78

13 0 0
                                    

A veces tomamos decisiones, decisiones que nos marcaran de por vida, o simplemente nos encadenan a una persona que amamos, pero queremos lo más lejos posible. En este punto creo que puedo decir la verdad, lo amo, amo su forma de mirarme y de hacerme sentir cómoda, la manera de entenderme y además amo que ame las parte que yo no amo de mí. Amo a Alessio, pero no podía dejar que mi mundo lo consumiera, así que debía irme con mi mejor apuesta y no era él.

Fui despertando lentamente en el asiento del auto, no sabía lo que había pasado, solo recuerdo ver a Alessio la última vez y después desmayarme y de ahí nada.

—Hay agua en la parte de atrás, debes tener sed —Miré a mi lado Alessio estaba conduciendo

—¿Qué haces?

—Conducir

—Porque estamos aquí —Él me miro

—Debemos hablar

—Es que yo no quiero hablar, no quiero —Aclare —Quiero bajar e irme a casa, para

—No lo haré, así que puedes tirarte del auto, pararé y te volveré a subir, puedes irte a la Antártida, yo iré detrás de ti

—Idiota —Le grité

El auto paro en una posada, antes de que se estacionará, salí corriendo del auto, pero no llegue más lejos de la puerta, él me llevo de nuevo a dentro, hasta la recepción y pidió una habitación.

—Una habitación para dos —Solicito

—Dos camas o una

—dos, una —dijimos al mismo tiempo

—Solo deme un cuarto

La mujer le dio una llave, él me arrastro hasta la habitación y me boto sobre la cama, me levanté, pero me jaló hasta el dosel de la cama y me esposo.

—Se te está volviendo costumbre

—No te muevas

—Crees que puedo —Volvió después con algunas coas del auto, las dejo en un mesón y posteriormente se desplomó en la cama

—Duerme, mañana debemos seguir el camino —Menciono

—¿Hasta dónde?

—¿Hasta dónde qué?

—¿Hasta dónde me llevarás? —Él me miro

—Hasta que quieras hablar

—Ósea que estaremos dando la vuelta por Australia eternamente

—Eso depende de ti

—Bruto

—Ya duérmete

—Crees que puedo dormir así —Cuestione

—Tú pediste dos camas

Lo miré y se volteó, no dormí nada esa noche, intente zafarme, pero no lo logre, él sabía como podría escapar, así que alejo todo objeto de escape, a la mañana siguiente primero preparo el auto y después de dejarme ir al baño, subimos al auto. Lo miré mientras manejaba, volví a ver por la ventana, su mano tomó la mía, lo regrese a ver separándome de él, volvió a tomarme la mano, intente soltarme pero no me dejo.

—¿Quieres que nos estrellemos? —Lo mire

—Solo déjame ir por favor

—No

—No hagas esto

—¿Que no haga qué? —Pregunto —¿No quieres que luche?

—Quería que lucharas antes

PassioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora