Carta al fin del mundo

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Se puede oír el viento entre las ramas de los Abedules y los Ficus; se pueden oler los pinos y jazmines; se puede ver cómo el Araguaney, el Apamate y el Jacarandá pintan el paisaje; se siente la sombra del Samán y el Castaño, y como las raíces del Eucalipto y del Ombú atraviesan la tierra y la mantienen unida.
De pronto, ya nada está: el último árbol sobre la Tierra murió, y con él, la esperanza de vida de todos los seres vivos del planeta.
El aire ya no es aire y no se puede respirar, las abejas no van de flor en flor y no fabrican la miel; el canario y el ruiseñor cantaron por última vez antes de convertirse en polvo y recuerdos.
Las hadas, minotauros y los seres de agua (de verdad existieron, no son sólo personajes de cuentos), comienzan a morir sin la posibilidad de hacer nada para cambiarlo, sólo ver sus tristes ojos agonizantes.
El caos no solo se crea en la naturaleza: los gobiernos de Latinoamérica y África son los primeros en caer a causa de la desesperación de las personas por preservar su vida, en un entorno donde una larga historia de decadencia lo hace difícil; la Unión Europea cae, al igual que América Anglosajona; Asia y Oceanía comienzan una guerra en la que el que sobreviva gana.
Se crea un mundo apocalíptico donde la gente muere y los muertos salen de su tumba e —irónicamente— bailan al ritmo de Thriller.

Veo como un grupo de personas juegan en el parque, y oigo a los perros ladrar. Las personas hacen fila para comprar las entradas para el concierto de Panic! At the disco, y otras para entrar al cine a ver la tercera entrega de Animales Fantásticos.
Me pregunto si esto se hubiese evitado si fuésemos más conscientes, si hubiésemos cuidado a aquel Arce, o si hubiésemos plantado y regado aquellas semillas de Roble.

Quién esté leyendo esto tal vez se sienta confundido, déjame decirte que yo lo estoy, no sé si estas cosas ya pasaron o pasarán, o si son sólo alucinaciones de una pobre mente atormentada.
Cuando leas esto seguro el monóxido de carbono me habrá matado, o tal vez esté conociendo a Ariana Grande, o quizá sólo esté viendo televisión, como sea, recuerda no intoxicar tu ambiente, no eres el único que lo necesita, y sólo porque para cuando las cosas estén mal ya tú no estarás no es razón para acabar con el ambiente. Cualquiera sea el planeta en el que estés viviendo es tu único hogar y el de todos los demás.

— Señora Sklansb

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Capitulo corto, y probablemente no mi favorito en el mundo, pero siento un cariño un poco diferente por este, puede ser porque investigué un poco para darle el uso correcto a los árboles, pero también porque siento que el mensaje al final es muy realista y es algo que pasa.
Cómo sea, gracias por leer 🧡

Érase una vez en una Tierra desconocidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora