Despertó al sentir como el dolor le recorría todo el cuerpo, miró al lado izquierdo de la cama y encontró a Grecia durmiendo plácidamente. Nadie que la hubiera visto la noche anterior daría crédito a esa angelical figura. Se puso de pie, aunque era fin de semana tenía algunos pendientes que debía terminar en uno de los bares y en la agencia. Se dirigió a su habitación para darse una ducha y fue entonces que encontró los rastros de pasión que la chica había dejado en su piel.
—Esa perra...
Bajó a la cocina después de su baño y encontró a el ama de llaves preparándole el desayuno.
—Vi su auto afuera, señorita, me tomé el atrevimiento de prepararle el desayuno como a usted le gusta.
—Gracias, Amelia —contestó la chica con cortesía mientras se sentaba en la mesa—. ¿Ya despertó mi hermana?
—Aún no, pero no debe tardar. Me dijo que tenía un compromiso a medio día.
No le dio mucha importancia a aquel evento, su atención estaba inmersa en el periódico que la mujer había dejado sobre la mesa.
Danielle continuó con su desayuno mientras leía la primera plana, hasta que una idea surcó por su mente. Hizo un par de llamadas y luego colgó. Una sonrisa conforme se dibujó en ella mientras sorbía su taza de té, cuando sintió aquellos labios fríos en una de sus mejillas.
—¿Por qué no me esperaste? —preguntó, dejándose caer en la silla junto a ella. Llevaba aún su bata de dormir y pudo sentir la mirada indiscreta del ama de llaves sobre su diáfana vestimenta.
—Te veías agotada, así que pensé que sería bueno dejarte descansar.
Grecia hizo solamente un gesto para que Amelia le sirviera el desayuno. Un poco de fruta, yogurt griego bajo en grasa y un vaso de agua mineralizada junto a su té verde.
—Ya tendremos tiempo para eso en nuestras próximas vacaciones —continuó con mucho entusiasmo sin dejar de mirar a Danielle—. Estoy pensando en dos meses por Europa, ¿qué dices? Nos hará bien.
Asintió. Había ido incontables veces a Europa durante toda su vida. Pero siempre había algo que conocer del viejo mundo. Además, una vez que algo se metía en la retorcida cabeza de su hermana no había vuelta atrás. Para prueba, su escandalosa relación.
—Pero antes de eso tengo demasiado trabajo, saldré de la ciudad nuevamente en unos días. Quiero que te hagas cargo de algunas cosas. —Miró a su pequeña hermana asentir una segunda vez. La conocía, algo debía estar ocupando su mente como para mostrarse tan distraída. Tomó el diario que estaba a su lado abierto en la plana de sociales, en él había un artículo sobre la directora y fundadora del periódico 24/7—. ¿La conoces, Dany? —preguntó perspicaz.
—¿A quién?
—A Emilia Navarro —continuó, sin dejar de mirarla.
—Tuve el gusto de conocerla hace unos días, Gael me invitó a una aburrida fiesta que organizó la empresa.
—Ya veo...
—Una mujer bastante insípida para mi gusto —continuó, al darse cuenta del especial interés que comenzaba a tener por ella—. Por cierto, alguien de su periódico me pidió que le consiguiera una cita para una entrevista contigo, dijo que era sobre la nueva colección.
Grecia perdió total interés de pronto en la figura de aquella mujer para concentrarse esas palabras.
—¡Esas malditas aves carroñeras! La nueva colección les importa un bledo. Lo que quieren es información de Gastón, ya sabes, por el rumor sobre el desvío de recursos de su campaña.

ESTÁS LEYENDO
Adiós, Diciembre
Romansa"Hay que aprender que para sanar una herida, tienes que dejar de tocarla" Emilia Navarro es la presidenta del prestigioso corporativo 24/7. Hija de una relación extramarital, tiene que aprender a sobrevivir bajo el yugo familiar de quienes intentará...