Antes...
—Es tarde Rebekah, vamos.—Dijo Niklaus tomando del brazo a su hermana menor pero ella se soltó zafó inmediatamente.
—¿Quién es este?—Cuestionó Stefan mientras se levantaba de su asiento, rápidamente la rubia Mikaelson lo detuvo.
—Stefan no, te matará.—Le advirtió mientras que el original tenía la vista fija en el menor de los Salvatore.—Es más fuerte de lo qué parece.—Comentó, el vampiro colocó su mano en el hombro izquierdo de la blonda.
—Así que este es el Stefan Salvatore del que tanto hablas.—Dijo con una pizca de burla.—Tienes razón es algo peculiar...Me aburro. Quiero irme.—Le habló a su rubia hermana.
—Pues vete, no soy tu nov...
—Stefan quiero irme, estoy aburrida.—Interrumpió una voz femenina. El original fijó su mirada en la joven que estaba detrás del ojiverde, era hermosa, no pudo evitar examinar cada detalle de su físico; su cabello era rubio y corto, brillaba la luz artificial del bar. Sus orbes eran verdes, tenían un brillo especial, como si unas pequeñas luciérnagas estuvieran iluminando sus ojos, las facciones delicadas de su rostro dejaron sin aliento al inmortal.
—Oh vamos Adeline, puedes irte sola.—Le dijo el vampiro mientras giraba su cabeza para poder verla mejor.—Ya estás grande, hermana.—Bromeó con una sonrisa de lado.
—Te lo digo en serio. No hay nada que pueda hacer.—Fijó su mirada en el original.—¿Quién es?.—Cuestionó refiriéndose a Klaus.
—Él es mi hermano Niklaus.—Ambos se observaron por un momento.—Tengo una idea. ¿Por qué no beben algo con nosotros?.
—Está bien.—Contestaron los dos al mismo tiempo.
Sentados alrededor de una mesa redonda, los inmortales reían y bebían contentos.
—A ver Stefan...—Habló el rubio entablando un nuevo tema de conversación.—¿Qué te hace merecedor de una original como mi hermana?.—Interrogó mientras colocaba sus brazos en el respaldo del asiento. Intencionalmente tocó el hombro desnudo de Adeline provocando que esta lo mirara.—Es una vampiresa pura y tu eres de un linaje diluido.
—¿Qué tiene? Si quieren estar juntos lo estarán.—Dijo la blonda que permanecía con una sonrisa en su rostro.—Digo, si quieren disfrutar de la eternidad que les espera pueden hacerlo. Tú no eres nadie para intervenir.—Rebekah sonrió feliz de ver como su amiga apoyaba su relación. Niklaus sonrió sin mostrar los dientes, le agradaba el carácter de la vampiro.
—Así que...¿ustedes son hermanos?.—Preguntó sin sacarle los ojos de encima a la rubia.
—Somos mellizos.—Respondió Stefan tomando la mano de su hermana, pero se separaron al instante al ver que un hombre se situaba delante de su mesa.
—¿Dónde está mi mujer?.—Cuestionó en un tono muy alto, Adeline junto a su mellizo se observaron con burla.
—No lo sé. Me rindo.—Contestó el ojiverde con gracia.
—¿Te crees muy duro? Escondido en tu bar, bebiendo tu licor. Una llamada a la policía te pondrá en tu lugar. Adeline rió para luego aclarar su garganta.
—Layla, Layla ven un momento, por favor.—Llamó mirando una mujer de cabello azabache en las escaleras.
—Gracias a Dios. Ven mi amor.—Le habló, la tomó del brazo para guiarla a la salida, pero la rubia lo detuvo.
—No, no, no, no.—Recitó con rapidez.—Siéntate.—Le ordenó usando la compulsión, le señaló el espacio al lado de su hermano para que pudiera sentarse.—Ven, querida.—Le dijo a la mujer, esta se sentó a su lado haciendo que la blonda se una aún más a Klaus. Agarró la punta del guante y se lo fue quitando poco a poco. Klaus observaba cada movimiento que hacía la ojiverde, no sabía que acción esperar acerca de ella. Adeline sacó una daga de su bolso e hizo que la hoja saliera de su ''escondite''.