Capítulo 10

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Tommy

Me desperté gracias a los rayos de sol que se filtraban por el gran vitral de la habitación del hotel. Estiré mi brazo y tomé mi celular y, como todas las mañanas, tuve que cerrar uno de mis ojos para poder ver la pantalla.
5:30am
Suspiré y abracé la almohada, no quería levantarme, ni ir a la escuela. Sólo quería tirarme en la cama del hotel y dormir hasta que mi memoria perdiera los recuerdos de la tarde anterior.
–Fui Fiolado. –Dije contra las costosas sábanas.

Me metí a la ducha y mientras lavaba mi cabello con el shampoo genérico del hotel escuché mi teléfono sonar. Salí como si no hubiera un mañana y a un metro de donde estaba mi celular resbale y golpee mi cabeza contra el piso.
–¡Auch!
Presione el botón para contestar.
–¡Hola! ¿Cómo estuvo tu primera noche en un hotel?
–Ian, ¿En serio crees que son horas para llamar?
–No, pero se lo perezoso que eres. No quiero que vuelvas a llegar tarde a clase de Mr. Amargado.

Fruncí el ceño y no respondí. Recuerdos de la tarde anterior -que con tanto esfuerzo había tratado de suprimir- se oprimieron en mi pecho.

–No estás bien. ¿Qué paso?
–No seas tonto, Ian. N-No tengo nada.
–No te creo. –dijo muy seguro
–No inicies todas tus frases con un "No" –solo quería distraerlo
No lo hagas tú y ya dime que te paso... No estas bien, puedo escucharlo.
–No tiene importancia, ¿vale? Hablamos en la escuela.

–Si... Eso... No voy a ir dentro de 3 semanas. –Casi tiró el celular
–¿¡QUÉ!? ¿¡POR QUÉ!?
–Las cosas con mi madre no andan bien, necesito estar aquí.
–Ojalá todo esté bien, Ian... –Sin darme cuenta hice un leve puchero y colgué sin despedirme.

Terminé de vestirme (con la misma ropa de ayer, pero sin mi chamarra) y salí a la calle a esperar el bus.
Ian se quedaría 3 semanas con mis llaves... Empecé a hacer cuentas de quedarme en un hotel.
<Maldición, no tengo tanto dinero> ahora sólo me queda esperar que las bancas del parque no sean muy frías. Sonreí para mí y agaché mi cabeza.

Un flamante Mustang rojo pasó frente a mi alborotándome el cabello, se escuchó un frenazo que lastimo mis oídos y vi como el auto se detenía.
Entré en pánico. Mr. Brown se bajó del auto y caminó -corrió- hacia mí, <Piensa rápido Tomm... A ver, ahí hay un árbol, escóndete tras el>

Me di media vuelta e intenté hacer lo que mi subconsciente me pidió, pero analicé lo que estaba haciendo... ¿UN ÁRBOL? ¿Es enserio?
El profesor ya estaba muy cerca di mí y me tomó por la muñeca.

–Debería hablar contigo – Me llevó hasta su auto, no hice ningún ruido, ni siquiera puse resistencia -lo cual es raro en mi- él me abrió la puerta del copiloto y yo me subí, a decir verdad, creo que deseaba estar con él.

Su auto era muy lujoso, los asientos negros de piel aún tenían olor a nuevo y el tablero estaba radiante, no sé de dónde provenía la música ya que este era uno de esos autos que veías en TV, pero reconocía la canción. Why Is It So Hard – Charles Bradley.
Recordé el video de la canción, tan emocional e intensa, se me hizo extraño que a Mr. Brown le gustara, él parece tan insensible...

Él subió en el asiento del conductor, se acomodó en el asiento y me miró a los ojos.
–Tengo que aclarar un par de cosas.
Agaché la mirada y susurré
–Supongo que... –Me quedé callado y en tres rápidos movimientos noté que Mr.Bown estaba encima de mí.
–Te dije que yo tengo que hablar. No tú. -Fruncí el ceño y lo miré a los ojos, incrédulo. <¿Cómo se atreve a decirme eso? ¡A mí fue a quien casi viola!> –Y deja de mirarme así, sólo estoy abrochando tu cinturón. -Él entornó los ojos, regresó a su asiento y abrochó el suyo.


Me quedé muy quieto y agaché la cabeza. Condujo hasta que llegamos a un estacionamiento público. Eligió el lugar más oscuro y arrinconado de todo el lugar, estacionó con extremo cuidado su auto y desato su cinturón. ¿cómo no lo vi venir? Él no quería hablar. Pero entonces, durante unos instantes se quedó callado y eso solo cambió hasta que me removí un poco en el asiento, esto era incómodo. ¿Cómo es que acepte subirme al auto del profesor que me odia y además me mete a su departamento para besarme? Y, más extraño aún, ¿por qué no estaba muerto de miedo?

Alzó su rostro y en un rápido movimiento juntó sus labios con los míos. Abrí mucho los ojos y me hice para atrás todo lo que el asiento me permitió, tenía algo de ansiedad respecto a si intentaría volver a tocarme como lo había hecho la tarde anterior, pero su mayor roce conmigo fueron sus dedos alrededor de mi barbilla.
Estuvo sobre mis labios un largo rato - a mí me pareció mucho tiempo, pero tomando en cuenta que solamente lo había besado a él y a una chica en Jardín de Niños, mi percepción de tiempo promedio de besos no es muy creíble- yo no me moví, ni siquiera respiré. Hasta qué él se separó y soltó un corto suspiro.

–Tenía que hacer eso, lo siento. –Se estiró a la parte trasera de su auto y agarró mi chaqueta. –Toma, esto es tuyo. – Me tendió la prenda.
–Ahora... –Separó sus ojos de los míos y tomó el volante con una mano, como si fuese a conducir –No debí hacer las cosas como las hice ayer, fue irresponsable. No estabas cómo y me estoy disculpando.

Me miró por el rabillo del ojo y sonrió de lado, parecía una mueca estudiada y practicada, no podía ser que se viera tan bien haciendo ese gesto.
Como me lo pidió guardé silencio, había algo de incomodidad en el ambiente pero también una cierta complicidad. Río muy suavemente y dijo

–No volveré a hacerlo, a tocarte –mordió su labio –hasta que me lo pidas.
–¿QU... – Él puso una cara de infierno y me miró a los ojos. Guardé silencio.
–¿Sólo escucha, me gustas, bastante en realidad. Y esto no se quedará así. ¿Entendiste? – tragué saliva y fruncí un poco el ceño, nada de esto parecía real, tan repentino ¿cómo que yo le gustaba? –Mientras tanto, no se te ocurra volver a besar a nadie como lo haces conmigo.

La sangre de todo mi cuerpo subió hasta mi rostro. No podía creer lo que acababa de escuchar, intenté desabrochar mi cinturón y salir del auto pero él me detuvo.
–No seas idiota, el instituto queda a más de 12 kilómetros, anda sube. Cumpliré lo que dije, no tienes que preocuparte. –Dudé un segundo, pero eran ¡12 Kilómetros! Suspiré y metí mi sonrojado rostro en el auto.

–Yo debería... –Traté de responderle algo a todo lo que acababa de decirme, pero ¿qué iba a decirle?

Él no se inmutó en lo más mínimo, me ignoró en mi patético intento por decir algo.

Todo lo que se escuchaba en el auto era algo de jazz, algo de rock, de todo solo pude reconocer a Bradley y la única canción de Green Day que apareció, ni él no yo volvimos a hablar hasta que llegamos al frente del edificio A.

–Estas consciente que aún te tienes que quedar las horas extra conmigo durante todo el semestre ¿cierto?

Abrí mis ojos como platos y estrellé mi mano en mi rostro.

–No es cierto –susurré para mí y salí corriendo del auto, quise estrellarle la puerta pero no pude. Ya no estaba temeroso de Brown, estaba molesto y confundido. 

Different Love [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora