Capitulo 18

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~Amalia~

Gabriel estaba perdido en sus recuerdos, mientras me contaba eso que lo atormentaba se notaba que no estaba en el presente sino en un lugar mucho más lejano de su pasado.

-Estábamos de viaje, regresando de visitar a un amigo de mi padre que vivía cerca de la playa, a más de seis horas de viaje.

Íbamos en carro, ya que nos parecía un gasto innecesario pagar el avión. Mi padre
Se encontraba en el asiento del copiloto ya que estaba cansado, yo ya conducía así que no supo ningún problema para mi manejar por algunas horas.
El camino era bastante inestable, con curvas la mayor parte del trayecto. Y en una de esas curvas...- de repente se quedó cayado, su ojos café no miraban a nada en concreto parecía completamente sumergido en sus recuerdos.

No me moví, esperé allí pacientemente hasta que volviera de ese trance en el que estaba sumergido. Al cabo de unos minutos, tomo aire y puso su mirada en mi antes de continuar:
Estaba cogiendo una curva, cuando apareció un coche que venía conduciendo por nuestro carril. No pude hacer nada y chocamos. No recuerdo muy bien cómo fue que llegó la ambulancia ni en que momento nos subieron a esta, lo único que recuerdo es que estaba en el hospital con mi brazo enyesado y tenía algunas vendas en diferentes partes de mi cuerpo. El doctor dijo que debía sentirme afortunado de salir casi ileso de el accidente. ¿Pero como podía hacerlo si mi padre se encontraba en cuidados intensivos? -
Sus ojos demostraban que había sufrido mucho en esa etapa de su vida, Gabriel soltó un levé suspiro antes de hablar tan rápido que apenas y respiraba. - Pasó casi seis días allí, no pude ir a verlo ya que el doctor dijo que estaban haciéndole otros estudios ya cuando estaban saturando una herida en el abdomen, detectaron una anomalía en el estomago. Al poco tiempo los doctores descubrieron que tenía cancer.
Para cuando nos dieron la notica el ya había salido de cuidados intensivos pero aún seguía en el hospital. Los doctores dijeron que existían algunos tratamientos pero que la taza de vida de una persona con cancer de estómago era de unos 5 años más o menos. Ya lleva casi tres años sobreviviendo, y cada vez está peor. Yo no...- dijo mientras se le cortaba la voz- puedo verlo así, es el único que tengo en el mundo.

Apenas logró decir la última palabra antes de abrazarme y soltar una que otra lágrima. Lo supe porque empecé a sentir mi camiseta un poco húmeda y por los espasmos que sufría el cuerpo de Gab.

Todo lo que había dicho era muy fuerte para que lo estuviera soportando por si solo y por tantos años, era un peso inmenso el que tenía que cargar sobre sus hombros. Nos quedamos abrazados por un largo rato hasta que Gab se separó de mi y volvió a hablar:

-Voy a ir a ver el sábado. Después de cinco meses de no verlo voy a volver.- Lo dijo como si se tratara de convencer a el mismo y no como si me lo estuviera comentando.- ¿Quieres acompañarme?

-¿Estás seguro? Eso es algo muy personal, de ti y de tu padre. ¿No estorbaría?-

-No. Míralo así, el viaje es de casi 10 horas y si voy solo me aburriré y si vas tú no me dejarás echarme para tras en el último momento.

-Ten por seguro que no.- dije con más energía de la que me hubiera gustado. Por suerte mi entusiasmo fue contagioso ya que al poco rato Gab ya estaba sonriendo.

Ese día, como ya empezaba a hacer costumbre tampoco estudiamos. Aunque mis notas habían mejorado bastante como para poder sobrevivir algunas semanas más.

Nos acostamos en su cama y Gabriel prendió su pequeño televisor para ver una película, aunque al final vimos un programa de comedia ya que no estaban pasando ninguna película verdaderamente buena o interesante.

*****

El canal de televisión en donde estábamos viendo la serie estaba de maratón así que aunque nunca en mi vida había visto el programa me enganché lo suficiente para quedarme con Gab viendo cinco capítulo.

La pareja perfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora