U n o

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CORREGIDO

N A R R A O L I V E

Muchas personas suelen decir que la clave para tener un buen día es levantarse temprano ver el hermoso amanecer y tener un buen desayuno, sin duda es pura mierda barata. El despertar es lo más asqueroso de vivir, el tener que después de unas placidas horas de sueño tener que deshacerte de las cómodas sabanas que abrazan tu cuerpo haciéndolo entrar en calor, simplemente para hacer algo, es lo peor.

Me quedo mirando hacia el techo, tiene pequeños rotos, como si alguien con sobre peso hubiese saltado sobre este, algunos rayos de sol se escapan por la cortina e iluminan el techo de manera alineada, un tocar hacia mi puerta se hace presente y me exalta y hace acabar mi reflexión.

Quien sea que es, no sabe qué se va a encontrar con el mismísimo infierno caminante.

Me encamino a la puerta y giro la manija haciendo que esta rechine de lo vieja que está, un cambio no estaría mal. Mire con sorpresa a la persona frente a mí, su cabello estaba igual de lambido como de costumbre y su algo nerviosa sonrisa hacía que sus ojos se vieran más pequeños de lo normal.

—¿Ben?, ¿qué haces aquí? —preguntó, bostezando.

—¡Hola! —saludó entre alegre y nerviosamente—. quería pues... venir a hablar hace tiempo no hablamos.

—¿Algo de lo que quieras hablar en específico? —preguntó a lo que el niega con la cabeza— adelante.

Su caminado es igual de tímido a él, miró la perspectiva de mi habitación desde la puerta y me arrepiento de haberlo invitado a entrar.

Hay libros, ropa, cobijas y cualquier tipo de cosas tiradas en el piso. Es probable que si no se tiene cuidado encuentre una rara muerta.

—Has leído bastante —comenta mientras mira los libros regados en el piso.

Enseguida me agacho recogiendo la mayor parte de libros posibles los llevo al escritorio organizándolos levemente en pilas.

—Bueno, no tengo nada más que hacer... —contestó mientras arregló la pila de libros que casi cae de lado—. ¿Recuerdas el libro que me recomendaste?

El asintió así que procedí a hablar de nuevo.

—Lo termine.

—Y te gusto? —pregunta a lo que hago una mueca.

—De los mejores libros que he leído —aseguró sonriente.

Una sonrisa se esbozó en sus labios a lo que lo imité y me volteé para seguir arreglando un poco el desastre de mi habitación, sin duda las visitas matutinas son un desastre, aunque las visitas son un desastre a cualquier hora.

—Me leí uno nuevo, es un misterio, de Agatha Christie —se apresura a explicar mirando al suelo— lo puse de vuelta en la biblioteca, ¿quieres verlo?

—La pregunta ofende —digo entrando en un papel falso de indignación.

Me puse lo más rápido que podía mis sandalias ya que seguía en el pijama de rayas que me hace oficialmente prisionera de la academia Umbrella y seguí a Ben fuera de la habitación, camino a la biblioteca.

Nuestra historia real [Cinco y tu] ✔︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora