Lirios

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Judai estiraba sus brazos con gusto mientras veía a Johan dormir a su lado. Sonrió con ternura mientras se levantaba para preparar el desayuno. Tomó sus ropas para vestirse y luego se dirigió a su cocina.
Se encontraba tan atento preparándolo, que no escuchó cuando Johan se levantó, pero para no asustarlo, decidió hacer un ligero sonido con sus labios, simulando el sonido de un beso.
El castaño al oír se dio la vuelta mientras el otro se acercaba coqueto para luego abrazarlo.

Estaban entregándose unos cuantos besos llenos de amor. Y a unos minutos de volver a entregarse otro, el teléfono de Johan sonó.
Ambos sonrieron mientras se entregaban un último beso.

—Yo haré el desayuno.-Informó Johan mientras volvía a encender la cocina.—¿Podrías decirme que dicen los mensajes?

Judai asintió obedientemente mientras tomaba el teléfono.
Leyó mientras su sonrisa disminuía y sus cejas comenzaban a fruncirse.

—¿Qué dicen, amor?

Al no tener respuesta, el extranjero se dio la vuelta mientras el japonés lo observaba molesto.

—¿Judai?

—¿Cuándo pensabas decirme esto?

—¿Decir qué?

Con molestia, Judai le entregó el teléfono mientras él iba a la habitación.

Johan comenzó a leer mientras comenzaba a llamar de inmediato a su compañero.

—¿Qué es lo que acabaste de escribirme?

Preguntó exaltado una vez que la llamada fue respondida.

—Bueno es lo que me pidió el jefe que te enviara. Decidí darte un adelanto por tu teléfono, te enviaré todo a tu correo más tarde.

—Gracias pero... ¿No pudiste enviarlo en otro momento?

—¿De qué hablas?

Johan no respondió.
Vio a Judai con su bolso mientras lo observaba molesto.
Finalizó la llamada mientras se le acercaba para acariciar su rostro.

—Judai...

—¿Así que las grandes empresas quieren crear sus edificios aquí también?

—Sí... Es horrible lo sé, pero–.

—Pero es beneficioso, ¿verdad? Tu lugar de trabajo será el primero y con eso podrías trabajar y vivir aquí.

—Sí, lo mismo pensé.

Dijo con una temerosa sonrisa mientras Judai seguía molesto.

—Lo sabías.

—Algo así... Pero es mi trabajo. Solo debía hacer un reportaje... En parte yo también fui engañado al hacer un reportaje para saber qué más lugares podían comprar.

Judai solo ignoró las palabras de Johan y siguió.

—Podrias incluir: “como en la ciudad no hay más lugar, decidimos arruinar un lugar limpio”. O mejor aún.-Continuó.—“Somos tan envidiosos, que no queremos darle más ingreso a las personas humildes”.

—Suena horrible pero no puedo hacer nada. No soy el dueño de nada de eso.

—Pero lo sabías.

La voz rota de Judai y su mirada triste eran lo suficiente para hacer sentir miserable a Johan. Quería abrazarlo y ser abrazado por quién recientemente había elegido como su pareja.

—¿Cuándo planeabas decírmelo? ¿Cuándo planeabas decírselo a las personas que conociste y tan amablemente respondieron todas tus preguntas?

—Lo lamento.

—No escribas el reportaje.

—Pero...

—Si en verdad me amas, debes decirles a todos y no participar en el reportaje.

—Sera uno extenso. Es el tema principal de la revista, es una gran oportunidad para mi.

—Así que eso es más importante...

Susurró triste.

—Vete. No quiero volver a verte.

—Pero Judai...

—Pero nada. Ya tuviste sexo conmigo, eso era lo único importante que debías hacer aquí, ¿no?

Soltó con una risa sarcástica mientras negaba con la cabeza.

Johan se encontraba en verdad destrozado.
No podía creer que la persona que estaba besando hace unos minutos ahora lo odiaba.
Odiaba el hecho de que había enviado casi todo el reportaje y así darle más información a su jefe y a futuros interesados en querer comprar sitios del lugar.
Lo observó con cuidado mientras sentía la fresca brisa en su rostro.

Flores de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora