No todo es color rosa

Prólogo

Ruido, gente gritando nuestro nombre se escucha con eco en aquel gran lugar, los productores corriendo por el escenario, el sonidista -Sean- preguntando por el audio de los audífonos, mis compañeras haciendo sus cábalas antes de entrar al escenario, todo se ve borroso y ensordecedor, las voces empiezan a alejarse, mientras una tenue luz blanca y poderosa me ilumina el rostro, empiezo a escuchar mi nombre cada vez más fuerte y de repente ya no se escucha nada de nuevo.

Escucho muchísimo ruidos, gente gritando pero de desesperación, vuelvo a ver las luces blancas y trato de abrir los ojos para solo ver el techo moviéndose, giro mi cabeza y divisó a 4 personas con un rostro que muestra desesperación, los veo gritar pero no logro escucharlos, voy en una camilla y por primera vez antes de dormirme me doy cuenta que estoy en un hospital.

Despierto y por fin puedo abrir mis ojos, no se cuanto tiempo ha pasado pero duele como el demonio abrirlos, doy un recorrido por la habitación y es totalmente blanca tiene una especie de ventanal y una puerta al frente que supongo que da al baño porque al costado hay otra junto a una ventana y lo que logro divisar es un pasillo, quiero hablar pero no puedo de hecho siento algo extraño en mi garganta y cuando lo toco logro sentir un tubo, mi pulso se acelera no entiendo que esta pasando ¿porqué tengo un tubo en la garganta? El médico entra, me pide que me calme, me explica la situación y me entrega una pizarra junto a un plumón donde decido inmediatamente preguntarle algo "Are my bandmates here" -¿Donde esta mi banda?- a lo que el doctor me ve y me dice que no sabe a que me refiero pero yo lo sé, estábamos por empezar el concierto, la multitud gritando, Sean preguntando por los micrófonos, mis amigas haciendo sus cábalas, yo estab ahí en ese momento, decido hacerle otra pregunta que podría resolver mejor mis dudas "Is there someone with me?" -¿Hay alguien conmigo?- a lo que el niega, le pido que me explique y me dice que unas personas me encontraron en Oxford street de Londres, que debería estar agradecida de que esas personas llamaran a emergencias porque no hubiera sobrevivido ni media hora más, pude haber muerto por hipotermia, por deshidratación y por hambre, pero algo o alguien quiso que no lo hiciera, empiezo a recordar y el me pregunta mi nombre le digo que soy Alex Edwars y esta es mi maldita historia. O quizás sea Alex Myers, da igual la maldita historia sigue allí.