El Segundo Encuentro

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1356 A. De. C.

En un pueblo de una civilización maya, existía cierto poder riguroso, los hombres solo dormían con mujeres por placer, y por reproducción, nadie conocía lo que era "un beso", mucho menos algún sentimiento.

Cierto día un joven llamado Suré, el más pobre del pueblo, cumpliría la edad requerida para empezar los trabajos de campo, pero había algo diferente en él, se mantenía pensando en cosas extrañas,nunca estaba de acuerdo con las personas del pueblo, el se preguntaba a si mismo, ¿Porque estoy aquí? ¿Que estoy haciendo aquí? ¿Quien soy?

Los vecinos de todo el poblado, lo veían como alguien raro, muy raro. Sobretodo cuando el se quedaba observando todo a su alrededor y se quedaba torpemente desconectado.

Ese mismo día de su celebración de años, fue al lugar donde lo esperaba el líder del pueblo, que le asignaría su ocupación en el campo, pero ese día algo distinto ocurrió, no era el líder el que lo esperaba, el que lo esperaba era el mismísimo Rey, el Rey era el que mandaba a todos los lideres de los distintos pueblos que existían, casualmente tenía una hija, "la princesa Itzel".

En ese momento el se quedo paralizado al verla, era una mujer bella, muy bella. Ese día se le designo ser el lazarillo de la princesa, el se quedó atónito al saber su lugar de trabajo, pero aceptó.

Al conversar con la princesa Itzel, Suré sentía algo, algo diferente, no era un placer claro estaba, mas bien
¡no sentía!, se había dado cuenta que paso admirando la belleza de la princesa, y había perdido la noción del tiempo.

La princesa Itzel al ver el estado de aquel hombre se comenzó a asustar, jamás alguien se había pasado observando todo su ser por tanto tiempo. Y menos de la manera en la que aquel hombre lo hacia.

La mirada de Suré era fría, intimidante, pero a la vez encantadora, lo que hizo que la princesa Itzel se sonrojara por un momento. La princesa no sabia como disimular el estado en el que estaba, es mas, no sabia porque estaba así.

Suré al darse cuenta de lo que pasaba en ese momento le pregunto a la princesa -¿Le sucede algo señorita?-

A lo que la princesa le respondió: -¿Quien se cree que es? Para faltarme al respeto de esa manera-
Refiriéndose al porque no le había dicho "princesa".
Suré la miró y le respondió:
-Le pido que me perdone, no porque me confundí de esa manera-

La princesa a pesar de estar enojada, se dio cuenta que le habia respondido de esa manera porque sintió miedo de lo que estaba pasando, jamás se había sentido atraída por la mirada de un hombre, y mucho menos sonrojarse ante la presencia de uno.

Amor Sin Destino (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora