Hermano ¹

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Ambientación: The killers - Wonderful Wonderful

La debilidad de Horacio Pérez siempre sería Gustabo García; aun cuando sea un traicionero; aun cuando sea un delincuente; aun cuando sea un policía; aun cuando sea un sapo; aun cuando sea una rata; aun cuando no sea siquiera él. Gustabo García lo era todo, absolutamente todo, en su vida.

Siempre escucho decir que las cosas cambian, pero supone que eso nunca lo hará, va a vivir todo lo que le queda de vida preocupándose por él, o con miedo de hacerle, de alguna forma, daño. Despertara cada mañana pensando que, si sabe lo que ha estado haciendo, se decepcionara de él y lo dejara.

Pero si no lo ve, no hay decepción. Por eso nunca ha ido a visitarlo al hospital. No tiene ninguna noticia de cómo se encuentra después de todo lo sucedido, y, aunque se preocupe, cree que por primera vez puede ser capaz de vivir sin saberlo.

«No es verdad»

Está desesperado y, la única razón por la que no lo va con él, es porque tiene miedo y no valor.

Comienza a sacar un paquete de galletas de su estantería.

«¿Cómo estará Conway?»

No le importa mucho, si es por él, puede irse a tomar por culo. Toda la mierda de Gustabo siendo su hijo no le gusta, le enfada. ¿Como podría ser capaz de dejar a su hijo solo tan pequeño? Mierda, lo conoce desde los 4 años, era muy joven.

No sabe que pensar de nadie. Hace unos pocos años estaba siendo un policía, haciendo códigos 5 con una sonrisa en el rostro, y con Gustabo; tan despreocupado por cualquier cosa y deseando ascender o aumentar su salario. En esas épocas, su única preocupación era de qué color pintaría su coche, o a qué hora sacaría a pasear a sus mascotas. Mierda, ¿cómo estarán Pablito y Perla?

Probablemente su problema fue encariñarse con todo, se sintió demasiado establecido en la ciudad que ahora no sabe cómo seguir con su vida. Necesita que Gustabo le diga que hacer.

«¿Dónde está Gustabo?»

Mezcla vodka en su café, y le da un sorbo.

Vólkov. Él estaba así por su culpa, él lo guio hasta Pogo -sin querer, jura que fue sin querer- y, por culpa suya, está en coma. Fue Horacio quien dio el primer disparó.

Comienza a llorar aún con la taza en los labios, entre jaleos toma una galleta, la guía hasta su boca.

Gustabo siendo Pogo, Pogo siendo Gustabo. Fue el inicio de todo el problema, ir a esa puta iglesia fue el puto problema, infiltrarse en la mafia fue el puto problema, conocer a Conway... ese fue el verdadero puto problema.

Conway lo dejo cuando era niño y Pogo lo sabía; en realidad, cuando se lo piensa, Pogo era como la voz de la razón; él haría exactamente lo mismo si descubriera que, el hombre que lo trataba como su hijo -y es su jefe- es también su padre. El mundo que realmente se desmoronó fue el de Gustabo, y él no tenía ni idea de todo aquello... tal vez aún no tiene ni idea.

Pensó que era un chiste -le hubiera gustado que lo fuera-, Gustabo nunca fue exactamente consciente de Pogo; pensó que vestirse de payaso había sido totalmente improvisado, o llamarse Pogo.

«¿Quién no conoce al asesino Pogo?»

Pensó que no era nada, entonces se lo tomo a la ligera.

No creyó que ese "Pogo" era el Pogo del pasado.

Luego iniciaron las sospechas, las advertencias a Conway, las infiltraciones, y las muestras de poder que daba la mafia. ¿Era más tentador el dinero que le daba la mafia que el cnp o el cni? a su parecer no era para tanto, entonces ¿qué era lo que realmente quería? Matar a Conway, era tan simple como eso.

Una idea le llega a la cabeza, termina llorando aún más y se arrodilla en el suelo, sintiendo más su propio peso.

No hubiesen conocido a Conway si no fuera por él; si no lo hubiese llevado a comisaria; y, sobre todo, no hubieran ido a los Santos. Las desgracias de Gustabo no hubiesen pasado si nunca hubiera sugerido esa ciudad. Si no hubiese sugerido el primer nombre que había leído en el mapa que compraron en un badulaque de la carretera.

Todo eso no hubiese pasado desde el principio de no haber sido por su culpa.

Y una idea, una que había descartado muchos meses atrás, vuelve a surgir en su mente. Deja de llorar y se limpia sus regordetas mejillas, camina hacia su sucia bera. Se mira al espejo. Piensa en Pablito, en Perla, en Conway, en Vólkov, y en Gustabo. La sonrisa de Gustabo. En su madre, la sonrisa de su madre.

Si es la causa de todo, entonces hizo bien en dejarle.

«Pero si muero, ya no haré sufrir a nadie»

Comienza a desenfundar la pipa que tiene en el bolsillo y apunta a su cabeza.

Tal vez, tal vez ahora sí sea capaz.

«3, 2, 1»

-No fue capaz-

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