Parte 12: Vuelve a casa...

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Por algún motivo Katsuki no se sentía extraño al verse en aquel lugar que le traía tantos recuerdos.

Estaba frente a su antiguo instituto, admirando el edificio. No es que echase de menos esa época, todo lo contrario, su vida era mucho mejor ahora en todos los sentidos. 

Unas pisadas familiares lo sacaron de sus pensamientos. Al mirar a un lado en la calzada vio a alguien que hizo que su corazón botase dentro de su pecho.

El pequeño Izuku, de 14 años.

Se dirigía hacia la entrada del edificio canturreando alegre, con esa preciosa sonrisa en su cara. En eso no había cambiado en absoluto.

En ese momento el rubio sonrió enternecido. Realmente había cambiado mucho en los últimos años, y no sólo en su físico. Trató de saludarle de forma entusiasta, pero al verle pasar de largo sin reconocerle ni devolverle un breve saludo como haría con cualquier desconocido decidió simplemente seguirle en su trayectoria.

- ¡Buenos días, Kacchan!

Un malhumorado Katsuki de su misma edad, también con el uniforme del instituto le dirigía una mirada de asco.

- Muérete, Deku.

Katsuki torció el gesto con desagrado al ver las malas formas con las que éste había hablado al de pelo verde.

- ¡Eh! ¡Discúlpate ahora mismo, imbécil! - grito al rubio menor mientras éste se alejaba, pero no parecía poder oírle. Al verlo alejarse simplemente volvió su vista a Izuku - No le hagas caso...

Trató de acariciar su mejilla, pero por algún motivo no consiguió tocarlo. Aún así sonrió  de medio lado con ternura mirando su rostro. No parecía muy afectado, de hecho, pensándolo bien, esa era su forma habitual de saludarse en aquella época. En ese momento y viendo como su querido Izuku empezaba a caminar para adentrarse en el instituto decidió acompañarlo durante su día.

Era agradable mirarlo. Era muy menudo en su complexión, podría cubrirlo completamente con su cuerpo sin problemas. Estaba muy delgado, y eso sólo hacía destacar más sus ojos y su cabello revuelto. Lo veía coger sus libros y subir las escaleras.

Vio como su rostro se torcía ligeramente cuando recibía alguna burla de sus compañeros, y cómo rápidamente sustituía esa expresión por una sonrisa tímida. Eso hizo que su corazón se encogiese... Lo veía burlarse de si mismo para protegerse del acoso, rebajándose, haciéndose de menos cuando él lo era literalmente todo...

Afortunadamente parecía recomponerse rápido, y antes de darse cuenta lo vio sentado en su pupitre, justo al lado de la ventana. Se sentó a su lado para mirarle de cerca.

Pensó divertido en que era mejor que no pudiese verle, después de todo sólo vería a un chico mayor que él, mirándolo con atención a pocos centímetros de distancia, probablemente se asustaría, y con toda la razón.

Su piel parecía perfecta... Tan blanca, con esas motas recorriendo sus mejillas y atravesando su nariz. El viento mecía con suavidad su cabello, llenando la nariz de Katsuki de ese aroma tan familiar.

- Ojalá pudiese hablar contigo ahora mismo... - trató una vez más de tocarle, esta vez retirando un mechón para acomodarlo detrás de su oreja, pero una vez más vio como su mano lo atravesaba. Era frustrante, pero a la vez sentía agradecido por poder disfrutar de ese momento a pesar de todo. 

En un tiempo que al rubio le parecieron unos pocos minutos las clases acabaron. Veía entretenido como el menor guardaba sus libretas en la mochila, reconoció al instante esa enorme mochila amarilla, exageradamente grande, que abultaba sin duda más que él. Reconoció también una de esas libretas que tantas veces había visto en manos de Izuku, su libreta de datos sobre héroes.

BakuDeku / DekuBaku: Buen chico +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora