Narrado por Ruben.
¿Por qué me siento tan cabreado últimamente? Es una tocada de cojones todo lo que me esta pasando, y peor aun no entiendo porque ¿Qué tiene de malo? Últimamente han cambiado drásticamente muchas situaciones en mi vida, he perdido a mi novia con la que planee vivir bastante tiempo y vale que me merezco ello. Me he portado como un gilipollas en ese aspecto, pero hay cosas que no acepto aun, como era el perder esa cercanía que tenia con mi mejor amigo y ahora ex compañero de piso. En esto de mudarme, logre obtener muchos beneficios personales, emprender mi propia vivienda, saber lo que era vivir solo y que nadie me recibiera a no ser mis gatos. Sentir esa independencia de la que tanto comentaba mi madre y esa idea de que me estaba haciendo un hombre, según decía el padrino.
Pero por mi lado, aun creía que siendo el hombre independiente que era, estaba en todo mi derecho a extrañar y querer volver a recuperar esa vieja época. Esos tiempos donde podía reír las veinticuatro horas del día, donde siempre que había un momento de soledad su voz me sacaba de ella para proponerme salir por ahí o quizás solo jugar sentados en el sofá, haciendo de algo simple la cosa mas divertida y solo con sus chistes. Joder, esos si eran buenos tiempos y no los supe ver.
Después de mudarme, había cosas que jamás volví a hacer, porque si vamos al caso nunca podre comparar lo que era pasar el tiempo con mi pareja a lo que era el pasarlo con Mangel. Había una gran línea de diferencia que se resumía en la soltura que podía tener con este ultimo, en lo libre que podía ser para expresarme y sin importar lo que dijera este siempre me contestaba las coñas con otras mas descabelladas. Podía hablar de tías y video juegos sin miedo de sentir reprimendas, decir que moría por salir de putas sin recibir regaños de por medio. Eran cosas como esas, situaciones pequeñas, que hacían que fuera yo y que mi vida se sintiera mucho más feliz.
-¨No dejes ir a un buen amigo por un par de tetas y un culo.¨- Un consejo sabio que por lo general el padrino solía decirme desde que tenia memoria. Un consejo que por lo general no había seguido para nada.-
En mi época de enamoramiento masivo no pude ver que al mudarme y dejar que mi vida amorosa consumiera mi tiempo, también estaba perdiendo parte de mi gente en ello. Esas personas que a pesar de estar, también a mis espaldas estaban haciendo su vida y con todo el derecho del mundo. Después de todo, cuando Mangel y yo nos mudamos, y el se fue a vivir con Cheeto, ambos se acercaron mucho mas que antes, hasta el punto de que lo que nosotros habíamos creado como ¨Rubelangel¨, fuera solo un recuerdo vago que aparecía de vez en cuando ¿Y si eso me molestaba? No sabría decirlo. Tal vez ahora si, porque en el pasado no supe darme cuenta de las señales antes. Pasaba tanto tiempo con Jen que se me era raro el pensar en Mangel y en lo que este hacia sin mi, incluso cuando vagamente su recuerdo volvía a mi mente, solo me limitaba a olvidarlo rápidamente con la voz de mi novia al llamarme. Y si bien era bastante gilipollas, cuando uno esta enamorado no puede evitarlo.
O bueno, creía que era amor. Porque a una persona a la que amas jamás la engañas y debo reconocer que en el papel de fiel no era precisamente el mío en esa relación. Duramos más de lo que teníamos que durar, así quería creerlo yo y como algunos de ms amigos decían, era mejor que eso acabara antes de que las cosas de verdad se volvieran más negras. Nadie desea terminar mal con alguien que una vez te saco tantas sonrisas y por eso también me fue inevitable el tener que dejar de vivir con ella. Era cortar por lo sano, aun cuando luego hubiera mucho revuelo por ello en twitter, siempre tenia esos ánimos de mi mejor amigo, quien con un ¨Tranquilo, Rubiuh¨ conseguía aplacar mi enojo y hacer que simplemente riera de todo el salseo que se armaba. Fue después de haber terminado que Mangel volvía a formar parte importante de mi vida, siendo mi compañía de viajes y de charlas largas. Pese a no poder decir que éramos los mismo, si conservábamos lo retrasado que nos volvíamos cuando estábamos cerca del otro, con bromas y risas, sin importar que hubiera sensaciones incomodas, estas desaparecían y solo hacían único el tiempo que pasábamos juntos.