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PaperFresh (Fresh pasivo, Paper activo) otra cosa que quiero dar a entender, es que algunas cosas como los nombres completos serán cambiados debido a que no encontré que Paper Jam tenga algún apellido y decidí ponerle los de sus padres. Además los hechos de la guerra entre Star Sanses y los Bad Guys, son modificados para darle más sentido a todo lo que se escribe aquí, en la parte anterior y en las que vienen.






La noche caía.

Paper Jam caminaba a la sala, adentrándose en esta y viendo a tres esqueletos en el sofá, se trataban de Fresh, su esposo, Cry y Cil, sus jóvenes hijos. Sonrió ante tal tierna escena. Los tres se habían quedado dormidos viendo una serie.

Soltó un suspiro.

Realmente todo había valido la pena.

Se encaminó en busca de una cobija para arroparlos, encontrando una en su habitación, para seguidamente volver a la sala y sentarse junto a Cry, que estaba al lado derecho de Fresh, logrando taparlos a todos.

Sentía un gran alivio.

Palette tenía razón.

Había tomado su consejo de luchar por lo que tanto quería.

Aunque ahora, eran considerados como criminales en cierta forma, o más bien, fugitivos.

Aún recordaba ese día.

Faltaba una semana para su crecimiento acelerado. Y estaba discutiendo con Ink, era algo habitual en cuanto se tocaba el tema de su relación con el guardián de la diversión: Fresh. Las cosas se veían graves, Paper Jam no entendía, ¿Por qué le molestaba tanto?

—¡No lo entiendes!— gritaba Paper Jam con lágrimas bajando por sus mejillas —¡Son cinco putos años! ¡Ya casi tengo mi crecimiento acelerado!

La desesperación era palpable, Palette estaba ahí, tratando de calmar la situación.

—¡No! ¡Tu no lo entiendes!— gritaba Ink, igual o más alterado que su hijo —¡Es un estúpido incapaz de cuidarse! ¡Y tú eres un idiota por confiar en él!

—Por favor, papá cálmate, Jammy-- — ni siquiera pudo terminar de formular la oración, gracias a qué la molesta mirada de Ink se había posado sobre él.

—Palette, a tu habitación— dijo Ink con un tono hostil, manteniendo una fría mirada sobre el menor.

Paper Jam logró hacer que Ink volviera a poner su atención en él, dejando en el olvido a su hermanito. Siguiendo con su discusión.

—¿¡Y si solo juega contigo!? ¿¡No lo has pensado!?— cuestionó Ink.

—¡Él no sería capaz de eso! ¡No lo conoces tan bien como yo!— respondió el joven esqueleto —es un chico alegre y bromista— continuó con un corazón en su mirada, y sintiendo una punzada en su corazón en respuesta a su desagrado por las palabras de su padre —¡También sufre y se preocupa por mi!

—¡Ja! No decía lo mismo cuando vendía información sin importarle nada— contraatacó Ink.

—Ha cambiado, ya no es tan descuidado— defendió Paper Jam, para después poner una mirada igual de gélida que la de su padre —nunca te has dado la "molestia" de visitarlo, ¿Oh si? ¿Qué tanto sabes de él?

—Eh... — Ink se quedó en blanco —claro que lo he visitado, lo suficiente como para saber que... Que no vale la pena.

—¿Ah si? ¿Hace cuánto? ¿Diez años tal vez?— cuestionó con una sonrisa arrogante y su característico diamante.

—Paper Jam Comiet Crayon, no te voy a permitir que me faltes así al respeto— advirtió Ink.

—Yo tampoco voy a permitir que hables así de él— respondió, su ojo mostraba un diamante rojo oscuro, delatando su ira.

—Paper Jam, estás siendo muy insolente, por favor, estoy preocupado por ti, solo quiero protegerte— aseguró Ink, tratando de mantener un perfil más calmado.

