CAP I

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El pecado, el deseo prohibido que nos enloquece y nos jala hacia lo profundo del abismo. Un abismo del que no puedo salir por más que lo intente.

La definición correcta de esta palabra indica una transgresión a la ley divina.

Para mi tiene otro significado. . .otro nombre. . .otro castigo.

Caer en la tentación es algo que nadie puede evitar. Es en vano el intentar resistirse al deseo que te atrae el cuerpo de tener a quien amas frente a ti. Ojalá y lo vieran como yo lo hago en este momento. Las enormes alas que poseía, increíble ornamento para su gran y formada espalda, su torso desnudo mostrando la belleza pura de este hombre.

- ¿Es que te gusta lo que ves?

Exclamo mientas pasaba su lengua que consumía mis labios

Existen varios momentos en los que intento recordar cómo es que llegamos a tener este tipo de encuentros. Como sucumbimos juntos ante el pecado de la lujuria y aún así, no poder contener el deseo y quedarnos con el conocimiento de que no podíamos salir de ahí.

- ¿Rusia? ¿Dónde estás?

Siguiendo su juego, con los ojos cerrados esperando un roce suyo, un pequeño acercamiento de cuerpos, haciendo que todo mi cuerpo se caliente con solo pensar en tenerlo a mi lado, llegó poco después el momento tan ansiado.

- No hagas ruido, aún no lo tienes permitido

Sentir como sus grandes manos apretaban mis muñecas a mi espalda y como su lengua empezaba a trazar un camino por mi cuello hacia que perdiera la noción de todo, no sabía si estaba bien o mal, no me importaba, solo podía escuchar a mi, cuerpo diciendo que siga adelanto con el acto. Oía el fuerte palpitar de ambos corazones, llenando el silencio de la hermosa melodía de dos personas enamoradas. Para finalmente llegar al coro de la entonación, un momento tan ansiado, una petición que fue calmada por solo un choque labios, sellando así nuestro pacto.

Rusia había optado por continuar con el acto, acomodándome suavemente contra el pasto, colocándose sobre mí, y empezando a generar un ligero roce entre ambas intimidades, no me disgustaba debo admitir. Detuvo sus movimientos apoyando su frente contra la mía, siendo participes del cosquilleo en el rostro ajeno. Solo bastó un beso fugaz para que continuara buscando el borde de mi ropa como yo el límite de la suya y así poder deshacernos de los muros que impedían consumar nuestra unión.

Tenerme de rodillas ante el parecía que le era lo más satisfactorio, ver el sentimiento de deseo en sus ojos y sentir como nuestros labios danzaban juntos, no podía dejar de ver sus ojos, se dice que los ojos son las puertas del alma, yo solo podía divisar en los suyos pasión y un toque de lujuria, luego de acomodarnos mejor poco a poco empezó con la unión de nuestros cuerpos, arrebatado de nuevo la inocencia que hace tiempo perdimos, inocencia que nos permitía entrar por las puertas del cielo, pero ya no me importa, solo sentirlo dentro de mi. . .me lleva hasta lo más alto del paraíso.

-M-más rápido~! RUSIA~!

- Dilo más fuerte~

Sujetando mi cabello, jalándome más hacia él, tomando el control de la situación

- Di mi nombre Bolivia~

Había pasado tanto desde la última vez que sentí el calor de su anatomía junto a la mía, desde el momento donde ambos consumimos la manzana prohibida. Y al final fue esta fruta carmesí, que llevo nuestro pecado a impregnarse en el otro. Sin poder guardar los suspiros de placer que inundan el lugar mientras nuestros ambos nos volvíamos otra vez solo uno.

Era un ángel, en todo el sentido de la palabra, el ángel mas hermoso que pasaba por los cielos, la estrella mas brillante del manto de la noche, el único que pudo alguna vez tomarme en cuerpo y alma.

°•Adicto al Pecador•° [PAUSADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora