Levi's diary

📖TREINTA Y CUATRO📖

No recuerdo por cuánto tiempo nos quedamos así, salvo el hecho de cuando por fin se terminó ella tenía un poco rojo los ojos por las lágrimas, lo deje pasar y fingir no darme cuenta. Ese era mi modo de vida, fingir constantemente no darme cuenta de las cosas y Levi tenía razón, Ami y yo solo mentimos mal con las cosas insignificantes, para el resto de las situaciones éramos mejor que buenos mintiendo.

-¿haz revisado la alacena fría? - me pregunto con una sonrisa insinuante.

La alacena fría era el nombre que le dábamos a uno de los inventos de Hange en colaboración con los científicos de Marley, el cual mantenía la comida en buen estado por más tiempo gracias a que manejaba de algún modo la temperatura, sirvió mucho para dar fin a la hambruna que suscitaba por qué los alimentos se pudrian. Y la verdad, no era la única invención de los últimos años, había habido muchas más gracias a la tía Hange y sus trabajos e investigaciones con Marley.

Negué con la cabeza en respuesta y espere su siguiente comentario:

-bueno, ve a darle un vistazo bajare enseguida, no olvides sacarme una cuchara también a mi - pidió guiñandome un ojo.

Sabía que encontraría a ahí, así que salí emocionado hacia la cocina. No vi a Levi en mi carrera a la alacena fría. Al llegar a mi destino, ahí estaba el perfecto pay de chocolate especialidad de Nicolo; la primera vez que fui al restaurante de Nicolo recuerdo haberle pedido algo que no estuviera en el menú, algo que no fuera lo de siempre, eso debió motivarlo pues desde entonces cada que hibamos a comer a su restaurante tenía preparado un menú especial para mi y siempre busco que yo le diera su aprobación antes de llevar sus ideas a Marley. Así que, no me sorprendía que ayer trajera mi pay favorito. Lo saque de la alacena y lo saboree con la mirada, queria comerlo ya, pero no solo.

Alce la vista del postre y mire por la ventana, ¿él estaría afuera?

-en la biblioteca - respondió mi madre apareciendo con mejor semblante que antes.

No me cuestione como supo que buscaba, ya que seguramente por eso ella me había hablado del postre. Asentí con la cabeza y me acerque al cajón de los cubiertos, saqué 3 y camine en dirección a la biblioteca. Dude un poco en abrir la puerta, pero la presencia de Ami me recordó que era nuestro deber dar un paso al frente, abrí la puerta.

Levi estaba de pie observando por la ventana, parecía perdido en sus pensamientos pero apenas nos vio, su expresión cambió.

-ofrezco una ofrenda de paz - dije en broma - bueno, un tercio de paz.

Levi me miró y luego miró a Ami, aquel postre también era su favorito, así que no podría resistirse.

-no tengo opción, ¿cierto? - comentó, realmente le gustaba hacerse el difícil.

Pude haber fingido que me hiba por aquella respuesta que no era respuesta, pero ya había buscado demasiada pelea este día. Me acerque hasta el escritorio para poner el pay sobre el, Levi movió las cosas del mismo y Ami acercó un poco más las sillas para poder sentarnos.

Así terminó el día, nosotros regresando a la normalidad gracias a un pay de Nicolo, aún después de todo el caos de los días previo y de ese mismo día. Por alguna razón sentía que habían sido semanas de caos y drama, era como si desde que ese diario apareció se hubiera creado una revolución.

El sol comenzó a ponerse casi a la par que quedaban sólo unos cuantos trozos de pay, que sólo duraron hasta que el sol se terminó de ocultar. Todos estábamos agobiados y cansados por los últimos días, así que después del postre subimos a descansar; cómo siempre Ami y Levi me desearon buenas noches antes de irse a su habitación.

Era cierto que estaba cansado y fastidiado, pero ni eso pareció ser suficiente para que evitar que diera vueltas en la cama. Tenía el diario aún en el cajón, dudaba entre ir por él o dejarlo por hoy, después de todo, mi mente era un caos en este momento para agregarle aún más.

Hasta el momento había descubierto varias cosas de mis padres y su pasado: la madre de Levi murió pocos años después de que el nació, Kenny le enseñó a Levi lo necesario para sobrevivir en la ciudad subterránea, Levi odiaba ese lugar, mis padres se conocieron mientras Levi intentaba vencer a unos mafiosos y un año más tarde Levi comenzó a vivir con la familia de mi madre, los Arai acogieron a mi padre como su hijo pero los asesinaron, mis padres tenían dos amigos Farlan e Isabel, a mi padre parecía importarle los demás aún cuando lo negara, Levi sufre de insomnio y pesadillas por los recuerdos de su paso, casi pierde a mi madre cuando jóvenes, se unió a la legión cuando casi tenía 20 años, es muy bueno con el equipo aún cuando lo aprendió por su cuenta, asesino a muchas personas, robo, solia leerme cuando era más chico, el quizo tenerme, me cuidaba cada noche, aún vela mis sueños, le preocupa demasiado lo que pueda pasarme, mi padre amaba demasiado a mi madre, solían pelear y la dejaba ganar, ¿era suficiente eso?

Estaba por levantarme para ir por el diario, lo hacía sin pensarlo, mis ideas exigían más respuestas y mi cuerpo respondía a ello.

-¿sigues despierto? - pregunto alguien desde la puerta.

Mire un poco asustado, no había escuchado a nadie acercarse y mucho menos esperaba que esa persona fuera Levi.

-¿eh? Ah si, estaba intentando dormir pero no podia dejar de dar vueltas -confesé, no era una total mentira.

¿Cuánto tiempo había pasado? Heche un vistazo al reloj sobre mi mesita de noche, eran la 1 am, habían pasado 3 horas mientras yo seguía en los mismos pensamientos.

-¿insomnio de nuevo? - le pregunté, el no parecía querer irse y yo tampoco quería que se marchará.

-si, además Ami estaba tan cansada que estaba roncando un poco - se quejo negando divertido con la cabeza.

Apenas si lo veía en la oscuridad, pero podía imaginarmeló, de pie justo a la puerta dudando si irse o no. Me hice a un costado de la cama, dejando un espacio libre del lado más cercando a la puerta, una vez acomodado debajo de las cobijas, di unos golpecitos en el colchón, invitándolo a recostarse también. Sus ojos brillaron de incertidumbre en la oscuridad.

-si mamá estaba tan cansada, apuesto a que se molestara si le perturbas el sueño - comencé a explicar quitándole importancia - además, ya le causamos muchos problemas hoy...

-tienes razón - aceptó con voz resisganda.

Lo escuché acercarse y después lo vi claramente cuando se recostó, llevaba su ropa más cómoda (unos pantalones de tela delgada y muy holgados, una camiseta de manga corta color gris) y el cabello un poco despeinado. Era tan diferente del Levi que veía cada día...