—No, lo que quieres es que no le hable, quieres hundir lo en la miseria por haber dado información cuando era la única forma de sobrevivir, nunca te has puesto en su lugar, nunca has pensado qué es vivir en medio de una guerra y no saber qué hacer para que no te maten, ¡Lo hizo por sobrevivir!— continuó, la imagen mental de Fresh sonriendo le con sinceridad y llorando luego de contarle todo lo que hizo estaba muy pegada en su memoria.

—¿Y tú cómo sabes eso?— preguntó Ink con fastidio —cariño, no estuviste en la guerra, Geno y Reaper son un ejemplo, ellos jamás se metieron a ese nivel.

—¿Estamos hablando del señor Reaper y el señor Geno? Ellos podían moverse a un lugar seguro, él no, él a dónde iba, parecía que la guerra lo seguía, lo único que le quedó para que no lo matarán por no ser necesario fue vender información, entiendo que te moleste, pero joder, ya pasó mucho tiempo, ha cambiado— afirmó el más joven.

—Paper Jam, piensa lo que estás diciendo, hablamos de alguien en quien es imposible confiar— dijo Ink, tratando de convencer a su hijo de la que consideraba, era una pésima idea.

—Padre, lo he decidido, me voy, te lo dije antes y te lo afirmo ahora— finalizó.

Luego de aquello, se dió media vuelta y caminó hasta la puerta de la salida. Ink gritaba su nombre yendo detrás de él, pero no le permitió que le siguiera.

Caminó a paso rápido.

Palette salió tras de ellos, corriendo para alcanzar a su hermano, había conseguido que Ink le permitiera ir por él.

—¡Jammy!— gritó al verlo a unos metros de él.

—¿Palette?— inquirió girando su cuerpo logrando.

—¡Jammy espera! Espera— pidió el joven esqueleto hasta llegar junto a su hermano.

—Palette vuelve a casa— le ordenó.

—Espera, escúchame, no tienes que irte— le pidió con el corazón en la garganta.

Paper Jam suspiró, se quedó quieto, su hermanito aún era un niño inocente y asustado. Era de esperarse que llegara de esa forma, sin embargo, Paper Jam ya era casi un adulto, solo una semana más y crecería de golpe. En ese momento no sentía rencores con sus recientes actos y palabras. Lo miró con indiferencia y mantuvo su seriedad. Aún así, la sensibilidad de su hermanito le calaba en el alma, no podía solo dejarlo así nada más, soltando un suspiro se dispuso a hablar.

—Pal, estás bajo presión, no te preocupes por mi, te estaré escribiendo y llamando, lo juro— le aseguró con una pequeñita sonrisa compasiva.

—Pero... P...pero— lágrimas.

Algo que Paper Jam nunca pensó ver en su hermanito, eran lágrimas, tal vez era por su característica alegría y sonrisa imborrable, pero ahora, verlo con los ojos llorosos y escuchar su voz rota por la tristeza. No estaba preparado para eso.

—Escucha, Pal, por favor, vuelve a casa, estaré bien y... Estoy seguro de que, tendrás una buena vida— le reconfortó.

—... ¿Vas a llamarme? ¿Volveré a verte?— consultó con una pequeña esperanza.

—Si, si, cuando todo se calme, volveré, igual algún día, cuando seas grande, iré a visitarte, pero no le digas a nadie— pidió acercándose a él y sosteniendo sus manos.

—Lo... Lo prometo— aseguró Palette dándole una pequeña sonrisita.

Esa fue la última vez que lo vio cara a cara, tal como lo había prometido, se escribían y llamaban a diario, al igual que con sus otros hermanos, Fresh lo había convencido de que no tenían la culpa de nada, y finalmente, cada fin de mes hablaba con Ink desde algún au aleatorio.

La próxima semana irían por primera vez a visitar a su hermanito, que ya no era un niño, ya tenía hijos. Llevarían a Cil y a Cry a conocerlos.

Besó la mejilla de su agotado esposo y se dejó vencer por el sueño.

Extraños y tristes relatos (underverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora