas ser su sol, pequeña. —La chica trató de zafarse de su abrazo, tal era la emoción que sentía.— Te convertiré en una estrella. Su estrella.