XLI. El otoño

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-Quiero que tengas cuidado esta noche, Dan, me preocupas -dijo Lou.

-¿Qué pueda pasarme? Estaré en un lugar seguro, los conductores son seguros -argumentó la omega acomodándose el vestido frente al espejo.

-Bueno, yo quiero decir que tengas cuidado con...

El teléfono de la omega sonó y ésta contestó interrumpiendo a Louis. Se tomó unos minutos.

-Era Bryan, ya le dije que no irás pero que si te arrepientes en 15 minutos vendrá el chófer -avisó-. ¿Me acompañas abajo? Muero de hambre.

Louis tomó a su bebé y salió de la habitación con Danielle. Llegaron hasta la cocina y la omega sacó una pasta fría que ella había preparado anteriormente, ambos comieron.

Tiempo después sonó el timbre, el chófer ya había llegado. Louis acompañó a Danielle hasta la puerta principal.

-Sólo ten cuidado, Bryan no es quien pensamos -advirtió Louis pero la omega estaba tan emocionada que no le prestó atención. Se subió al auto y se fue.

Llegó pronto a su destino, un salón de eventos muy elegante. Al bajar pasó por unas escaleras después un pasillo con alfombra roja y al final el evento. Estaba todo tan lindo, Louis se lo estaba perdiendo.

Al llegar vio a Bryan así que se acercó.

-Hola, Bryan -saludó ella con mucha emoción, pues, veía al hombre como un salvador.

-Hola, pequeña omega. ¿Y Louis?

-No quiso venir, tenía que cuidar a Freddie.

-Bien, dejame presentarte con alguien.

Danielle estaba tan contenta de estar ahí con todas esas personas tan elegantes, siendo el centro de atención por un momento. Después Bryan la llevó a un pasillo apartado.

Estando a solas pudo verla de esa manera tan asquerosamente sexual como sólo un enfermo como él podía.

-Te tengo un regalo -le dijo Bryan a Danielle.

-¿En serio? Muéstrame -pidió totalmente emocionada, como una niña.

-Cierra los ojos -pidió el alfa y la omega obedeció. Tocó su rostro ya con los ojos cerrados -. Bien cerrados.

La omega apretó los párpados. Bryan tomó su mano derecha y puso un móvil en ella.

-Ábrelos, pequeña.

Danielle abrió sus ojos y se sorprendió al ver su mano.

-¿Es mi...?

-Sí, lo olvidaste en el edificio hace poco y creí que tal vez te gustaría recuperarlo.

-Muchas gracias, Bryan -besó la mejilla del alfa.

-Por nada, pequeña, me alegra verte feliz. Ahora vamos para que te acomodes en una mesa, yo tengo que estar con otras personas pero en cuanto me desocupe estoy contigo.

-Bien.

Ambos salieron del pasillo, Danielle se dirigió a las mesas y se sentó una donde había una pareja de ancianos mientras Bryan se iba a sentar en otro lugar. La velada pasó.

Verónica estaba ya lista para dormir, estaba en su cama cuando sonó su celular.

-Hola, Travis, ¿me recuerdas? Soy Verónica.

-Sí, te recuerdo. ¿Qué pasa?

-Necesito que pongas atención a lo que te preguntaré, es importante que me lo digas ¿ok? No estás tan drogado.

-Tengo una entrevista de trabajo, estoy sobrio. Dime.

-¿Sabes por qué Louis se emborrachó el día de su último concierto?

-¿Cuando estuvo en la O2?

-Sí. ¿Qué pasó?

-Sinceramente, Bryan me ofreció un millón de libras si hacía que Louis bebiera y se drogara hasta el amanecer, acepté, necesitaba el dinero pero cuando íbamos en camino él me dijo que solo quería presentarse, tenía que ver a Harry y a su hijo, que no quería ir. Me sentí pésimo amigo al haber aceptado así que decidí quedarme con él en todo momento pero al llegar una enorme ola de gente me lo arrebató, me fui a la barra, me dieron un trago, lo bebí, busqué a Louis para asegurarme que estuviera bien. Me apoyé en su hombro y le dije "Vete ya de aquí" pero el vómito me gano, me tuve que ir, no supe más.

-Bien, ¿eso es todo?

-Sí, es todo.

-Gracias, Travis, sigue sobrio. Nos vemos.

Travis colgó.

-¿Quién era? -preguntó Gigi, la prometida de Verónica.

-Un amigo de Louis, todo está yendo mal para él y busco como ayudarle.

Los días pasaron, Harry y Camille fueron llevados al aeropuerto para que tomaran un avión a Roma y estar listos para el Festival.

Al llegar allá los recibió Alessandro y los llevó al hotel.

-Muy bien, les entrego una maleta pequeña para que pongan en ella las cosas que ocuparán en estos dos días que estaremos aquí, lo demás lo enviaré por paquetería a sus respectivos hogares.

-Bien.

Se les asignaron sus cuartos y se prepararon.

Harry ya estaba listo, solo esperaba a Alessandro, estaba divagando así que su mitad estaba perdida pero fija en una de sus mangas.

Alessandro entró sin previo aviso pero Harry no se había dado cuenta aún.

-¿Hay algo mal con esa manga, Styles? -preguntó Alessandro después de cerrar la puerta.

-¿Eh? -Harry se incorporó de golpe-. No, sólo prestaba atención a las costuras y esos detalles.

-OK, bueno, lo que venía a decirte -se sentó frente a él-. Gucci tenía una sorpresa que era tu colección pero no estuvo lista así que le pedí a mi equipo hicieran una pero no es tan genial como para decir que es una sorpresa y la sacaremos, sí, pero como cualquier otra, de manera que, tú sigas siendo la sorpresa.

-¿Yo?

-Sí, diremos que eres mi nuevo aprendiz y esperen cosas asombrosas pronto así que mantente en todo momento en las primeras filas.

-Ok.

-Bueno, vámonos, Camille ya nos está esperando.

Alessandro se levantó, después Harry, salieron de la habitación. Al llegar al pasillo se encontraron con Camille y Alessandro los escoltó hasta la calle donde ya los esperaba una pequeña limusina.

Llegaron al evento, Harry estaba inseguro pero al final todo salió de maravilla.













































Hola mis amores, ¿cómo están? ¡Feliz domingo!

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