Capítulo 55: cartas sobre la mesa

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-¡Estás sudado!- Erika se retiró de los brazos de Axel, pero no antes sin dejar la marca de su pintalabios rojo en la mejilla de mi tronista. La mato.- Deberías de ahorrar energía para nuestra cita sin testigos.- Erika le guiñó un ojo y comenzó a reírse de su propia broma. Axel también se rió, pero pude percibir como era de forma forzada. Aunque pareció que fui la única que se dio cuenta.

Erika dejó de prestar atención a Axel para mirarme a mí. Genial, ahora me tocaba a mí recibir alguno de sus estúpidos comentarios.

-¿Habéis salido a correr juntos sin cámaras?

-Sí.- Contesté mientras me acercaba hacía ellos. Con mis dos manos me aferré al brazo de Axel. No me importaba que pudiera parecer una chica celosa defendiendo lo que era suyo, porque de hecho estaba intentando hacer eso.- Es una lástima que no te guste salir a correr.

-Tienes razón, pero no te preocupes, Lina. A Axel y a mí nos gusta hacer otro tipo de ejercicio físico.- Erika cogió la mano libre de Axel y tiró de él.- Yo también me merezco mi cita sin testigos como Lina.

-Deberíamos de prepararnos para la cena.- Axel intentó excusarse, pero lo llevaba claro si quería librarse de Erika. Era la persona más testaruda que conocía, incluso superando a Max y a mí juntos.

-Eres un chico. Tú te duchas y te preparas en diez minutos. Mientras Lina se prepara, podemos tener nuestro rato de intimidad.

-Podéis tener una cita, pero con cámaras.- La trabajadora que nos había atendido a Axel y a mí antes, apareció de la nada. Sostenía una carpeta y también un walkie-talkie.- No habrán más citas sin testigo hasta después de la cena.

-Está bien, pues una cita sin cámaras. ¿Vamos?- Erika tiró de nuevo del brazo de Axel y eso hizo que me viera obligada a soltarle del brazo. Observé como Erika enredaba sus brazos en el de Axel tal y como había hecho yo hacía un momento. Erika volteó su cabeza para mirarme y sonrió divertida.

Cogí aire y cerré mis ojos. Decidí que era un buen momento para estirar los músculos e intentar tranquilizarme. Así que hice varios ejercicios de relajación durante los siguientes diez minutos y después caminé hacía mi habitación para darme una ducha. Me tomé mi tiempo debido a que perdí la noción del tiempo debajo del chorro de agua de la ducha, meditando

sobre esta última escena.

Estaba claro que Erika no había olvidado las llamadas de Leo y que estaba dispuesta a contarle toda la verdad a Axel si yo no cumplía mi parte del trato. Tenía que provocar una discusión tan fuerte con Axel que él mismo fuera quién me pidiera que me marchase de esa casa rural. Pero existían dos problemas: el primero es que no tenía tanta imaginación para crear una bronca tan monumental que provocase que Axel me echase de allí. Y el segundo y más importante es que no quería marcharme.

Pero no irme percutiría a que Erika le contaría a Axel lo poco que sabe respecto de Leo y de mí. Obviamente, los celos de Axel acecharían y él me haría miles de preguntas. Sé que pasaríamos por una situación demasiado tensa e incluso difícil de superar. Recordé mis primeros días como pretendienta. Axel había dejado muy claro que no quería que lo engañasen más, que había pasado por una relación demasiado tormentosa y que ahora solo quería encontrar una persona especial que lo quisiera por ser como es.

Eso me hacía dudar si Axel iba a olvidar esas llamadas con Leo y que pudieran existir ciertos sentimientos por Leo al mismo tiempo que ambos estábamos contando los días que quedaban para ser una pareja normal. Cerré el grifo de la ducha y salí de ella para empezar a secar mi cuerpo y mi pelo. Mis rizos estaban empezando aparecer cuando ya me había puesto el collar con forma de copo de nieve y la ropa que Max me había preparado.

El diario de una pretendientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora