Parte Única

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Solo deseaba no estar sola...

La noticia de la mudanza destrozó su mundo, solo quería huir de su hogar, no quería empezar de nuevo, no quería dejar a sus amigas.

La solución se abrió ante ella cuando encontró aquella caja que vio en ese libro que revisó antes de enfrentar la triste noticia, no lo pensó siquiera, solo creyó impulsivamente que era la única manera de estar con ellas por siempre. Anne había accedido a robarla ante la presión que hizo ella junto a Sasha, sabían la fuerte influencia que tenían sobre ella.

No todo es como lo deseas...

Al abrir la caja sí las transporto a otro mundo, pero estaba sola en un tipo ciudad, no habían pista de Anne y Sasha, las ganas de llorar eran intensas al inicio al encontrarse sola, lo que menos deseaba...

Empezó a caminar por el lugar, sin embargo, no notó las escaleras frente a ella haciéndola caer, al estar varios segundos en el piso con un fuerte dolor en su pierna, de pronto se vio rodeada de diferentes especies de Anfibios (especialmente de tritones), algo que le extraño bastante, una mujer fue quien la recibió cuando la llevaron al palacio, la revisaron y le auxiliaron la pierna, luego el Rey se acercó a ella cuando supo de su permanencia en el palacio del lugar llamado Newtopia de Amphibia, Andrias le pareció alguien muy amigable y comprensivo.

—Una caja?— cuestionó al oír ese detalle— ¿Y cómo era?—

Grave error contestar...

—Pues... tenía tres gemas, cada una de un color diferente: verde, azul y una como fucsia— respondió.

Él la miró sorprendido, pero intentó no elevar sospechas.

—Y... ¿sabían algo de lo que podría hacer?— pregunto.

—¡No! No lo sabíamos— fue lo que contesto, no quería contarle la verdad, al menos por ahora.

—¿Y la tienes contigo?— continuó preguntando.

—No— recordó de pronto— A decir verdad, no ando tantas cosas de mi mundo—

—Una lastima, hubiera sido interesante con el fin de devolverte a casa— mencionó quitando la mirada.

Más culpable se empezó a sentir.

—Parece afligirte algo— reconoció el rey.

No pudo evitar soltar algunas lágrimas.

—Es solo que... mis amigas, no se sí ellas...— no pudo terminar ante la explosión de su llanto.

Andrias intentó calmarla y le ofreció hospedaje en el castillo, Lady Olivia fue quien la terminó ayudando a instalarse. A pesar del dolor y el sentimiento de incertidumbre de donde rayos estarán sus demás amigas, el miedo más grande era: ¿Qué iba a hacer sin ellas sí eran todo lo que más quería? Pero tuvo que adaptarse.

Y de esa forma fue aprendiendo sobre este nuevo mundo fantástico (a su parecer): su cultura, especies, vida, juegos y más, logró hacer grandes mejoras, ganándose la admiración del rey y volviéndose capitana de la guardia de caballeros de Newtopia y no iba a mentir, empezó a amar ese lugar, era todo lo que deseaba vivir. Pero no era solo Andrias quien confiaba más en Marcy, sino que ella también empezó a confiar en él...

Una tarde tranquila, ambos se encontraban jugando una partida de Flip Wart y Marcy confió que él lo entendería.

Confió de más...

—Majestad— soltó luego de mover una pieza.

—No es tan necesaria la formalidad Marcy, te lo he dicho— recordó.

No quiero estar sola...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora