El pecado predilecto

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⟩ _____ Jenner ⟨

Era viernes por la tarde y como siempre, el reverendo junto a las demás mujeres devotas a la iglesia se encontraban en casa tomando el té y hablando de la biblia.

Entre ellas estaban Lenora y Emma que como siempre, estaban atentas y encantadas con las palabras del anciano. Hoy el tema a charlar eran los siete pecados.

—Los pecados capitales son el arma del demonio para alejarnos de nuestro creador —hablaba el reverendo a voz tan alta que se escuchaba hasta en mi habitación—. La soberbia, la gula, la avaricia, la ira, la pereza, la envidia y la lujuria. Los siete pecados que nos alejan de la salvación y del paraíso.

Estaba inconforme con ese comentario. ¿Alejarnos del paraíso? Si cometiéndolos era cuando más en paz y libre te sentías. ¿Qué placer me ofrecía su supuesto paraíso que fuera más agradable que el que los pecados ofrecían?

¿A quién demonios se le ocurrió llamarlos pecados? A un amargado como todos los religiosos con vida miserable que buscaba hacer al resto igual de miserable a él.

A mi parecer, todos eran buenos aunque el último, la lujuria, era uno de los mejores.

En especial si lo compartía con Arvin...

Sus visitas a mi cuarto siguieron después de aquella noche que entró por mi balcón inesperadamente. Nuestros encuentros se estaban volviendo adictivos y constantes. El sexo había sido genial luego de la primera vez.

Probamos en varios lados: mi cuarto, la iglesia, su coche, mi antigua casa, el campo y el ático.

Estábamos de nuevo en mi cama, en una de esas tantas sesiones que solíamos hacer cada que venía el reverendo a casa y mantenía ocupadas por horas a Emma y Malorie.

—Esto de hacerlo cuando está el reverendo abajo empieza a volverse cada vez más incómodo —le dije a Arvin mientras bajaba de encima suyo y comenzábamos a vestirnos después de haber culminado en un muy buen orgasmo—, no puedo concentrarme en esto sin pensar que estamos en misa y con sus gritos es peor.

Ambos soltamos una risa por su comentario, lo miré alejarse de mí y volver a ponerse su camiseta.

—Sí, prefiero las noches, es todo más callado —contó él mientras se subía la cremallera—. Te juro que siento como si lo hiciera a propósito —contó Arvin besando mi hombro antes que me terminara de vestir—, es como si supiera que pasa algo aquí.

—No seas paranoico, somos muy cuidadosos con esto, nadie sabe que lo hacemos —viré los ojos con cierta diversión antes de dar media vuelta y depositar un beso en sus labios—, ¿O qué?, ¿Ya sentiste culpa por estar cayendo en el pecado de lujuria?

— ¿De qué hablas? —me miró y sonrió ladinamente—, claro, debe ser eso—me respondió con total sarcasmo.

Lo miré sentarse en la orilla de la cama un momento y justo me senté con él un poco después mientras acariciaba su rodilla.

—Bien, dejaremos de hacerlo aquí cuando venga el reverendo —comenté antes de reposar mi cabeza en su hombro.

Sentí que sonreía un poco antes de rodear mis hombros con su brazo y besar mi sien.

Adoraba la manera tan dulce de ser que Arvin tenía conmigo. Era como mi veneno y antídoto a la vez.

—Te adoro —musitó antes de abrazarme por completo acurrucándome entre sus brazos para refugiarme en su pecho.

— ¿Cuánto? —le pregunté elevando un poco mi cara para verlo.

—Mucho como para hacer este tipo de locuras contigo, Jenner. Te amo.

—Pero yo te amo mucho más —ambos nos vimos una vez más antes que yo fuera la primera en acercarme un poco más para robarle un beso apenas fugaz.

Arvin había comenzado a ser mi refugio, luego de las constantes discusiones con William y Malorie, él siempre estaba para escucharme y consolarme. Cada que me abrazaba era como sentirme segura de todo lo que ocurría.

Me estaba volviendo dependiente a esa sensación de amor y protección que emanaba Arvin cada que estaba mimándome.

—Deberíamos bajar ahora —sugerí mientras me levantaba y tomaba un par de libros—, están próximos a terminar su reunión.

—Sí —él tomó otro libro más.

Como siempre, ya teníamos la coartada de decir que estábamos estudiando y por eso subimos a la habitación, así no cuestionaba nada ni Malorie y menos Emma.

Cuando íbamos hacia la planta baja, miramos cómo Malorie despedía a sus visitas, tan sólo quedaban Lenora y Emma que esperaban a Arvin para irse.

—Creí que nunca acabaría su reunión —dije mientras iba hacia la sala donde estaban Emma y Lenora.

—Se extendió un poco más, el reverendo es muy profundo con sus charlas —dijo Emma—, ¿Cómo les fue a ustedes?

—Bien, terminamos de estudiar Física —respondí con total naturalidad.

⟩ Arvin Russell ⟨

_____ mentía con una facilidad envidiable, casi podría jurar que realmente habríamos estado estudiando todo ese rato en su habitación.

—Estoy segura que este curso les irá bien —comentó Lenora—, han estado estudiando mucho.

—Ojalá, pero hay cosas que no termino de entender —_____ soltó una risa inocente mientras se encogía de hombros—, creo que necesitaremos más que unos días solamente.

Volteó a mirarme y yo sólo asentí sin saber realmente qué decir.

—S-sí, nos faltan temas, no es muy fácil explicarlos —le dije a mi abuela mientras tomaba mi chaqueta—, ¿Nos vamos ya?

—Oh, claro. Voy a despedirme de Malorie, vayan adelantándose —pidió mi abuela antes de acercarse a _____ para despedirse de ella al igual que Lenora.

—Nos vemos —me acerqué para besar su comisura mientras ella acariciaba uno de mis costados con suavidad.

— ¿Vendrás esta noche? —me preguntó al estar cerca suyo.

—No creo que pueda hoy, el tío Earskell hará un pequeño viaje —le expliqué una vez que Lenora se fue—, tal vez mañana.

—Está bien, nos vemos.

Nos sonreímos ligeramente una última vez antes que yo saliera para despedirme de su madre y después ir al coche a esperar a la abuela Emma ya que Lenora se encontraba en el auto ya.

Mi abuela salió y conduje hacia casa y de no ser por los comentarios de Lenora que hacían hablar a la abuela, todo hubiera sido un terrible silencio.

Al llegar, Lenora fue la primera en bajar con el pretexto que iría a revisar que sus flores tuvieran agua dejándonos a mi abuela y a mí entrar a casa.

— ¿Estudiando física? —por fin la escuché hablar.

— ¿Ah? Sí, ¿Por qué?

— ¿Y para estudiar debes tener a _____ encima tuyo? —preguntó quitándome de la camiseta dos cabellos de Jenner a lo que tragué pesado.

—Pues...

—Les habría creído de no ser porque no me sabes mentir —negó—, y esos cabellos. ¿Hay algo que yo no sepa?

—Estuvimos estudiando, sólo que en un momento descansamos y se recostó en mi pecho, es todo, abuela, ¿Por qué te mentiría?

— ¿Estás seguro que no me ocultas nada?

—Claro, te lo prometo.

Mi abuela no insistió más, eso me hizo sentir menos tenso. No estaba listo para decirle de mi relación con ____ y menos lo que ocurría con nosotros desde hace unos cuantos días porque sabría lo decepcionada que se sentiría.

¿Pero que se supone que hiciera? Si para mí todo el mundo se reducía en _____. Ella era todo lo que mis ojos miraban. 

Estaba completamente enamorado de esa chica...

SINNERS (Arvin Russell y tú) [TERMINADA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora