50 sombras de Gerardo

Capítulo 1:

        Hola, soy Gerardo y soy un pollo, soy bastante simpático y trabajo en un campo de concentración nazi, ya que hay graves conflictos en mi país, Uruguay.

Resulta que en este campo, en mi "trabajo", que por cierto no es nada agradable, experimentan con humanos. No entiendo el motivo pero supongo que será por una causa benéfica.

(No entiendo muy bien como escribir en esto, porque funciona de manera bastante rara, así que disculpen). ._.

Bueno, mi catastrófica historia empieza un día, creo recordar que fue un 12 de enero. Todo parecía normal, los nazis ejecutaban personas, como todos los días, nada fuera de lo común.

Estaba bastante oscuro el ambiente, ya que estaba trabajando por la noche, haciendo horas extra. Repito, todo parecía normal, hasta que vi a una sombra pasar por la ventana, de una manera bastante singular.

Se tambaleaba, no mantenía muy bien el equilibrio.        

        En ese momento me empecé a sentir un poco mareado, como con náuseas. Sólo deseaba volver a mi casa con mi esposa "Petunia" y mis hijos "Julianicus" y "Josesito" (que por cierto, Josesito es boxeador), para que mi susodicha esposa me preparara una rica sopa de pollo. (Si, ¿Qué tiene de malo?).                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                           Empecé a tener cada vez más miedo, pues esa sombra no me resultaba familiar, y era muy extraño que algo se moviera a esas horas de la noche, porque la mayoría de los soldados se encontraban durmiendo, y el campo tenía bastante seguridad como para que un pollo judío se escapara.

No sabía qué hacer, la verdad es que estaba bastante preocupado. Pero en un "arranque" de valor, abrí la puerta de la oficina en la que me encontraba y salí a ver qué era esa sombra.

Mi cara no fue nada grata en ese momento, mi pico se frunció mucho y me asusté MUCHO. Se me puso la piel de gallina. (¿Entienden? Gallina, soy un posho, gallina, posho, gallina, posho e.e) Ok, ya paro.

El caso es que esa sombra extraña resultó ser un zombie, cosa que nunca antes había visto, sólo en películas de esa época, que tampoco tenían mucha definición.

 Me dejó bastante transtornado la situación, por lo que proseguí a tomar una Thomson (arma utilizada en esa época) y con mi poca precisión volarle la cabeza (o por lo menos intentar, antes de que me mate) a ese maldito.