Skins Fall

Manchas de sangre salpicadas de manera aleatoria teñían el piso, la alfombra, los muebles y la pared, no había manera de distinguir de quién salieron, una respiración agitada inundaba la incómodamente la fría y oscura habitación, apestaba a productos químicos tales como desinfectantes, el olor daba la ligera sensación incomoda de estar en un hospital.

Cook se encontraba en el suelo con la espalda apoyada en el marco de la puerta, tosía repetidamente y expulsaba sangre salpicando sus manos a la hora de cubrirse, al levantarse fue consiente de el enorme daño que había sufrido, sus huesos crujían, levantó su camisa dejando ver el purpura rojizo que ahora teñía sus costillas, era muy difícil mover su mano, gastó unos segundos viéndola, tenía los nudillos abiertos e hinchados, su antebrazo tampoco se encontraba en muy buen estado, con el pudo detener un fuerte golpe del bate que por suerte no lo había roto, quizá el hueso solo estuviera astillado. En general, se sentía como un saco de boxeo viejo.

John (específicamente su cadáver) se encontraba en el suelo con la mandíbula fuera de su lugar y visiblemente rota, múltiples llagas se vislumbraban en la poca luz que iluminaba su ahora deforme rostro, Cook intercalaba una fuerte mirada a John y la ropa ensangrentada de Freddie, finalmente decidió revisar las pertenencias de su amigo, la oscuridad y la falta de movimiento en sus extremidades dificultaban abrir las bolsas, tardó bastante en abrirlas juntando la ropa en un solo bulto, una mezcla de tristeza y rabia lo inundaba, ahora que la adrenalina se había disipado por su sistema, unas pocas lagrimas bajaron por sus mejillas limpiando las llagas sangrantes de sus labios, se negaba a aceptar lo que estaba viendo, Freddie tenía que estar vivo. Se limpió las lagrimas y fue de vuelta al lado del cadáver, su cuerpo no decidía que emoción tomaría el control, mareos y ganas de devolver el estómago lo inundaban, pero se contuvo, ya había pasado lo peor.

–¡No jodas con Cook! –gritó intentando (inútilmente) expulsar su enojo.

Pero el silencio era absoluto, por un momento fue consiente de que solo era un chico gritándole a un cuerpo sin vida, se sintió vacío.

Salió de la habitación explorando la casa en búsqueda de pistas sobre el paradero del cuerpo de Freddie, pasó casi una hora en la gran casa, después de varios minutos sin encontrar nada relevante se sentó en el sofá de la sala para descansar un momento y bajó la cabeza entre sus manos, pensamientos erráticos asaltaban su cabeza.

–¿Dónde mierda estás Freds? –pensó frustrado a la par de que su cuerpo temblaba inquieto.

Alzó la mirada a un taburete que se encontraba al otro lado de la habitación, sobre el se encontraba un plato con llaves y a su lado un teléfono móvil. Se levantó pesadamente en dirección al teléfono, ya en sus lastimadas manos, comenzó a revisar el registro de llamadas, en el se encontraba una llamada de mas de cinco minutos con la policía, era bastante reciente, dos horas atrás aproximadamente. Un pensamiento hizo clic dentro de la cabeza de Cook.

–El hijo de perra me buscó para entregarme, por eso estaba vigilándonos afuera del cobertizo, sin mi, tenia el camino despejado para llegar a Effy –dijo molesto en su mente.

–Tengo que seguir buscando a Freds, no puedo perder tiempo –añadió a sus pensamientos.

Cerca de la cocina en la primera planta se divisaba entre la oscuridad una pala recargada en la pared, parecía sucia, a unos cuantos metros la puerta del patio trasero dejaba entrar la luz de la luna, Cook salió dirigiendo su vista inmediatamente a las irregularidades del pasto en el patio, evidentemente había sido recortado en un cuadro como una alfombra natural, lo levantó y escarbó la tierra que estaba suelta, era obvio que su amigo estaba enterrado ahí, era inútil cavar mas y Cook lo sabía. Estaba muy dañado física y mentalmente, a pocos metros bajo el, se encontraba su mejor amigo, aquel que siempre cuido de el. Agotado sin saber que hacer se recostó descansando, sin darse cuenta durmió varias horas sobre la tierra.