Lo primero que hizo al entrar a su casa fue irse directo al baño. Ni un besito ni un simple "hola". Sólo directo al baño. Wade se quedó confundido y quieto, ¿porque su Spidey ni lo miró? Algo preocupado se acercó a la puerta del baño y escuchó como muchas gotas de agua caían al suelo. También escuchó como su Peter se quejaba por el dolor. Algo le había pasado.
--Pet, ¿estas bien?
No hubo respuesta. Lo único que escuchó fue como las cortinas de la ducha eran cerradas. Lo pensó unos segundos y abrió la puerta con suma delicadeza para que no haga tanto ruido. Al asomar la cabeza, vio como el cuarto estaba lleno de vapor, el traje de Spider-Man en el suelo; roto y con pocas manchas de sangre. Esto hizo que Wade se preocupe más de lo que estaba. Entró y cerró la puerta tras suyo. Se acercó a la ducha y lo llamó.
--Peter.
--Déjame.- Fue lo único que dijo el castaño, como si estuviera a punto de quebrar en llanto. Wade suspiró y abrió apenas la cortina para verlo. Peter estaba de perfil, apoyando sus manos en la llave mientras que temblaba, no del frío, la temperatura estaba bien, sino de dolor. Wade lo miró de arriba a bajo y tenía algunas cortadas y moretones. Se quitó los zapatos y se adentró a la ducha y lo abrazó sin importar que el agua moje su ropa. El castaño se dio la vuelta y undio su rostro en el pecho de su novio.
--¿Qué sucedió?
--No quiero hablar de eso.- Murmuró con la voz entre cortada.
--¿Porque no me llamaste para pedir ayuda?
Peter lo miró a los ojos. Estos estaban rojizos y cristalizados.-- No quería que te hagan daño.
Wade suspiró y abrazó a Peter, con cuidado, para que las heridas no duelan.
--No soy imortal y tu tampoco. Pero dos pueden luchar juntos. Sabes que puedo pelear.
--Era peligroso.
--Prefiero terminar lastimado a que perderte.
El castaño apartó la vista unos segundos y luego hizo puntitas de pie para besar los labios de su novio.
--Quítate la camisa y lo demás.- Pidió con voz dulce. Wade sonríe coqueto y hace caso al instante. Peter lo atrajo más hacia el, para que el agua de la ducha moje a ambos sin que ninguno pase tanto frío.-- Te amo.- Susurró.
--Yo también.
Ambos volvieron a unir sus labios un par de veces más. La bañera se llenó por completo, el agua aún estaba tibia y los dos se sentaron en ella y se quedaron abrazados, en completo silencio apreciando la presencia del otro.
