Ven aquí, y ámame❑❒Omegaverse❑❒

۩¤═══¤ 𝑬𝒙𝒕𝒓𝒂¤═══¤۩

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❦ ━━━━━━『𝑺𝒐𝒏 𝒍𝒊𝒃𝒓𝒆𝒔 𝒅𝒆 𝒄𝒐𝒓𝒓𝒆𝒈𝒊𝒓 𝒎𝒊𝒔 𝒆𝒓𝒓𝒐𝒓𝒆𝒔 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒉𝒊𝒔𝒕𝒐𝒓𝒊𝒂』━━━━━ ❦

Suspira, quitándose las sábanas de encima. Sabe que día es hoy y eso le pone feliz. Su cumpleaños. Cumplía cinco años y sabía que sus padres le tenían una sorpresa, los ha escuchado hablar de eso por las noches. Así que con una sonrisa brillante, corre a la cocina. Su casa está en silencio y eso es raro, ya que sus papás siempre estaban gritando -no en manera de pelea- o su hermano cantaba.

-¡Cállate, animal!- Oye la voz de su tío Daesung y ésta es seguida de varios Shhh.

Aún más contento, con la idea de que su familia está ahí, entra a la cocina y todos gritan su nombre, tirando serpentinas y confeti. Su papá Ji-Yong se acerca a abrazarle con mucho cuidado de no tirar a su hermanito menor, Wang

-¡Feliz cumpleaños, bebé!- El peli-negro con mechones rojos besa sus mejillas repetidas veces, dejándolas sonrojadas.

-No soy un bebé, ya tengo cinco- se limpia los cachetes, yéndose a una de las sillas.

-Felicidades, Ming- Kaede, con el cabello revuelto se acerca, teniendo una caja grande entre sus manos, con trabajo y podía sostenerla.

-¿Para mí?- Abre sus ojos en grande, fingiendo sorpresa. -¡Gracias, enano!-

Kaede rueda los ojos, evitando contestarle a su hermanito, se la pasaría por hoy porque era su cumpleaños.

-¿Dónde está mi papá?- El cumpleañero pregunta, quitándole la envoltura a la caja.

-Por ahí- Kuta contesta, mirando a otro lado y enrollando su brazo alrededor de Daesung.

-Por ahí en...- Seungri quiere seguir pero no se le ocurre nada.

-En la selva- Daesung termina y todos se golpean sus frentes, incluido Kaede.

-¿En serio?- Sus ojos de colores se abren, ahora sí, sorprendido. -¡Wooooow, yo siempre dije que papá era como tarzan!-

-Por idiota- Seungri murmura bajamente, y le sonríe a Ji-Yong, quien lo mira enojado.

-Fue con tío Taeyang y los gemelos a buscar algo, amor-

-Ahhh, ¿no fue a la selva?-

-No, Ming- su padre deja al bebé en su silla. -Pronto debe venir-

-¿Es una sorpresa para mí?-

-Puede ser- el rubio se encoge de hombros. -Puede ser que no- se mece de un lado a otro.

-¡Ming!- Qiang y Jiang entran corriendo a abrazarle cuando lo ven.

Ambos lo felicitan entre risas, haciéndole cosquillas. Un ladrido hace que se separen, los ojos del pequeño Choi se abren y corre hasta donde lo oye. Su padre está parado ahí, con un gran perro a su lado.

-Mierda, Seung-Hyun. Dijimos un perrito- Ji-Yong le dice al oído a su alfa, pegándole en el brazo.

-¡No había nada más!- Se queja, sobándose.

-¡Un perrito!- Y a Ming no se le es necesario hincarse para abrazar al perro, ya que es casi de su estatura. -¡Gracias, papá!, ¿lo conseguiste en la selva?-