— Adelante. —Respondió con una voz grave y cansada al sentir que alguien tocaba la puerta de su oficina. Aún con hielos en su mejilla golpeada.
— Mi Señor... —Pronunció cabizbaja, cerrando la puerta detrás suyo una vez entró al cuarto— Creo que... Ambos tenemos que hablar... —Murmuró por lo bajo.
Sus ojos se clavaron en ella con sorpresa, no esperaba que la rosada quisiera hablar con él después de todo lo que pasó. O más bien; después de saber todo lo que ella creía de él.
— Por supuesto. Siéntese; por favor. —Ordenó, no perdiendo la calma, mientras dejaba sus papeles de lado, los completaría después.
Al mirarla sentarse enfrente suyo, y sentir sus ojos con culpa clavados en él, su corazón comenzó a acelerarse; sin poder controlarlo.
Pensó que ella jamás volvería a dirigirle ni siquiera la mirada, y cómo no, si conociera a alguien como el que Rosy le había hecho creer que era, también se hubiera alejado sin siquiera mirar atrás.— ....Lo siento. —Empezó, volviendo a bajar sus ojos para mirar a sus manos, mientras jugaba con ellas, bastante nerviosa— Supongo que usted ya sabrá lo que vengo a decirle... yo... umh... s-soy una estúpida... —Se sentía el verdadero hazme reír de todo el castillo, llevando sus manos a su rostro; tapándolo. Sin poder controlar como sus labios se entumecian, amenazando con empezar a sollozar.
Pero sintió unas cálidas manos sobre las suyas, alejandolas de su cara.
Su superior estaba... ¿Sonriendo?— No es su culpa. —Comenzó— La Señorita Rosy tenía una obsesión no sana conmigo; eso se lo puedo asegurar. No es la primera jugarreta que hace, y la hubiera despedido muchísimo antes de no ser porque mi madre tenía una relación de negocios con su padre. Pero eso se cortó; y por fin me pude deshacer de ella.
— De todas formas, no fue pr-prudente de mi parte. Tendría que haberlo escuchado al menos. —Interrumpió, seria.
— Bueno... Realmente sí. Usted debió, pero eso no garantizaba que las cosas iban a cambiar. Quizás hasta empeoraban.
— Y también, la Señorita Sally me dijo que venga a curarlo de la mejilla. Veo que tiene hielo.
— ¿La... Mejilla...? Pero si la Señorita Sally ya me había.......olvídalo. Toda suya. —Se sacó el hielo y dejó que la rosada se encargara de curarlo y mimarlo.
Mientras él cerraba los ojos y disfrutaba de ser atendido por ella, sobretodo contento de sentir el suave tacto sobre su piel... aunque realmente Amy no tenía idea de cómo curarlo, en su mente estaba siguiendo unas pobres y rápidas instrucciones que le dió la ardilla; haciendo que en un momento él sintiera un ardor por todo el cachete, el ambiente volvió a ser cómodo para ambos.
— ¿Podría invitarla a un picnic esta tarde? A los jardines del castillo. El jardinero Silver se esmera mucho en su labor, seguramente le encantará que ambos estemos allí y veamos todas las plantas que él cuida.
— Oh... ¡Claro que sí! —Dijo algo avergonzada, al recordar que probablemente las burlas que hacía la ardilla sobre que ella y él se iban a casar, quizás eran ciertas en la imaginación de el azul.
— Así podríamos conocernos más. —Le guiñó el ojo, la rosada pasó a ser el mejor tomate de la huerta, él sonrió a sus adentros— La espero en dos horas en la puerta trasera del castillo; la que sale al jardín.
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— ¿A dónde vas? —Cuestionó el zorrito de brazos cruzados, viendo cómo salía muy arreglado de su habitación.
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El Lord ‹Sonamy›
Fanfiction"El castillo Hedgehog" - aquel viejo recinto tenía demasiados secretos, y el Lord que lo habitaba, aún más. ¿Por qué era tan misterioso? Quizás no debería entrometerse... era una simple ama de llaves más, pero la curiosidad poco a poco comenzaba a c...