El brillo de sus ojos

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Eren

Estaba aturdido y agotado por mi nuevo trabajo, llegue a casa y cene con mi madre contándole como fue mi día y ella se veía realmente emocionada por mi pero tenia la sensación de que algo me estaba pasando, no sabia como explicarlo pero estaba emocionado.

Después de la cena fui a ducharme, necesitaba relajarme de alguna manera y no sabia como. Me senté en mi cama con la toalla en la cintura y contemplaba la vista desde la ventana, vi a Mikasa del otro lado entrando a su cuarto, me emocione de gran manera que estaba agitando mis brazos para que me viera y justo cuando pensé en hablarle vi como ella empezó a desvestirse hasta quedar completamente desnuda, esto me hipnotizo, la voz no salía de mi boca y contemple su hermoso cuerpo en vuelto en una leve oscuridad que había en el cuarto, la luz de la luna iluminaba un poco de su cuerpo blanco, su cabello que llegaba abajo de sus hombros color negro azabache, sus pechos redondos con pezones rosados y sus largas piernas, era algo que mantenía toda mi atención que había olvidado hasta como me llamaba. La vi entrar a su baño, al notar como mi miembro pedía atención y no debía negársela, nunca había estado con una mujer y mi único consuelo era mi mano, me senté en mi cama y la imagen del cuerpo de Mikasa era dueña de mi mente, con gran rapidez hice lo que pude para saciar este deseo tan grande que sentía con gran intensidad, finalmente llegue a mi clímax ensuciando la cama con todos los residuos y termine deslizándome, mi corazón latía con fuerza y emoción que deseaba que ella estuviera aquí mismo, a mi lado, para besar cada parte de su cuerpo, yo ya no era un niño ingenuo y ella ya no era una niña delicada y pequeña, era una mujer hermosa y poderosa.

***

Mikasa

Después de salir de mi baño el edificio de enfrente llamo mi atención, al voltear vi como un hombre sentado en la cama de Eren se satisfacía, eso era raro, hasta que vino a mi mente "¿Desde cuando ha estado sentado en esa cama?". Mi cara se enrojeció de vergüenza al imaginar que podría estar masturbándose por verme, un deseo lleno mi ser, lo observe por la ventana escondida atrás de mi cortina, era un hombre atractivo, se veía un poco mayor que yo y estaba desesperado por saciar su deseo, sentí una gran excitación mientras recorría mi cuerpo con mis propias manos hasta mi parte intima y mover mis dedos con tan rapidez como el lo hacia con sigo mismo, No podía creérmelo, me estaba masturbando mientras veía a un desconocido en el edificio de enfrente hacer lo mismo que yo.

Fue irónico, mi clímax llego al mismo tiempo que el de el, eso me tumbo al suelo tratando de tapar mi boca para evitar que mis sollozos fueran fuertes y el me viera, después de un rato me puse a pensar de quien podría tratarse, ¿Novio de Carla?... imposible, no podría ser así, ya nos lo habría dicho... ¿Amigo de Carla? eso podría ser pero no parecía lógico... ¿Eren?... es verdad, ya no es un niño, han pasado 8 años y ahora es todo un hombre, eso parecía concordar del porque la tía Carla no pudo acompañar a mi madre de compras hoy, y si si era Eren, el me vio desnuda...

Mi mente estaba dando vueltas cuando escuche la puerta de mi casa, me levante rápido aun en toalla y corrí para abrir la puerta olvidando ver quien era.

--Jean? Que carajos haces aquí?. -le dije con tono de molestia olvidando que estaba en toalla hasta que vi su cara roja por la vergüenza tratando de desviar la mirada pero aun sin lograrlo.

--H-hola Mikasa, te he estado buscando... creo que llegue en mal momento. -contesto Jean tratando de disimular sus nervios.

--mmm, okey pasa. -desvié la mirada con molestia mientras me hice a un lado para dejarlo pasar, cuando finalmente entro cerré la puerta y me dirigí a mi cuarto para cambiarme y Jean me siguió.

--Mikasa, te extraño, se que no he sido el mejor novio pero quiero que me des otra oportunidad, lo hemos intentado varias veces desde hace años, pero enserio soy un hombre diferente, y puedo demostrártelo, solo por favor -la voz de Jean se sentía excitante pero apunto de romperse por el llanto, mientras que yo me quitaba la toalla para cambiarme sin vergüenza de que el me viera.

Atracción a través de una ventana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora