Capítulo 14: Ámbar, la paz vestida de guerra

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Lunas, marfiles, instrumentos, rosas,
lámparas y la línea de Durero,
las nueve cifras y el cambiante cero,
debo fingir que existen esas cosas.

Debo fingir que en el pasado fueron
Persépolis y Roma y que una arena
sutil midió la suerte de la almena
que los siglos de hierro deshicieron.

Debo fingir las armas y la pira
de la epopeya y los pesados mares
que roen de la tierra los pilares.
Debo fingir que hay otros. Es mentira.
Sólo tú eres. Tú, mi desventura
y mi ventura, inagotable y pura.

Jorge Luis Borges.

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La luz que entraba por la ventaba le daba directo en el rostro a Gopal, el cual observaba a Ámbar quien seguía durmiendo. Se puso de pie y cerró las cortinas, no sabía qué hora era pero debía ser temprano por qué no se oía mucho ruido afuera, miro de nuevo Ámbar tan tranquila, que necesitó acercarse y asegurarse que seguía respirando, acercó su silla y la miró dormir, su piel era hermosa, y sus ojos aun cerrados le transmitían el mismo calor que al mirarlos abiertos, sus labios estaban rosados y entreabiertos, Gopal los tenia grabados en la mente, su color, su tamaño, la forma en que sonreían por compromiso, o con sarcasmo, hasta como se abrían cuando carcajadas salían de ellos, sabía perfectamente cómo se fruncían cuando Ámbar estaba molesta, como perdían su color cuando estaba sedienta, y como aumentaban su tamaño cuando lloraba, lo sabía todo sobre ellos, hasta la sensación que dejaban en su mejilla cuando lo besaban, todo.

Sin darse cuenta acerco su mano para acariciar el rostro de Ámbar, delicadamente rozo uno de sus dedos sobre sus labios. Sonrió al sentir la delicada piel contra sus dedos, empezó a acercarse lentamente a ella cuando alguien llamo a la puerta haciendo que Gopal se sobresaltara, pero no esperó respuesta y la persona afuera entró ya que la puerta estaba abierta, era Maia llamando a Gopal a desayunar.

-¿Aún no despierta? -preguntó Maia con voz triste. Gopal negó con la cabeza sin dejar de mirar a Ámbar.

-¿Quién habrá sido capaz de hacerle esto? -dijo más para sí. -Es... terrible lo que le hicieron, y yo no estuve para protegerla -sintió como una lágrima caía por su mejilla. Maia lo abrazó.

-No es tu culpa - Ella también se sentía bastante mal por su amiga. -Baja a desayunar, no comes desde ayer. -Gopal se quejó, pero ella prácticamente lo obligó a salir de la habitación. Una vez sola, Maia se sentó en la silla que minutos antes Gopal ocupaba.

-¿Por qué te tuvo que pasar esto a vos amiga? -tomó su mano e intentó no mirar los cables que pasaban a su alrededor. -No te mereces esto; vos te merecías llegar como los demás, abrazarnos a todos, y luego dejar que yo te contara todo lo que había pasado estos seis meses. Porque, puff, estos seis meses pasaron millones de cosas. Estarías muy orgullosa de ver que ya no soy la Maia de antes, ¡Y que estoy en una banda! -sonrió -sip, con Manuel y Azul al final creamos la banda, y nos está yendo realmente bien. Es un furor. Y mi mamá... mi mamá también cambió mucho, es más, justo ahora está de vacaciones en la playa relajándose, y sin nada de alcohol. Te sorprenderías de ver lo cariñosa que es conmigo. Siempre me pide perdón por lo pasado. Pero yo ya la perdone, la perdono todos los días. -suspiró. -Dale loca, desperta, necesito que me hables, que me interrogues sobre mi relación con Joaquín, que me hables sobre la moral y todas esas cosas que siempre decís...

Al ver que Ámbar no mostraba signos de reaccionar, quiso sacarle la mascarilla que tenía puesta, pero recordando lo que Joaquín le había advertido, la dejó en su lugar.

-Yo que vos me despertaría pronto -le dijo. -Gopal va a explotar el mundo si no te despertas más, ese pibe te ama..., no dejes que esto te haga perderlo. -acarició una cicatriz que Ámbar tenía en el brazo izquierdo. Sin poder ver más esa imagen, se levantó y salió de la habitación.

Aliados 3 Temporada [Completado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora