¿Creíste que era el final? Apenas esta comenzando. Lo que al principio parecía una luz que guiaba a un final feliz se convirtió en una oscuridad ahogada que podría poner en riesgo un amor como el de ______ Miney y Joel Pimentel, tantos secretos, tan...
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— ¿A que se debe el honor? Oh no, no espera... adivinare, te has dado cuenta al fin de que soy tu única opción.— ríe.
Muerdo mi labio inferior, — ¿ Siquiera tienes un plan?
— Nos vemos hoy, 8:15 a.m en mi casa o más bien bajo mi casa, conoces el camino preciosa.
— Bien.
— No te restrases, y no traigas ese feo conjunto deportivo, Debbie.
Cuelga.
¿Como diablos es que ella sabe todo eso?
— ¡Debbie! ¡Joder tía parece que le hablo a la pared! — dice asercandose a mi.
— Lo siento, lo siento. — dije con impaciencia.
Él no dice nada y simplemente nos dirigimos al gimnasio, empezamos a calentar antes de empezar con el entrenamiento en si.
— Manten las piernas inclinadas y no dobles la espalda que esto no es descanso. — Dice enderezado mi espalda.
Winn se había convertido en una parte fundamental en mi vida, si no fuera por el todo lo que se no serviría de nada, era un excelente amigo y muy bueno para hacer reír pero cuando se trata de entrenar no se la juega, es duro y le apasiona lo que hace.
— Vamos, solo faltan 10 segundos. Tú puedes.
Eran los segundos más largos de mi vida...
— 9... 8... 7... 6... 5... 4...
Suspire, — Winn...
— 3... 2... 1 bien hecho, ahora calentaremos brazos que es lo que toca. — dice tomando los guantes. — adelante.
Empiezo a golpear con lentitud pero luego recibo una mirada insuficiente por parte de mi primo, así que lo hago más de prisa y con mas fuerza.
Veo a Celine entrar al gimnasio con Joel y yo veo a Winn en busca de respuesta.
— Dijo que quería entrenar.
Me detengo.
— No te detengas, no le prestes atención manten la cabeza puesta en lo que estás haciendo ¡Vamos!
Golpeo sus guantes una y otra vez, mi corazón latía acelerado por que paso hace tan solo unos minutos, la mirada de Joel no salía de mi mente y eso me estaba dando suficientes fuerzas como para golpear o me las estaba quitando, no estaba segura del efecto que eso estaba causando en mi.
Pietro me sonríe desde el otro lado del salón dejando la pesa a un lado, me detuve de nuevo.
