Extra, capítulo ocho.

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Las luces iluminando directamente mi rostro comenzaban a incomodarme, así como los zapatos altos que llevaba puesto desde temprano. Respiré hondo y eché los hombros hacia atrás, atenta a las indicaciones del productor que me observaba con detenimiento.

—¿Qué busca Camila de la Vega? —Sonó a través de las bocinas una voz grabada.

—Disciplina, determinación y persistencia —repetí por quinta vez en un tono alto y seguro.

Arqueé la ceja izquierda y sonreí jugando con la cámara que aún me enfocaba, deseando que el productor estuviera a gusto con la maldita toma. Apenas lo vi sonreír solté el aire que había retenido evidenciando mi alivio. Llevaba horas metida en ese foro grabando las cortinillas para el estúpido programa.

Bajé de la pequeña plataforma con la ayuda de uno de los camarógrafos manteniendo mi atención en el productor que cuchicheaba con Mariano. Estaba desesperada por llegar a casa, por ello me preocupaba lo que pudiera estar tramando mi publirrelacionista.

—¿Nadie me ha llamado? —le pregunté a Lucy a la vez que le hacía un gesto para que me entregara mi teléfono.

—Nadie.

Pese a escucharla fui directo al registro de llamada en donde efectivamente no encontré una nueva. Me quedé con el teléfono en la mano, contemplando la pantalla sin poder terminar de procesar del todo que aún no me hubiera marcado.

—Cami, ¿tienes algo qué hacer?

—Sí —respondí sin darle la cara a Mariano, no tenía energías para discutir con él—, tengo una cita con mi mamá —mentí.

—Está bien, ve a casa y descansa. Mañana tienes que estar en maquillaje a las seis treinta de la mañana.

Aunque me pareció extraño que cediera con tanta facilidad, su última sugerencia no me dejó analizar mucho su comportamiento. Volteé para verlo, dispuesta a reclamar por aquella indicación.

—¿Seis treinta? ¿Se puede saber por qué?

—Mañana es la sesión de las fotos oficiales. No te quejes, Camila —dijo en un tono serio y distante—. Hoy no tengo cabeza para lidiar contigo, sabes perfectamente que está semana será así, llena de eventos, sesiones y todo lo que conlleva la preparación del programa. La otra semana harás un tour de medios para promocionar, de igual forma tendrás que despertar temprano. Deberías comenzar a asimilarlo.

La manera en la que me hablaba y la expresión en su rostro eran completamente distintas a las de siempre. No me estaba rebatiendo como de costumbre, no buscaba un enfrentamiento, solo dejarme las cosas claras. Lo noté abatido, distraído y agotado. Por ello asentí a lo que salió de su boca y rodeé la silla que nos separaba para acercarme.

—¿Todo bien?

—Sí, solo estoy cansado. Ayer tuve reuniones, estoy buscando una agencia para ti en donde me acepten a mí.

—¿Es necesario que entres a una agencia conmigo? Necesito un representante, sé que no tienes la experiencia, pero eres la única persona en la que confío mi carrera. Puedes dejar la agencia ponga un agente para mí.

—¿Sabes qué he hecho desde que comenzaste? —preguntó hablando más bajo—. He sido tu representante, tu agente, tu carga bolsas, tu sombra, tu todo. No quiero a nadie haciendo el trabajo de relaciones públicas, no confío en la forma de trabajar de las agencias. Tienen tantas modelos que no te darán la atención que amerita tu carrera. Estaré a cargo de todo, si tú quieres que sea así.

—¿Crees qué puedas?

—Puedo —aseguró con convicción. Se acercó un poco más, hasta abrir los brazos y envolverme con ellos—. Perdón por estar ausente. No la estoy pasando bien.

Malas Decisiones Escenas extraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora