Capítulo 51

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Cottage house, Westminster

Con el mayor de los cuidados fue llevada la reina a los aposentos reales. Desde que mi hermano Declan me envió la carta con las buenas nuevas, sentí alivio al saber que dos casas se fortalecen.

La señora Perry viajó con nosotros, por decreto real, la reina le ha tomado aprecio y como sabe, que el palacio está infectado de sabandijas las cuales debemos ir limpiando. Se empecinó en convencer al rey para que sea el ama de llaves de Iain quien cuide al príncipe o la princesa. Nunca se imaginó que los barones que cuidaba eran los mismos reyes de nuestro país. Ahora le pidieron con afecto que sea la cuidadora del primogénito del monarca.

Bajo el más secretismo viajamos, dejamos atrás la casa que por meses ocultaron a los monarcas, todo va como lo planeado por la mente maestra de Iain, sonreí, me alegra en demasía que esté por esperar a su primogénito también.

—Dicen que el que solo se ríe, de alguna travesura se acuerda —el rey no sabe nada.

—¿Es confiable el personal de esta casa, su alteza?

—Lo es. Si no es porque debo permanecer en el palacio, esta sería mi casa de residencia.

—Entonces empiece a trasladar la mayoría de esta gente al palacio, entre más gente fiel a su lado, mejor estará protegido el príncipe.

—Oh la princesa. Ya lo había pensado desde que Elisa insistió en robarse a la señora Perry. El duque de Montrose va a ahorcarme —solo con nosotros se muestra como es, un señor de buen temperamento y bastante jocoso, de cuarenta y tres años y es rey desde hace veinte.

—Debemos esperar aquí, el resto del equipo llegará en un par de semanas.

—Estamos en invierno, el camino puede jugar una mala pasada.

—Ellos llegarán, usted lo sabe.

—Cuando Ross me dijo que su sucesor sería el hijo menor del marqués de Headfort no imaginé que llegaría con todas esas nuevas ideas y menos que dieran resultado. En un par de ocasiones he hablado con Connor, me confesó que desde un inicio esa era su idea, los conoce desde que nacieron y cuando crearon su amistad tenían un promedio de diez u once años. Desde ese entonces él los estudió.

—Declan suele decir que Iain es la cabeza, y nosotros el cuerpo.

—Así es. El erudito ha logrado que mi fortuna no mengue.

—Ninguna de nuestras fortunas lo ha hecho —miré al rey—. La casa Montrose está en la víspera del primogénito —su alteza se levantó de la silla.

—Esa es una gran noticia, si pensaban que con él se debilitaría por ser un enano... ahora que lleguen las celebridades específicas para que vean el nacimiento de mi hijo, daremos un golpe de fortaleza.

—Exactamente. Ahora deben viajar en busca del prisionero clave, un peón de este juego, esperemos puedan hacer algo y logremos infundir el temor en ellos.

—Veo que estaremos varias horas en el despacho. Necesito que me pongan al corriente de lo acontecido estos meses.

—No tengo problema alteza.

—Brian, haber obligado a Grant a casarse nos trajo beneficio. Ahora las casas de Montrose y Bristol están unidas a través de la sangre.

—¿A donde quiere llegar su alteza?

—Busca esposa, o te obligaré como lo hice con Iain —lo miré—. Es una orden, debes fortalecer tu título, tu casa, tu legado y eso para lograrlo uno debe casarse y engendrar herederos —su alteza que lo dice y la imagen de Jade en bata con su cabello suelto esa noche en que pensé que la habían intentado secuestrar volvió a mí. Desde esa vez no la he visto, aun no me he desquitado de mi hermano. En algún momento me la cobro.

Apariencias - ¡Mírame...! No podrías amarme (libro 1).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora