Katerina
Mi padre debería estar acá, debería estar ayudando, donde está, por qué no estaba en la casa de la señora Carla.
—¡Kate ayúdame! –salí del trance y miré la situación.
La casa de Eren estaba echa ruinas y su madre se encontraba atrapada bajo los escombros de esta, sobresalía su torso hacia arriba.
—¡pongamos esta madera y hagamos contrapeso! –la coloqué cerca de su espalda y los tres empujamos hacia abajo para levantar la viga, pero nada– e-esto no está funcionando..
—los titanes han entrado, ¿verdad? –mis manos estaban con sangre por la fuerza que ponía empujando la madera– déjenme acá, mis piernas están destrozadas, porfavor escapen.
—¡no te dejaré acá!
—¡¿por qué nunca me haces caso, Eren!? ¡obedéceme por esta vez, porfavor! –mis ojos estaban llenos de lagrimas.
Por detrás nuestra llegó un soldado rubio que estaba en la entrada de la puerta cuando llegué, nos miró y fue directo a pelear con el titán que se acercaba a nosotros.
Hannes se devolvió, tomó a Mikasa y a Eren en sus brazos corriendo.
—¡corre conmigo, Kate! –miré por última vez a la señora Carla y salí corriendo con Hannes a un lado.
Los ruidos a mi exterior se volvieron diminutos, solo podía escuchar las pisadas de nosotros corriendo, miré atrás y lo vi, el titán se estaba comiendo a la mamá de Eren.
Mi mente dejó de responder en un momento, solo mis piernas seguían corriendo y mi mano iba agarrada a la chaqueta del soldado. Todo lo que podía pensar era en mi padre, ¿dónde estará? ¿estará bien? ¿lo volveré a ver?
—Katerina, toma –miré el pan que estaba frente a mi, lo tomé y le agradecí– has estado muy distraída desde que bajamos del barco. Es verdad, no me di cuenta en que momento habíamos subido y llegado a la zona de refugio.
—¿...cómo quieres que esté... si vi cómo se comían a la madre de Eren..? –le miré con tristeza – además, no sé dónde está mi padre.
Armin se disculpó y fue a darle la comida a sus otros amigos, tomé mi cabeza entre mis manos y levanté la vista mirando a la gente que hacía la fila esperando su comida. Era demasiada gente y la comida muy escasa, no sobreviviremos a este paso.
—¿Katerina..? – me giré mirando al hombre con vendajes en su cabeza y brazo– de verdad eres tú.. –sonrió... pero con tristeza– ... de verdad lo siento mucho..
Se tiró a piso, todo su cuerpo pegado al suelo, ¿por qué se disculpaba? ¿me hizo algo? Me agaché a su altura para mirarle bien su rostro. Era el soldado que me había saludado en la entrada.
—¿eh? –con mi dedo toque su cabeza– ¿vio a mi padre? ¿Adler Grob? es alto, con ojos azules, usted lo conoce, ustedes son amigos, ¿verdad? –mi pecho se presionó, lo sabía, no quería aceptarlo– ¿¡donde está!? ¿esta aquí cierto? ¡papá! ¡Adler!
—¡tu padre está muerto! –mis lagrimas inundaron mis ojos, más no salieron pero mi cuerpo perdió el equilibrio cayendo al suelo– perdóname... me salvó de ser comido por un titán, él.. de verdad yo.. ¡perdón!
Me alejé de él y comencé a buscar a los chicos con la mirada, a lo lejos casi dentro pude ver a Mikasa dándole un pan a Eren, al pasar el umbral los tres me miraron y salté a abrazar a la chica.
—Kate..
—¡está muerto! –la abracé más fuerte, apretando sus ropas entre mis puños– ¡mi padre murió!
El silencio se hizo presente entre nosotros cuatros, solo podía escuchar mis propias llantos y sentir las suaves palmadas que daba mikasa en mi cabeza, detrás mío escuché el leve sollozo de Eren, este día era un total asco.
No podía devolverme a casa ahora, mi única puerta de salida era mi padre, nadie querrá salir con una chica pequeña fuera de las murallas, y ahora menos que hubo un ataque de parte de los titanes, tengo que volver a casa y ver a mi madre, sea como sea.
***
[Años más tarde]El sol quemaba la piel de mi cara y el poco viento no ayudaba a que la corriente caliente se moviera. Formada en una fila llena de otros aspirantes a soldados, me acomodé un poco mejor en mi lugar manteniendo mi vista pegada al frente. El instructor interrogaba a diestra y siniestra a reclutas con cara de ángeles, rostros que no han visto el dolor en carne y hueso.
—¡línea cuatro, media vuelta! –giré a la par de mis otros compañeros con mis manos atrás y mi mirada pegada en la persona que tenía enfrente– ¡¿quién eres y por qué estas acá?!
Las mismas preguntas a diferentes chicos en distintas líneas. La tropa número 104 a la que pude entrar con Eren, Mikasa y Armin. Después de todo lo que tuvimos que pasar cuando destruyeron shiganshina esto fue solo un pequeño peldaño para nosotros.
Nos ordenaron ir a comer a las pequeñas cabañas, menos una recluta que estuvo comiendo una papa antes, no puedo decir que sea desafiante, más bien es estupidez.
Estaba sentada con Eren a mi lado comiendo, la gente se juntó a nuestro al rededor en la mesa haciéndole preguntas sobre los titanes que atacaron su hogar, por debajo de la mesa toque su pie y lo miré.
—iré a otra mesa –él solo asintió mientras me dejaba ir, me senté al lado de un rubio algo musculoso que bebía de su agua– espero no te moleste mi presencia, fortachón.
—a-ah, ningún problema –le sonreí mientras comenzaba a comer ya en paz– ¿cual es tu nombre?
—me llamo Katerina –di un mordisco al pequeño pan– ¿el tuyo es..?
–soy Reiner, un gusto –miré su rostro, ojos azules, cejas pequeñas y pelo rubio. Un pequeño flash vino a mi mente por un segundo, dándome un dolor de cabeza– ¿estás bien?
—auch.. si, solo me recordaste a alguien –dije mientras tomaba mi cabeza– te veré luego, fortachón.
Me levanté de la sala y fui a la puerta a tomar algo de aire, a lo mejor solo me faltaba oxígeno en el cerebro. La campana sonó diciendo que finalizaba la hora de receso y había que volver a nuestras habitaciones.
Por detrás mío apareció Eren que siguió de largo camino a las cabañas, Mikasa pasó después haciéndome señas de que la siguiera para irnos con el castaño.
—¿tu primera pelea? que campeón que eres –golpeé su hombro en un leve empujón y miré a Mikasa– wow, tu pelo se ve muy lindo con ese largo, Ackerman.
—debería cortárselo, podría causarle problemas en los entrenamientos –habló Eren tomándole unos mechones de pelo.
—¿qué dices? ¿entonces me lo debería cortar también yo? creo que el tuyo también está algo largo, Eren –tomé unos mechones de al lado– debería cortarlo yo, ¿qué dices?
—lo cortaré –habló mikasa sin más– no hagas problemas, Kate.
La idiota de Mikasa siempre hace caso a todo lo que dice Eren, no importa si es lo más ridículo del mundo o lo más peligros, ella solo acata la orden como un esclavo.
—que idiota que eres, Mikasa –miré y tomé su largo pelo por última vez, ya tenía claro que mañana se lo cortaría al llegar a la cabaña.
***
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Guerrera | Shingeki No Kyojin.
FanfictionKaterina tenía solo una meta; y era volver a reencontrarse con su madre. Pero las nuevas amistades, los primeros sentimientos que florecieron y las traicionen llegan a obstaculizar su camino a su objetivo. Tendrá que decidir entre la curiosidad ini...