SINNERS (Arvin Russell y tú) [TERMINADA] ✓

La visita nocturna

Por algo el título de esta historia es Sinners.
Este capítulo trae contenido erótico y descripciones de sexualidad para mayores de 15 pero como les vale, sólo aviso. 😔✋🏻

⟩ Arvin Russell ⟨

Habían pasado unos días luego de ese beso con ______ y habría mentido de decir que no la extrañaba porque cada parte de mí rogaba por otro beso de ella.

No podría soportar otra semana hasta que volviéramos a clases, así que creé un plan, uno muy idiota si lo analizaba con la cabeza fría.

Esperé a la noche, que todos durmieran en casa para tomar el coche y salir en dirección a casa del doctor William. La adrenalina y el nerviosismo estaba carcomiéndome por dentro por si algo salía mal.

Cuando llegué, dejé el auto estacionado a unas calles de distancia y entonces procedí a bajar para saltar las cercas de aquella enorme casa.

Llegué al patio trasero y miré casi todas las luces apagadas a excepción de las del porche. Me acerqué a una de las columnas con rejilla y escalé hasta el balcón de la habitación que era de ______ esperanzado por que estuviera despierta aún.

⟩ _____ Jenner ⟨

El insomnio de nuevo me invadía y no podía dejar de cambiar de posición para dormir. A pesar que hoy fuera una noche tranquila no podía conciliar mi sueño.

Cerré los ojos y pronto escuché suaves tintineos en mi ventana. De inmediato me levanté y fui a ver qué ocurría.

Jamás habían golpeado mi ventana y menos a las diez de la noche. Cuando subí las cortinas de aquella ventana de cuerpo completo, divisé a Arvin del otro lado.

Tuve que abrir para que entrara. El frío afuera era infernal.

— ¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté con una voz casi susurrante pero que se escuchara clara para él—. No son horas de visitas, ¿Ocurre algo?

—Y-yo, no, sólo que... quería verte.

Mi corazón se salía de mi pecho al oírlo, sólo bajé de nuevo las cortinas de la ventana.

La habitación estaba a oscuras, no quería encender la luz porque si Malorie o William iban al baño se darían cuenta que seguía sin dormir.

—Debiste venir temprano, Arvin. Casi es media noche...

—Es que de día no podría, sabes que tengo mucho por hacer y Lenora insistiría en venir.

— ¿Y qué? Deberías traerla, adoro que venga a casa por la tarde.

—Pero con ella no podría...

— ¿No podrías qué? —pregunté al verlo aún cerca mío sin intención de alejarse.

—Besarte.

Esbocé una sonrisa antes de ser yo la primera en acercarme para besarlo, él me tomó de las caderas para aferrarme a su cuerpo.

No me alejé, yo rodeé su cuello con mis brazos para seguir el beso más tiempo. El detalle de venir de noche a pesar de saber que su abuela se podría dar cuenta era algo estúpido pero que a mi parecer era mucho para sólo correrlo por las agallas tomadas.

Nuestros labios jugaban una y otra vez entre mordidas suaves o nuestras lenguas rozándose con timidez para una vez tomada la suficiente confianza hubiera de por medio una guerra suave entre ellas por ver quién dominaba en ese beso.

La sensación de adrenalina por ser descubiertos daba un extra al placer de los besos, tanto que empecé a sentirme rara, con una sensación de calor y palpitaciones suaves en mi feminidad.