Me mantuve sentado en la mesa, digiriendo los recuerdos recién adquiridos. Hacía rato que los superiores se habían ido y me habían dejado solo con esta gran carga emocional.
Todo tenía sentido ahora.
Amé a Adrien en el pasado, cuando no éramos más que un príncipe y un sirviente. Esos sentimientos que me llevaron a terminar donde estoy ahora, aún persisten. Aún lo amo y él a mí también.
Me levanto de golpe, sabiendo exactamente lo que debo hacer ahora. Tomo el sombrero y salgo de la casa de té.
Hay alguien a quien debo buscar, alguien con quien quiero estar y alguien por quien he esperado más de 300 años.
Esa persona que juré proteger sin importar qué.
Tan sólo espera un poco más, Adrien.
●
○
●
Me permito violar las reglas una última vez y me transporto afueras de la mansión.
Observo la fachada de la construcción, notando que las luces en el piso inferior están, en su mayoría, apagadas. Es normal, ha anochecido hace ya un rato así que todos deben estar preparándose para dormir.
Busco la habitación de Adrien y me doy cuenta que hay un pequeño as de luz que se filtra por entre las persianas. Sigue despierto.
Sonrío y decido colarme a la casa como en los viejos tiempos. No sé si Adrien continúe molesto por lo sucedido hace días, pero espero que esto le traiga recuerdos.
No me percato que la ventana está demasiado alta hasta que veo la distancia que hay entre la abertura más cercana al suelo.
Quizá, antes pudo ser imposible para mí, pero ahora puedo trepar hasta allí sin mucha dificultad.
Levanto un pie para pegarlo al cristal y hago lo mismo con el otro. Sólo caminaré, las leyes de la física no funcionan en un ángel de la muerte.
Una vez que llego hasta la ventana más cercana, doy un salto al interior y levanto la vista de inmediato para buscar a Adrien.
Todo está en penumbras, pero no hay rastro de él.
Me paseo por el lugar, advierto detalles que no vi la última vez que estuve aquí. Toco las teclas del piano con delicadeza y me alegro de saber el significado de su lugar aquí. Adrien solía amar el piano. Su madre le enseñó a tocar. Es bueno ver que es un gusto que aún conserva.
Me detengo en seco al recordar a su madre. Ahora entiendo las palabras que me dedicó aquella vez. Desde un principio, fue gracias a ella que conocí a Adrien en nuestra vida anterior. Ella, la reina que gustaba de pasear por el reino con su pequeño hijo, enseñándole a su gente e instándolo a hacer amigos.
Nuestro primer encuentro fue en la tienda de instrumentos. Ellos nos trataron bien y fue la reina quien me enseñó a colarme al castillo. Fue una pena que muriese joven y no estuviera ahí cuando caímos en cuenta de nuestros sentimientos. Quizá, ella nos pudo haber apoyado.
Reparo en la guitarra que está en una esquina, apoyada en su base y no puedo evitar sonreír al recordar la decepción de Adrien cuando dije que no sabía tocarla. Ahora, sé que puedo hacerlo, siempre lo supe sólo que no tenía memorias.
La tomo entre mis manos y mis dedos comienzan a moverse con maestría, rememoran movimientos que conocen a la perfección.
Es, mientras me hallo en eso, que la puerta se abre y nuestras miradas conectan de inmediato. Él parece sorprendido y yo le devuelvo una sonrisa amplia.
ESTÁS LEYENDO
Ángel de la muerte (Lukadrien)
FanficUniverso alterno sin miraculous. Cuando alguien muere, su alma asciende al otro lado, lista para su siguiente vida. Estás almas son guiadas por las parcas, ángeles de la muerte que ayudan a los humanos a borrar o asumir sus pecados, de modo que no t...