Acababan de dar las tres de la tarde. Mr Tall había dejado a los alumnos salir un cuarto de hora antes, lo cual ellos agradecieron y aceptaron con los brazos abiertos, pues el verano estaba a la vuelta de la esquina y el sol apretaba.
Apretaba tanto como los dientes de Raúl al ver a Javier. "Hijo de puta" se decía para sus adentros cuando Javier pasaba por su lado. Las miradas de Raul seguían al atractivo chico por todo el pasillo del instituto hasta que desaparecía entre la multitud de infelices estudiantes con sonrisas como máscara.
Raúl siempre ha sido una de esas personas que miran por encima del hombro y que dedica miradas frías, sin expresión alguna, por el simple hecho de que puede permitírselo, pues hijos, amigo de todo el insti, el mejor del equipo de natación del instituto. Y encima una pubertad que le pegó bien fuerte. De ser el que tenía menor estatura de toda la clase, se convirtió en ese que por poco tiene que agacharse para entrar por la puerta.