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Primer Recuerdo

Se encontraba en el aeropuerto al sur de la isla, observando el reloj en su muñeca izquierda, el cual marcaba la hora de 13:07. El sol en esa época del año era intenso, y a pesar de encontrarse bajo la sombra formada por el techo del recinto, el aire era tan caliente que provocaba pequeñas gotas de sudor en su frente, que no dudaba en retirar con su mano cada cierto tiempo.

A lo lejos, podía divisar desde la puerta del aeropuerto a diferentes personas que iban con maletas en sus manos, algunas eran recibidas por lo que parecían ser sus familiares, mientras que otras llamaban a un taxi para su traslado. Sin embargo, ninguna de ellas era la persona que estaba esperando, porque para él, identificar a esa persona era fácil, por no decir que incluso resaltaba entre tanta multitud por su físico y complexión alta.

Pasaron cerca de otros diez minutos cuando observó su alta figura atravesar la puerta, cargando con una maleta de mano y otra maleta que era arrastrada, y portando una camisa blanca desfajada arremangada en sus antebrazos y unos pantalones claros cortos a la mitad de sus gemelos. Una vez divisado, decidió acercarse a él, con la intención de llamar su atención.

— Jefe, bienvenido a Los Santos — habló con emoción en su voz, aquel hombre que había cubierto su puesto en su ausencia, al mismo tiempo que realizaba el característico saludo militar — ¿Qué tal han ido sus vacaciones?

— привет Kovacs — contestó aquel ruso con un tono neutro, a pesar de que también se alegraba de poder regresar y volver a sentir la adrenalina que provocaba el día a día de su trabajo —. No voy a mentirle, comenzaba a aburrirme de tomar el sol y beber vodka todos los días — continuó el ruso, causando una pequeña risa al contrario por sus palabras.

— Pero vamos a ver Jefe, que esa es la vida que muchos de los agentes desearían — contestó con la sonrisa aun formada en su cara, mientras emprendía camino, seguido por el alto ruso, hacia la patrulla de la LSPD estacionada a varios metros de ellos.

El ruso contagiado por la risa de su acompañante, formó una pequeña sonrisa en su rostro, en parte por su comentario, y también por la nostalgia que en ese momento sentía al regresar a aquella isla en donde todo comenzó.

— Entonces Jefe dígame, ¿le llevo a su casa? — preguntó Kovacs al momento de cerrar el maletero de la patrulla con las maletas del ruso dentro —. Ha de venir cansado por el viaje, o ¿me equivoco?

— Negativo, creo que he tenido suficiente descanso — contestó el ruso mientras ambos subían al coche, y emprendían camino —. Vamos a comisaria, que me gustaría ponerme al tanto de todo lo más pronto posible.

— Le veo con muchas ganas de regresar al trabajo Jefe — dijo Kovacs soltando una pequeña risa al mismo tiempo que encendía el coche y lo ponía en marcha.

Los labios del ruso se curvaron para formar una pequeña sonrisa, mientras volteaba a la ventana a su lado derecho y admiraba la ciudad que comenzaba a mostrarse, logrando identificar los cambios por la cual ésta atravesó a lo largo de los años.

— Probablemente — dijo el ruso aún con la imperceptible sonrisa en su cara.

«Estoy en casa»



Cuando llegaron a comisaría, el ruso fue directamente a su taquilla con la intención de portar algo más formal a la vestimenta que traía. Optó por usar la típica camisa color beige con pistoleras café atravesando sus hombros, y con unos pantalones y zapatos de vestir ambos negros. Una vez cambiado, observó la placa que reposaba dentro de su taquilla, recordando todos los momentos que vivió con ésta sobre su cuello. La tomó con delicadeza pasando su pulgar para retirarle el polvo que llegó a acumularse en el tiempo que no estaba, para después pasarla sobre su cabeza y dejarla colgando de su cuello.

Kovacs lo esperaba en el pasillo fuera del vestidor de comisaria informando a los agentes de la LSPD a través de la radio policial, que ya se encontraba disponible en caso de que ocurriera algo y se requiriera de su presencia. Cuando Kovacs se percató de que ya se encontraba listo, se encaminaron a la planta alta del edificio, en donde se encontraba el despacho del Jefe de Policía.

Una vez dentro de la oficina, Kovacs comenzó a informar al ruso sobre todas las investigaciones realizadas desde el momento en que se retiró. Le comentó sobre los agentes caídos, y las organizaciones o bandas culpables de ello, junto con su paradero actual. También le informó sobre las futuras redadas que tenían planeado realizar los próximos días, y finalmente, sobre los agentes que conformaban la actual LSPD y la LSSD.

Son muchas investigaciones que se están realizando actualmente, ¿el FBI ha participado en alguna? — el ruso soltó la pregunta con la intención de conocer el paradero de los integrantes de esa organización gubernamental.

El FBI nos ha aportado mucha información acerca de las bandas y organizaciones, sus infiltraciones han sido de gran ayuda para la policía, aun así, ya le digo yo que los métodos para conseguir la información son muy inusuales.

Lo primero que se le vino a la cabeza al ruso, fue su antiguo jefe y sus métodos para hacer que la gente hablara, Jack Conway, que a veces era imposible de controlar al intentar obtener información de los detenidos.

— Imagino que con esos métodos han de ser suficientes para ellos — soltó el ruso con un suspiro.

Puede ser — rio —, pero hasta ahora la LSPD solo ha llegado a conocer a uno solo de ellos — continuó captando la atención de su superior —, siempre ha estado trabajando todos los días, dándonos su apoyo, incluso él mismo ha dicho que trabaja solo, por lo que me imagino que no tendrá más compañeros — contestó Kovacs al mismo tiempo que llevaba su mano derecha a su barbilla, en señal de estar pensando sobre ello.

¿Solo uno? ¿Qué pasó con los demás? — preguntó sin poder evitarlo el ruso, porque muy en el fondo de él, quería saber que había ocurrido con aquel alumno que había logrado hacerse con un espacio en su frío corazón, aunque el mismo ruso no se haya dado cuenta de ello o no quería aceptarlo.

— Desconozco Jefe, el agente federal, digamos que no es muy abierto con nosotros.

El ruso soltó el aire que había retenido sin darse cuenta luego de esa contestación. Volteó hacia la ventana a su derecha, y se perdió en sus pensamientos visualizando los coches que pasaban por la calle, pisos más abajo. El único pensamiento que rondaba por su mente era que aquel chico con cresta había abandonado sus obligaciones como agente federal, y muy probablemente huido de la isla con aquel sujeto que lo dejó postrado en coma por años, haciéndole fruncir su ceño.

— Kovacs — llamó el ruso a su compañero, una vez obtenida su atención, dirigió su vista a él — Contacte al agente federal, y consiga una cita, debo hablar con él — le pidió el ruso decidido, mientras se levantaba del asiento donde se encontraba y tomaba la radio.

Kovacs siguió los movimientos de su superior con la mirada, y esbozó una sonrisa nostálgica.

Привет, aquí el Comisario Viktor Volkov entrando de servicio — dijo fuerte y seguro a través de la radio.

〖 Don't say it again 〗- VOLKACIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora