❝Hace tiempo alguien me explicó la historia de un paraíso que se hallaba más allá del mar. Me preguntaba qué tan desdichado había de ser alguien para nacer en el infiero, qué tan egoístas habían de ser otros para abandonar a los demás a su suerte en...
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La mesa estaba servida, pollo y sopa, nada más, pero mucho mejor que cualquier ración de la guarnición eso seguro. El señor Schneider, estaría en el pueblo en algún bar bebiendo con sus amigos, en cambio la señora Schneider estaba ultimando los postres.
— ¿A cuántos titanes has matado? — preguntaron al unísono Bruno y Karla, la hija menor, casi eufóricos.
— No llevó la cuenta — respondió sin más.
— Seguro que eres el soldado que mas titanes a matado — dijo Karla, con ilusión, mientras Ackerman tomaba una cucharada de sopa.
—Sí, sí que lo es — farfulle en voz baja desinteresadamente.
— Seguro que multiplicas las cifras de Elodie al menos diez veces, incluso puede que veinte — empezó a decir Bruno. Odio a los niños.
— El lleva en la legión más años que yo, no es comparable — masculle algo molesta.
— ¿Sabes? ¡Elodie nos está enseñando a dar golpes como los suyos! — soltó Karla sin más.
— ¿Les estas enseñando a pelear a un par de niños? — dijo en un claro tono de molestia, dirigiendo su mirada hacia mi.
— No solo a nosotros dos a todos los niños del pueblo — añadió Bruno. Odio mucho a los niños.
— Ellos me lo pidieron — me excuse, pero eso no atenuó su gesto de molestia — sus padres no les ven inconveniente — por alguna razón que no logro comprender creo que ese último le molesto más — estoy segura de que tú aprendiste a manejar cuchillos mucho antes — añadí.
— ¡Cuchillos! ¿Sabéis usar cuchillos? Elodie, ¿¡Nos puedes enseñar a usar cuchillos!? — Empezó a gritar Bruno.
— ¡Calla que te va a escuchar tu madre! — farfullé.
— No — respondió Levi — ya aprenderéis cuando seáis más grandes.
— ¿Y cómo es matar titanes? — dijo Karla cambiando de tema completamente.
— Sucio — respondió.
— Bueno chicos aquí tenéis el póster, es crema de vainilla, os he puesto canela y algo de azúcar porque se que os guste.
— Gracias señora Schneider, seguro que está delicioso — dijo Ackerman, a lo que yo luego también agradecí, al unísono con Karla y Bruno, era la primer vez que les escuchaba dar las gracias y seguramente solo porque estaban "imitando a Levi"
