"Creo que la mayoría de los seres humanos tienen dentro de ellos la capacidad de cometer un asesinato."
-Richard Ramirez.
[ 3 ]
MINERVA
En la parte superior del viaducto inferior del museo —también conocido como pont de Baix—, fue el escenario del crimen.
Virginia Moretz de veintidós años de edad, fue la víctima de ese trágico suceso; era estudiante de la universidad CEU San Paulo Madrid, había ido a Barcelona a visitar a su familia antes de ir a Estados Unidos por sus clases de intercambio.
Me dejé caer en el espaldar de la silla y suspiré. Me pregunté si ella conocía su asesino, si llegaron juntos al parque o si se encontraron allí. Pero ese pensamiento fue desechado cuando leí el testimonio de dos chicas que estaban con ella.
Virginia se había alejado del área de pícnic con sus dos primas, dejando a su tía y a su abuela esperando por ellas. Según las chicas, ellas se dirigieron al baño y de regreso hicieron una parada en uno de los bares del parque; Virginia regresó al baño a buscar un labial que había dejado por olvido. Se negó a ser acompañada diciendo que no tardaría.
La preocupación por parte de las chicas surgió cuando no volvió.
Y jamás lo hará.
Una hora más tarde, unos jóvenes encontraron su cadáver y así fue cómo la alarma se activó evacuando el área. El suceso aconteció después que Hugo y yo salimos del parque, pero el asesinato debió ser antes.
Me lamí los labios y pensé en Hugo, en sus palabras de la noche anterior después de confesarme que no podía dormir al no sacar de su cabeza la imagen de esa mujer degollada. Después de buscar nuestro grupo por los pabellones, la plaza y la sala Hipóslita quiso acortar el camino por la vegetación para llegar a la Casa-Museo Gaudí. Cuando se topó con el cadáver, desconcertado, se alejó de la escena volviendo sobre sus pasos.
más tarde lo había encontrado en la fuente de mosaicos.—Cuando la vi me asusté, Minerva —dijo y con la luz de la lámpara a mi lado noté que sus ojos estaban cristalinos—. Jamás había visto una mujer muerta, era joven —hizo una pausa y su voz se debilitó—, me recordó a tí.
Fui a hablar, pero me contuve.
Hugo necesitaba que lo escuchara, necesitaba dejar salir lo que estaba sintiendo desde la tarde, aquello que no le había dejado dormir.
Hugo prosiguió, y bajó la voz con un tono de complicidad.
—No le contesté a Mina —Mina era mi madre—, porque no quería hablar con nadie, ni siquiera quería estar contigo,—bajó su rostro y aproveché la acción para poner una mano sobre su cabeza y jugar con su cabello, Hugo necesitaba calmarse, empezaba a agitarse y hablar con rapidez.
»Solo quería estar sólo pero a la vez que estuvieras a salvo —hizo una pausa larga y le di su tiempo—. Pero te fallé y me fallé a mí mismo. Cuando vi ese cadáver huí como un cobarde y me quedé en la fuente a esperarte —sus hombros empezaron a moverse y escondió más su rostro sobre mi regazo—. No sé qué hubiese sido de mí si te hubiese pasado algo malo —dijo con la voz rota—. Eres mi hermana Min, debo cuidarte y te fallé.
—Shhh —lo calmé y descubrí su rostro, mirándolo a los ojos esa noche, vi a Hugo como no lo había visto antes: como un hermano.
De un segundo a otro su belleza física y corporal ya no era un deseo sexual para mí, solo había amor fraternal por el chico que ahora lloraba sobre mi regazo como un niño pequeño, un niño que había visto algo que no debió ver.
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Ciudad de Acertijos [En Proceso]
Mystery / Thriller¿Qué harías si encuentras una nota extraña en un libro? Una nota que claramente dice «ve», ¿Irías? ¿Buscarías el origen de esa nota? ¿O la ignorarías? Minerva se propuso a buscarla, y aunque no sabía qué encontraría continuó. Y tras seguir una pist...