Prólogo

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22 de septiembre del 2015
14 años

Desde pequeña mi abuelo me enseñó que en el mundo existían dos tipos de personas, las buenas y las malas, los ángeles y los demonios. Me hacía bellas historias donde los ángeles siempre salían triunfantes, donde el bien prevalecía sobre el mal y la luz acababa con la oscuridad.

—Abuelo ¿por qué los demonios son tan malos? —recuerdo que le pregunté una noche.

—Los demonios están llenos de oscuridad mi pequeño ángel, no les importa nada que no sean ellos , y son capaces de todo por conseguir lo que quieren —me respondió , y ahora se que tenía razón.

Los demonios no , las personas , estamos rodeados de personas crueles y horribles ; pero la vida real no era como esas historias donde el bien salía vencedor , en la realidad los malos ganaban y seguían haciendo daño , matando gente inocente , sin importar las consecuencias de sus actos , o el dolor que pueden causar.

Dirijo mi mirada hacia a tumba de mi abuelo , con la vista nublada en lágrimas y leo la inscripción.

Alexander Mendoza
1950-2014
Exelente esposo , padre y abuelo

Abuelo.

Dime mi pequeño ángel.

—Si los demonios son tan malos ¿cómo hacen los ángeles para derrotarlos?.

Acabando con su oscuridad , es esa la tarea de los ángeles , terminar con la oscuridad del mundo.

Pero no entiendo , ¿cómo se acaba con la oscuridad?.

Algún día, cuando sea el momento indicado lo entenderás.

Hoy lo entendí , los ángeles deben sacrificarse para derrotar a los demonios , deben dejar de ser luz para volverse oscuridad , tienen que convertirse en uno de ellos y así acabar con el mal.

—Lo hice abuelo —hablé con la voz entrecortada por las lágrimas —acabé con la oscuridad de la persona que te mató , ya no podrá traer más mal a este mundo -me agaché para dejar el ramo de flores que había traído —son rosas rojas —mencioné con una sonrisa -tus favoritas.

Después de dejar las rosas en su tumba, me despedí de él , limpié mis lágrimas y me dirigí a mi casa.

—¿Qué cojones estás haciendo Alexandra? —gritó con la voz llena de rabia y miedo.

—Solo saco el mal de este mundo, solo te hago pagar por lo que le hiciste.

-Tenía mis razones para matarlo.

—¡Era tu mejor amigo! —grité alterada —él era tu mejor amigo —repetí esta vez en un tono mas bajo , pues las lágrimas amenazaban con salir.

—Hay muchas cosas de él que no conoces Ale.

—Calla , no te atrevas a llamarme así de nuevo, y mucho menos a decir algo sobre mi abuelo ahora que no esta aquí para defenderse —me fui acercado a él y saqué una pistola que traía escondida bajo la camiseta.

—¿Qué haces?, baja esa arma -le apunté directo a la frente y quité el seguro —Alexandra , traquila , calmate , se que estas dolida, pero esto no va a arreglar nada , fue un error y lo siento , ahora baja el arma.

—Tus disculpas no van a traer de vuelta a mi abuelo, nada va a arreglar esto , pero si te mato, su muerte sera vengada y él podrá descansar en paz —tomé el arma con más fuerza y llevé mis dedos al gatillo.

—Escucha eres buena , estoy seguro de que él no quería esto para ti , tu abuelo te amaba demasiado , para él era su ángel , pero si aprietas ese gatillo dejarás de serlo , acabarás con tu vida ¿enserio quieres eso? ¿de verdad crees que así será feliz? —calla unos segundos antes de volver a hablar —ya no serás su pequeño ángel.

No puedo evitar que las lágrimas se apoderen de mis ojos , pero aún así lo ignoro y me concentro en mi objetivo.

—Alexandra escúchame -suplica, pero lo último que llegué a escuchar fue el ruido de una bala.

Desperté de nuevo, agitada. Era la tercera noche que tenía este sueño, se repetía en mi cabeza una y otra vez, impidiéndome descansar.

—Fue lo correcto —me susurré a mi misma, mientras me acomodaba mejor en mi cama y trataba de volver a dormir.

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